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Filosofia

alfregonza19 de Junio de 2013

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El Personalismo

El personalismo es una serie de posiciones que tratan de pensar la historia de una manera diferente a las tradiciones.

Ya sabemos que en ideologías como el fascismo, marxismo o el capitalismo, la historia se piensa desde ángulos distintos al hombre mismo.

Cuando se afirma la palabra personalismo designa una serie de posiciones que tratan de pensar la historia, se está diciendo también que no hay aquí un sistema cerrado, sino que, existe una apertura a la pluralidad, permite el movimiento dinámico de la reflexión.

El personalismo es una corriente filosófica que pone el énfasis en la persona. Considera al hombre como un ser subsistente y autónomo, esencialmente social y comunitario, un ser libre, trascendente y con un valor en sí mismo que le impide convertirse en un objeto como tal. Un ser moral, capaz de amar, de actuar en función de una actualización de sus potencias y finalmente de definirse a sí mismo considerando siempre la naturaleza que le determina.

Características

*El que éste no sea un sistema cerrado, sino abierto a la pluralidad, hace que no se deba hablar de personalismo sino de personalismos, ya que aquí caben todas las posiciones de quienes desean hacer una civilización donde prime la persona humana.

*La posibilidad de adaptarse a tiempos, lugares y personas. Esta adaptación hace que se responda siempre a las circunstancias cambiantes en el que el ser humano desarrolla su existencia.

*El personalismo es un movimiento que, tomando elementos de diversas corrientes, busca hacer de la persona el centro de la historia, busca recuperar la dignidad que la persona ha perdido dado el poder aplastante de estructuras e instituciones que, por no encarnarse, deshumanizan.

*Trata de recuperar al hombre ordinario para que éste tome conciencia, opte, trabaje y se responsabilice de su construcción.

Mundo Personalista

Mounier acepta inicialmente la metafísica del sercon poco entusiasmo y grandes reservas en el “Manifiesto al servicio del personalismo” (1936), para catorce años después decidirse abiertamente en “El personalismo” por la metafísica del devenir.

“Y en la metafísica del devenir la persona no puede ser ontológicamente incomunicable, entre otras razones, porque la persona no es un ‘ser’ sino un ‘hacerse’, en el tiempo y por el tiempo, con las cosas y personas que integran su mundo.”

Así es que estas dos metafísicas conducen a consecuencias distintas, no sólo teóricas y axiológicas, sino también prácticas. “No apremia del mismo modo el compromiso de la acción temporal a quien se considera un ser ya hecho, ontológicamente acabado y cerrado, que a quien se considera ‘in fieri’, haciéndose con los otros y proyectado existencialmente hacia ellos”. Del mismo modo, asegura Aróstegui, esas dos metafísicas conducen a un análisis valorativo distinto de la realidad social vigente y circundante.

Ser, concepto fundamental en metafísica, que se emplea con un sentido técnico y ha recibido multitud de acepciones a lo largo de la historia de la filosofía. Para Aristóteles, el ser es aquello más común y general que comparten todas las entidades y cuyos rasgos son universales. Según Aristóteles, el análisis de lo que sea el ser constituye la ocupación central de la filosofía. El objeto de la filosofía (y, en particular, de la metafísica) es, precisamente, analizar el ser. Debe distinguirse del carácter concreto que poseen las entidades, así como de la existencia, ya que el ser es más que la existencia. Parménides planteó que uno de los rasgos esenciales del ser es la identidad. Sin embargo, otros autores (como Hegel) han destacado el valor del cambio y del devenir como un componente esencial del ser. Sin embargo, la reciente crítica a la metafísica clásica hace del ser un concepto lingüístico o una idea de carácter regulativo que permite realizar ciertos análisis ontológicos, pero que no designa una realidad determinada.

Devenir

Término con el que se designa el proceso de ser, bajo el que se incluyen todos los tipos de cambio, (movimiento, alteración, generación, corrupción...) y que suele ir asociado a expresiones como “llegar a ser”.

En general, y a partir de la filosofía griega clásica, el hablar del ser como “devenir” marca la oposición a una concepción del ser como algo estático, y se suele considerar las posturas defendidas por Heráclito y Parménides como representativas de una y otra posición, respectivamente. Se ha entendido, pues, que el “devenir” se oponía al “ser”, en el sentido de que el proceso de ser, o de “llegar a ser” algo, se opone a la inmovilidad del ser

Antropología personalista

La persona no se puede conocer como conocemos lo objetivo, el mundo sensible. A la persona se la conoce en un acto de colación vivida; a través de las acciones mediante las cuales le conferimos poco a poco, en nosotros, una existencia por añadidura. Por eso, mientras yo no haya sufrido el pecado, no puedo plantearme el problema del mal. Así tenemos entonces, que a la persona la podemos conocer “en enigma y como en un espejo”.

El personalismo no empieza por definir a la persona; ya que lo que se define es un objeto. Y la persona no lo es. No es el objeto más maravilloso del mundo; es la única realidad que conocemos y que, al mismo tiempo, hacemos desde el interior. Así se tiene que lo que de la persona se revela es la experiencia de la vida; la vida personal.

Por eso, la persona no se puede definir rigurosamente, ya que no es una experiencia espiritual pura, separada del razonamiento y de los datos sensibles.

El hombre: Ser espiritual

Para Mounier la persona es un “(…) ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia en su ser; mantiene esta subsistencia mediante su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrollo, por añadidura a impulsos de actos creadores, la singularidad de su vocación”

El movimiento de la personalización caracteriza lo espiritual de la persona. El espíritu humano hace que el hombre se esfuerce por humanizar la humanidad. Cuando se va conquistando la existencia personal, la humanidad va siendo humanizada.

El hombre: Ser natural encarnado

El hombre ser natural; forma parte de la naturaleza por su cuerpo. Esto no constituye un mal intrínseco; no es una caída. Lo que si se debe tener en cuenta es que, como la naturaleza es el lugar de lo objetivo, por tanto de lo impersonal, ella es la fuente de alimentación. Pero como el hombre es un ser natural humano, tiende a capacidad de romper con ella.

El cuerpo es el mediador omnipresente de la vida del espíritu. La vida espiritual requiere de la medida corporal. El hombre personalista no es un ser dicotómico. Por eso el espiritualismo de espíritu impersonal; el racionalismo de la idea pura, no interesan al destino del hombre. “Son juegos inhumanos de pensadores inhumanos”. Desconocen la persona aunque la exalten..

Así entonces, la persona nunca es parte de…o medio para… la persona es un absoluto respecto de cualquier realidad material o social.

El hombre: Comunicación

Para Mounier la experiencia fundamental es la comunicación; nunca la separatidad, ni la originalidad ni la afirmación solitaria.

Mounier constata cómo la historia nuestra que el hombre ha dedicado más tiempo a la guerra que a la paz. La falta de comunicación es una búsqueda constante del ser humano.

La sola presencia del hombre es una barrera para la comunicación. El cuerpo, aún, estorba. Por eso hay quienes callan cuando sienten la presencia física de alguien. Además, la presencia del virtuoso pone una barrera frente al que no lo es o viceversa. El mundo crea algo para su superación: las máscaras. Estas son más que muros de contención que impiden el paso a la verdad.

La comunicación hace que la persona no sea simplemente la conciencia que se tiene de sí. Es algo más profundo, y para llegar a lo más profundo de la persona misma se requiere un gran esfuerzo de superación y desprendimiento de todo lo que sea máscaras. Así tenemos que la persona auténtica, que se comunica, no se encentra más que dándose.

El hombre: Individuo-persona

Individualidad es dispersión y persona es integración.

Para el personalismo, entonces, “individuo” y “persona” no pueden separarse. Mounier afirma que existe un proceso de personalización que es trascendente y supera a un proceso de individuación que es degradante. Pero el hombre está presente como individuo y como persona en cada una de sus acciones.

Los polos individuo-persona, están presentes siempre en la acción humana.

El individuo resulta del deseo de encontrarse. Al tratar de hacerlo se va a la superficie de la vida y allí se encuentran diferentes imágenes, actos e individuos. La individualidad se caracteriza por la dispersión y la avaricia. Si la persona es señorío y elección, generosidad, encontramos que individuo y persona se encuentran en polos opuestos.

El individualismo busca centrar al individuo sobre sí. El personalismo busca descentrarlo para establecerlo en las perspectivas abiertas de la persona.

Las actitudes de aislamiento y de defensa, propias de la falta de comunicación, hacen que el hombre se torne individualista.

Individuo-persona siempre van juntos, en continúa tensión; pero solamente la apertura a la universalidad personaliza.

El hombre: Vida privada

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