Filosofia

Si bien habla Agustin Rivero Franyutti de la importancia de las Humanidades en el ámbito de la Universidad y cuál ha sido su valor, en este texto nos hace referencia desde la época del Renacimiento, donde surge este movimiento llamado humanismo, y siguiendo su trayectoria dentro y fuera de la universidad. El autor hace énfasis al cómo y por qué este grupo de disciplinas ha llegado a una situación actual de peligro.

La palabra Humanismo comenzó a usarse entre los académicos alemanes del siglo XIX, donde la palabra Humanista designaba a profesores o estudiantes de la studia humanitatis, para diferenciarlo de un jurista, donde abarcaban disciplinas como gramática, retórica, poesía, historia y filosofía moral, todas basadas en la lectura de autores clásicos.

El estudio de estas disciplinas no era del todo nuevo, ya que desde las universidades medievales existían con el nombre de Artes Liberales.

La aceptación de los humanistas en las universidades italianas fue un proceso difícil y tardío, ya que tenían que competir con profesores de carreras ya existentes, como la teología, jurisprudencia, matemáticas, medicina y derecho. Pero a finales del siglo XV, las doctrinas humanistas empezaron a tener influencia en la universidad. La oposición principal entre los humanistas y los profesores universitarios era la manera de entender y transmitir las Artes Liberales.

Los humanistas italianos basaron su conocimiento a través de los textos logrando así transmitir la cultura de manera más fiel y eficiente, desarrollando el sentido de una identidad común entre los profesores.

Durante los siglos XV y XVI un grupo de humanistas se opusieron a la formación de la filosofía medieval porque consideraban que era inútil para la formación humana por ser solo teórica, creándose así la “revolución científica”.

Francis Bacon, uno de los pioneros y eminentes expositores en el desarrollo del método científico, hace un balance desalentador para las humanidades, que han dado más importancia al uso y la posesión del aprendizaje que a su desarrollo o avance, refiriendo que los humanistas han sido maestros y expositores más no investigadores.

Las universidades dejaron de responder a las necesidades de la sociedad, que demandaba algo más que una educación general en las humanidades orientadas a las clases más sobresalientes.

Pese a la oposición entre el humanismo y la ciencia, el interés desplazo de los problemas de la naturaleza a los de las cosas, donde surgieron preguntas sobre como los seres humanos conocen lo que conocen y por qué actúan como actúan tanto en el ámbito personal como social, planteamientos del filósofo alemán Immanuel Kant.

Durante el siglo XVIII las universidades inglesas habían llegado al fin de sus actividades como consecuencia de su decaimiento progresivo, donde fueron reemplazadas por las academias donde ofrecían cursos sobre las ciencias a medida que estas se iban desarrollando.

El siglo XIX fue testigo de las humanidades en la universidad y por otro lado del principio de su ocaso. Los conocimientos científicos y técnicos que se necesitaban para desempeñar los oficios surgidos durante la “revolución científica” llevaron a una renovación en las universidades Europeas. Las ciencias matemáticas y naturales se separaron de la rama de las viejas Artes Liberales construyéndose como facultades de estudio.

Las universidades Alemanas fueron introduciendo reformas que ayudaron al mejoramiento de la situación académica, capacitando a los profesores para que estos formaran mejor a los estudiantes, que luego ingresarían a la universidad donde dejó de llamarse facultad de artes por facultad de filosofía.

Un cambio fundamental para la historia de las humanidades fue la importancia del conocimiento humano. Si hasta el siglo XVIII se oponían las humanidades de las ciencias naturales,

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