Filosofia
CeciliaCortess13 de Mayo de 2014
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INTRODUCCIÓN Filosofía, término derivado del griego, que significa `amor por la sabiduría'. Esta definición clásica convierte a la filosofía en una tensión que nunca concluye, en una búsqueda sin término del verdadero conocimiento de la realidad.
La historia de la filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años, pero antes de ella existía una forma de pensar pre-filosófica: el pensamiento mítico, es decir las primeras explicaciones que el hombre dio de la realidad fueron de tipo religioso. Ante fenómenos como el rayo, el movimiento de los astros, la vida de los animales y las plantas o la muerte de los miembros de la propia tribu, el hombre primitivo carecía de explicaciones racionales. Y al no disponer de respuestas naturales para sus interrogantes, se refugio en respuestas que aludían a fuerzas o seres sobrenaturales: un Dios airado lanzaba sus rayos contra quienes le habían ofendido; el Sol, la Luna y otros astros eran los dioses que movían el firmamento. A raíz de estas primitivas respuestas religiosas fueron apareciendo otras, mas refinadas y complejas, que han llegado a nuestros días como doctrinas mas o menos fundamentadas en la filosofía griega. También en el II milenio antes de nuestra era, los hebreos crearon una religión que por primera vez en la historia incluía la idea de un Dios único, un Dios que se les había revelado a ellos como pueblo.
La fase del pensamiento científico constituye, sin duda, la etapa mas positiva de la historia de pensamiento. El científico es menos ambicioso que el filosofo: al científico no le preocupan los grandes problemas especulativos de los filósofos; solo se ocupan de los hechos de la experiencia. Pero el científico es mucho mas riguroso: explica esos hechos elaborando leyes científicas, es decir, leyes generales que determinan las relaciones existentes entre los hechos observados. Además, relacionando varias leyes entre si, pueden llegar a elaborar teorías científicas, mediante las cuales da explicaciones mas amplias y acertadas de la realidad.
La escuela Jonio-Milesia
Tales de Mileto (624-548 a, de C.)
La historia considera a Tales como uno de los siete sabios clásicos de Grecia. Se ganó la vida como comerciante, vendiendo aceitunas. Una anécdota de su vida nos narra que cuando iba por la calle mirando los astros se cayó en un pozo, lo que provocó las burlas de sus conciudadanos.
El primer filósofo de la historia fue. pues, ya ridiculizado por sus preocupaciones filosóficas, alejadas del sentido común de la vida cotidiana. Sin embargo, Tales no careció de sentido práctico: dirigió en Mileto una escuela de náutica, construyó un canal y tuvo veleidades políticas, entre las que se cuenta la elaboración de una constitución para la ciudad de Teos. Predijo un eclipse de sol que le dio fama de semidiós en un momento en que la ciencia estaba en embrión, y que permite saber exactamente que el filósofo vivía el día 28 de mayo del año 585 a. de C.. fecha en que se produjo el eclipse, según los astrónomos.
Los griegos distinguían dos tipos distintos de realidades: una natural, que se desarrollaba por sí misma (la physis o naturaleza) y otra artificial, producto de la actividad humana y que no tenia en sí misma poder de auto desarrollarse (la techné o técnica).
Se ha dicho ya que el problema presocrático fue averiguar cuál era el principio material último de la physis. Este principio material o argé sería la esencia misma de las cosas, aquello de que están hechas todas las cosas del mundo, su sustancia material (en griego, su ousia).
Tales creyó que el primer principio era el agua, y quizá llegó a esta conclusión al observar que todos los seres vivos precisan del elemento húmedo para seguir viviendo: las semillas precisan ser regadas para generar las plantas; los animales y el hombre precisan el agua para vivir o mueren de sed. Esta idea de Tales no era absolutamente original: los poetas Hornero y Hesíodo habían afirmado que el dios Océano (que puede interpretarse como e! elemento húmedo) era el padre de todas las cosas; también en la mitología oriental se habla a menudo de un caos acuoso como fundamento del que todo surge. Por otra parte, la importancia concedida al agua pudiera ser un reflejo inconsciente de la importancia sociológica del mar como elemento esencial de la vida de Mileto, ciudad que basaba su subsistencia material en la pesca y en el comercio marítimo.
El principal mérito filosófico de Tales fue el de acuñar el concepto de «principio originario del que proviene todo ser», aunque la palabra urge que expresa exactamente este concepto sea de época posterior.
Tales tenía una visión antropomórfica del mundo. Utilizó su conocimiento del hombre como punto de referencia para su conocimiento de lo real (proyección antropomórfica). Así, creyó que todo lo que se mueve tiene un alma, lo que le indujo a creer que el hierro tenía alma, puesto que era atraído por el imán. Esta doctrina se conoce con el nombre de hilozoísmo (de hyie, materia y zoé, vida); es decir, es aquella concepción que cree que toda la materia natural es, en cierto sentido, materia viva. También se la puede denominar animismo.
La escuela de Éfeso
Heráclito (536-470 a. de C.)
Nació en Éfeso (Jonia). Se saben muy pocas cosas de su vida. Parece ser que era de familia acomodada, incluso aristocrática. De carácter retraído, se retiró a vivir solo a las montañas, donde se dedicó a la meditación, alimentándose de hierbas.
Se le atribuye un libro, que lleva el mismo título que los de la mayoría de presocráticos (Sobre la naturaleza), escrito en un estilo premeditadamente enrevesado, de oráculo o adivino, hecho en forma de aforismos o refranes breves. La dificultad de la comprensión de esta obra le valió el sobrenombre de «el oscuro».
Heráclito consideraba la realidad como algo esencialmente móvil y fluyente, en devenir.
Expresó esta idea metafóricamente: «No podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque sus aguas fluyen constantemente y el río deja de ser el mismo que era antes». Todo pasa constantemente de un estado a su contrario, de la vida a la muerte, de lo seco a lo húmedo, etcétera. Todo cambia, pero no de forma anárquica, sino siguiendo un orden que impone la Ley (Logos). Para Heráclito, el origen de esta realidad en flujo continuo es el fuego. («Este cosmos no fue hecho por dioses o por hombres, sino que siempre fue, es y será, al modo de un fuego eternamente viviente, que se enciende y se apaga con medida».) De este fuego surgen los cuatro elementos básicos (aire, agua, fuego y tierra) que combinados constituyen todas las cosas del cosmos. La combinación de los cuatro elementos se produce mediante un enfrentamiento, una lucha. Así, para Heráclito, la lucha era una idea necesaria para la creación de la realidad. Esto le indujo a alabar el concepto de la guerra, y no sólo en un plano filosófico, sino también en un plano sociológico: en la sociedad, la guerra es buena porque decide qué hombres son los hombres superiores y qué hombres deben ser tratados como esclavos.
La escuela de Elea
Jenófanes (570-480 a. de C.)
Nació en Colofón (Jonia) y llevó una vida errante, de rapsoda y poeta, hasta establecerse en Elea, donde fundó una escuela filosófica. Era un hombre de mentalidad independiente; sus viajes le enseñaron a pensar por cuenta propia, con un sentido crítico y antidogmático.
Jenófanes fue el primer teólogo de la historia de la cultura, el primero que trató el problema de Dios. Criticó a los dioses de la mitología griega porque estaban cortados en patrón humano, pareciéndose demasiado a los hombres. Y, si bien no llegó a una concepción monoteísta (creencia en la existencia de un solo Dios), sí creyó en una especie de politeísmo jerarquizado (hay varios dioses, pero uno de ellos es superior a todos los demás). Jenófanes se rebeló contra la concepción de la cultura como un don de la divinidad y dijo: «Los hombres lo han conseguido todo mediante sus esfuerzos inquisidores». También se enfrentó con la escala de valores tradicionales que daban lugar preeminente a la fuerza; afirmó que la sabiduría es superior a la fuerza, la belleza y la destreza.
Parménides (540-470 a. de C.)
Era de la misma ciudad de Elea. Parece ser que fue discípulo de Jenófanes, pero como filósofo puede considerársele como muy superior. Se dedicó a cuestiones políticas, dando leyes civiles a su ciudad natal. Lo que se conserva de su obra se halla en un extenso poema titulado Sobre la Naturaleza.
La preocupación de Parménides no fue tan naturalista o física como la de sus predecesores. Con él, nace una nueva disciplina filosófica: la Metafísica, o ciencia que estudia el ser. El ser es la única cualidad que tienen en común todos los objetos del mundo; unos son blancos, otros negros; unos suaves, otros rugosos; unos circulares, otros rectos, pero todos los objetos son, todos poseen la cualidad de ser.
Las características especiales que según Parménides tiene e! ser (el ser es único, inmóvil, eterno, continuo etcétera) hacen que el concepto de ser se aproxime al concepto de Dios.
Zenón de Elea (siglo V a. de C.)
También era de Elea.
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