ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Filosofia

anyela22825 de Febrero de 2014

12.043 Palabras (49 Páginas)220 Visitas

Página 1 de 49

 IDEALISMO

El idealismo es la teoría filosófica para la cual la realidad es una consecuencia de la actividad del sujeto. Hay que tener cuidado con esta definición pues nadie niega que existen ciertas realidades que son consecuencia de la actividad del sujeto: los objetos artificiales los ha creado el hombre gracias a la intervención de su cuerpo, el artesano crea físicamente un objeto a partir del movimiento de sus manos y de la planificación de su mente; por otro lado, los objetos de la fantasía también dependen de nosotros, en este caso no de nuestro cuerpo sino de nuestra mente. Cuando se indica que para el idealismo la realidad es consecuencia de la actividad del sujeto no se quiere decir nada de lo anterior. Esa actividad no es la de los órganos corporales del sujeto, y la realidad creada de este modo no es una mera fantasía como en el caso de los productos de la imaginación. El idealismo considera que en el acto de conocimiento el sujeto que conoce influye en la realidad conocida, que la mente está sometida a unos procesos o mecanismos que determinan y construyen la realidad del objeto conocido. Un ejemplo claro de idealismo es el de la filosofía kantiana: Kant creyó que la mente impone a la realidad conocida características que son consecuencia de la propia naturaleza de la mente (el tiempo y el espacio, por ejemplo).

El idealismo filosófico se contrapone al realismo filosófico. Podemos comprender qué es el idealismo si lo comparamos con el realismo, la posición filosófica opuesta:

1) para el realismo

• la realidad conocida existe aunque nosotros no la conozcamos;

• a la realidad conocida no le afecta para nada el hecho de que nosotros la conozcamos, su ser no queda modificado por el acto de conocimiento, por el hecho de haberla conocido o de estar ahora conociéndola;

en resumen, la cosa conocida es independiente del sujeto cognoscente;

2) sin embargo, para el idealismo

• la realidad conocida tiene existencia sólo en la medida en que nosotros la conocemos;

• a la realidad conocida le afecta o influye el hecho de ser conocida por nosotros, es como es porque nosotros la conocemos;

en resumen: la realidad conocida no es independiente del sujeto cognoscente.

 POSITIVISMO

El principio fundamental del positivismo está en afirmar que toda ciencia resulta de la coordinación de los fenómenos sujetos a nuestra experiencia, y que lo absoluto es inaccesible al espíritu humano.

De ese principio ha nacido el método positivista, que consiste en recurrir únicamente a la experiencia y a la inducción, dejando por tanto a un lado, como cosa baladí, los datos de la razón pura.

Derívese también de ese mismo principio el fenomenismo, según el cual nuestros conocimientos se limitan a los fenómenos sensibles y a los estados de conciencia, por ser ellos el único objeto de nuestra experiencia. De modo que los positivistas rechazan como no demostrada la existencia de las substancias y de las causas y juntamente todos los principios de la Metafísica. De esas negaciones, la que más graves consecuencias acarrea es la del principio de causalidad. (Se encontrará la refutación de la teoría positivista respecto a ese punto, en el artículo Asociacionismo, y en el que trata de Dios, §II, 1º Valor del principio de causalidad.)

El rechazar esos principios había de traer como consecuencia el escepticismo respecto a las verdades de la Religión natural, y en particular respecto a la existencia y atributos de Dios. (Véase el citado artículo acerca de Dios.)

Conducía también al sensualismo, que pretende explicar todos nuestros conocimientos y todas nuestras acciones por los solos datos de los sentidos. (Véanse los artículos Alma, Asociacionismo, Libre albedrío, Espiritualidad del alma.)

Conducía asimismo a la negación de la certeza (Véase el artículo Certeza), de la obligación moral (Véase el artículo Moral) y de todos los principios en que descansa el edificio social.

Conducía, por último, al determinismo y al evolucionismo más absoluto (Véanse los artículos Determinismo y Evolucionismo) en las Ciencias naturales, en la Psicología, y en la historia de los pueblos y sus religiones.

No es posible ni reportaría provecho referir aquí todas las formas que el positivismo ha revestido en sus numerosos partidarios. Los errores a que ha dado origen refutados se hallan en los citados artículos, o, mejor dicho, en los artículos todos de este DICCIONARIO.

Los principales representantes del positivismo han sido en Francia los señores Comte, Littré y Taine, los cuales, a la par que en principio hacían profesión de ignorar si existe o no lo absoluto, lo combatían de hecho en vez de mantenerse en la neutralidad de que alardeaba su sistema.

Los positivistas ingleses Stuart Mill y Herbert Spencer admiten expresamente la existencia de lo absoluto; pero opinan que de él solamente podemos conocer su existencia, por hallarse lo absoluto fuera de los límites de la experiencia y ser, por consiguiente, incognoscible. En conformidad a lo cual se ha dado a ese positivismo la denominación de agnosticismo. La refutación de este error especial se encontrará en el artículo Dios, §I y §II, tercer principio: Objeción.

EL PRAGMATISMO

Caracterización general

La doctrina filosófica del pragmatismo es como dice William James un nombre nuevo para viejos modos de pensar. Sólo que antes de James se usó fragmentariamente y a modo de preludio, y él sistematiza la doctrina y generaliza su misión.

El pragmatismo cree que el hombre es incapaz de captar la esencia íntima de las cosas, que la razón humana es incapaz de resolver los enigmas metafísicos y desvía entonces su atención a los resultados prácticos, vitales de las ideas y creencias. La actitud del pragmatismo es de desprenderse de las primeras cosas, causas, categorías, principios, substancias, y fijarse en los frutos, efectos, resultados prácticos de las ideas. El pragmatismo cree que el pensamiento no tiene por finalidad conocer las verdades metafísicas, sino orientarnos, ajustarnos prósperamente a la realidad. El pensamiento es como una función vital que tiene su papel en la conservación y preservación de la vida. Introduce un nuevo concepto de la verdad. Para el pragmatismo un pensamiento es verdadero cuando es útil y fomentador de la vida. Este pensamiento pragmatista se enmarca dentro de las filosofías de la vida para las cuales la vida humana es el valor cimero, siendo todos los otros valores medíos útiles para el fomento de la vida: la verdad es lo útil y conveniente al hombre; el conocer y el pensar son funciones al servicio de la conservación y promoción de la vida.

Hagamos una objeción inicial a los presupuestos y valoraciones últimas de estas doctrinas vitalistas y pragmáticas.

El fomento de la vida práctica biológica, no puede ser considerado como la finalidad del hombre. Ajustándonos a un riguroso positivismo, la vida humana se presenta como el fenómeno de que ciertas actividades inmanentes al organismo, trascienden de él. La vida decía Simmel consiste en ser más que vida; en ella lo inmanente es un trascender más allá de ella misma.

Ese conjunto de funciones vitales, cuyos productos tienen una consistencia trascendente a la vida, trans-vital, es lo que constituye la vida espiritual. La vida humana pues no es mera zoología o fisiología, sino que también es creación de algo trans-biológico un poema, un sacrificio, una filosofía. Es decir, que la vida no tiene un fin inmanente y encerrado en ella misma, no es el valor último al que todos los restantes están subordinados, sino que ella a su vez se convierte en instrumento de realización de los valores espirituales de la bondad, la verdad y la belleza, los que constituyen los fines trascendentes de la vida.

El pensamiento empezó siendo un dócil instrumento de la vida, para el servicio y fomento de ésta; pero el pensamiento ya ha llegado a su mayoría de edad y se puede emancipar de las necesidades prácticas que lo originaron. El hombre comenzó a pensar para poder comer y ha evolucionado hasta el grado en que ya hay hombres que comen solamente para poder pensar.

Está bien fomentar la vida, pero como medio de que brote en ella la flor del espíritu.

El Pragmatismo de William James

El dilema actual de la filosofía

Escribe W. James en su obra «Pragmatismo» que la historia de la filosofía, considerada en grandes líneas, no es sino el choque de los temperamentos humanos, es decir, de esos modos individuales de ver y sentir la vida. Cada filósofo interpretará a los hechos de acuerdo con su temperamento. Será su temperamento el que, más que sus premisas estrictamente racionales, alimentará su más íntima propensión.

Esta diferencia de temperamento se ha producido también en literatura, en arte, en política, en las costumbres y por supuesto, en la filosofía. En filosofía tenemos también un contraste entre el racionalista y el empirista: el primero ama a los principios eternos y abstractos, el segundo a los hechos en toda su ruda variedad. Caracteriza James del modo siguiente a estos dos tipos filosóficos: el racionalista (tender minded) es intelectualista, idealista, religioso, optimista, libre arbitrista, monista, dogmático; y el empirista (tough-minded) es sensacionista, materialista, irreligioso, pesimista, fatalista, pluralista, escéptico. (Como se ve este contraste repite el problema filosófico medieval de la pugna entre realistas y nominalistas). Sus mutuos juicios son al modo de las diferencias que se suscitan cuando un turista de Boston se mezcla con gente de una tribu

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (76 Kb)
Leer 48 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com