ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Filosofiq Del Hombre


Enviado por   •  30 de Marzo de 2014  •  1.628 Palabras (7 Páginas)  •  198 Visitas

Página 1 de 7

efPara el desarrollo de este inciso y los que siguen en este apartado, nos hemos basado en el libro de Becker (1993), a menos que se cite lo contrario, todo está sacado de una provechosa lectura de este autor. Veamos, en primera instancia, las distintas acepciones y planteamientos que existen en torno a lo que es el hombre.

Desde la época de los griegos ha habido esfuerzos por constituir una ciencia del hombre. Una ciencia que esté al servicio del hombre. Esta intención fue interrumpida durante la época medieval, en la cual la Providencia, o sea Dios, jugaba el papel que posibilitaba la explicación de los fenómenos que afectaban a los hombres (Becker, 1993). Creemos que este hecho traía consecuencias difíciles para los habitantes de aquella época en tanto la posibilidad de miedos, angustias, temores, prejuicios, etc., se presentaban con más facilidad.

En la Edad Media las sociedades se basaban en el poder, en los privilegios, en la tiranía, en la coerción, en paternalismo benévolo, con movimientos sociales que abortaron rápidamente. Paralelamente, había una noción psicológica de lo que era el Universo. En esta concepción, la Tierra ocupaba un lugar secundario, en tanto se encontraba apartada de Dios. En el mejor de los casos, la Tierra era un escalón que conducía a la salvación. En ese sentido, y sólo en ese, se puede comprender el castigo divino hacia Adán y Eva, quienes al cometer el pecado original, fueron encarnados y llevados a la Tierra para que en ella buscaran su salvación. Es por ello que los individuos de la época medieval se sentían angustiados y percibían un estado de decadencia y ruina en el mundo que llevaría a la destrucción del mismo.

Obsérvese aquí el lado trágico de la cuestión ya que el hombre no tenía capacidad de descanso en tanto vivía abrumado de ideas que conllevaban, en el mejor de los casos, castigo; y en el peor, la destrucción de la humanidad.

La concepción newtoniana del mundo ayuda a finiquitar este lapso de angustia. La mecanización de la naturaleza concebida por Newton hizo factible el soslayamiento de Dios como el orden primario y regulador del Universo, para dejar ese papel al hombre. A partir de este momento, y en el mejor de los escenarios, Dios continua dirigiendo el Universo pero de una manera regular y legal, y no cataclísmica y de manera airada e iracunda.

Descartes continuó con esta línea al afirmar que el hombre se diferenciaba de los animales por tener la capacidad de razón y ésta era su orgullo y representaba su libertad. Sin embargo, la influencia newtoniana era eminentemente intelectual. A diferencia de las concepciones medievales que contaban con un apoyo institucional social amplio, el nuevo racionalismo de la Ilustración se construyó sobre una sociedad en decadencia, con disturbios sociales y cambios institucionales (Becker, 1993). Aquí hay que destacar la influencia del aspecto social en la conducta de los individuos. Aunado a ello hay que anotar que, aunque el factor religioso era fuerte, y se imponía en la conciencia de las personas, éstas de cualquier manera se levantaban y luchaban por lo que creían justo. La búsqueda del hombre en ese entonces, como ahora, consistía en el afán de orden, armonía social y felicidad. Esta búsqueda sólo sirvió a los intelectuales y no a la sociedad.

Un elemento subjetivo de cardinal importancia es el orgullo y las preguntas que aquí se hacían eran las siguientes: ¿de qué debe sentirse orgullosa una persona? ¿de los descubrimientos que introducen plagas? ¿de las epidemias y hambrunas que se generan con dichos descubrimientos? Si pensamos en el orgullo del caballero medieval nos puede sonar ridículo aunque socialmente jugaba un papel. En la actualidad, el orgullo tiene una nueva mística que ha hecho posible la actuación del hombre con dignidad en lides más complejas y esenciales que las que se jugaban en el medioevo.

Hacia una visión unitaria de la ciencia del hombre

El problema de la ciencia del hombre sigue siendo el de una visión unitaria que reconcilie la ciencia con los grandes designios de la vida humana. Descartes fue uno de los primeros que ofrecieron un sistema unitario, lo mismo que Leibniz. En sus obras los conceptos de sistema, unidad, interrelación, eran motivo de preocupación.

Saint-Pierre puede ser considerado como el iniciador de la ciencia del hombre en tanto su pretensión fue la de lograr el bienestar humano a través de la participación activa del mismo. Esta participación se lleva a cabo por medio de la protesta social en contra de una ciencia divorciada de los asuntos humanos, es decir, de las ciencias naturales o físicas; Diderot hacía un planteamiento similar. Saint-Pierre fue de los primeros en sostener que el hombre debía planear concientemente un futuro mejor; abogó para que se fundara una academia política y una academia ética para que influyeran en ambos niveles; criticó la evaluación excesiva de las ciencias físicas; también sancionó el utilitarismo de las ciencias matemáticas y físicas por estar apartadas de la vida de los hombres.

La Enciclopedia también protestó contra la ciencia newtoniana y planteó la necesidad de que el hombre fuera el centro desde el cual debían radiar todas las ciencias. Para los enciclopedistas el newtonismo deformó la sensibilidad estética de la época. Diderot, por su parte, sostenía que la ciencia debía centrarse en el hombre y las diferentes ciencias debían considerarse en relación con él y con sus necesidades.

Esta concentración de las ciencias en el hombre fue una revolución más importante que la del Renacimiento. De esta manera se volvió, aunque en sentido diferente, a una verdadera exaltación de tipo ateniense del hombre.

Para Kant el problema era básicamente de orden moral; lo mismo que para Rousseau el cual creyó en la razón. Éste señala que la ciencia es frívola en tanto no se encuentra en manos de personas talentosas y responsables, al servicio del pueblo. Para Rousseau la ciencia sólo tenía sentido si estaba al servicio de la virtud y de la moral; el conocimiento debería apoyar al orden social. Tanto para Rousseau, Leibniz y Kant el problema de la ciencia estribaba en que ésta se encontraba divorciada de la vida, del acontecer cotidiano del ser humano.

Después de la época medieval, el mundo se planteó la contradicción persistente entre el bien y el mal. ¿Cómo era posible que si la naturaleza era bella existieran problemas, hubiera maldades? Esto llevó a buscar leyes naturales que el hombre debía obedecer, muchas de ellas se pensaba eran dones de Dios para el hombre. Sin embargo, el hombre seguía buscando tener un mundo centrado en el hombre y no en Dios, cuestión que posibilitaría librarse de los caprichos de la naturaleza.

Los párrafos anteriores nos plantean la búsqueda de nuevos significados en la naturaleza. Al relacionar a ésta con el hombre se planteó si éste tenía una naturaleza interna depravada; Locke preguntaba si Dios permitía esta situación, y Pascal agregaba de por qué no todo era natural, incluyendo las costumbres. Aquí surge un problema psicológico de gran envergadura: si las costumbres son malas, quién tiene la culpa: ¿éstas, o es culpa del hombre que se encuentra desarmonizado?

Pope planteó que el hombre podría intervenir entre las costumbres y la moral y decidió que no había mal en el mundo que el hombre pudiera o debiera modificar. La frase “lo que es, es bueno” refleja una angustia profunda por la moral. Y deja entrever la manera en que estas eran preocupaciones legítimas de los seres humanos.

La Ilustración fue una época dedicada a la simplificación y estandarización del pensamiento y de la vida, como señala Lovejoy. La complacencia y la confianza del racionalismo de la Ilustración llevó a dar un sentido pasivo a la investigación de la naturaleza mediante el sencillo desarrollo de la razón.

Rousseau y Hume no aceptaron la moda intelectual reinante desde el siglo XVI y prevaleciente durante el siglo XVIII. El primero criticó la pasividad, en tanto que Hume mostró que realmente no puede saberse lo que sucede en la naturaleza. Al mismo tiempo, Hume precisó que nuestras percepciones y sentimientos son subjetivos y acríticos, separados de lo que sucede en el mundo externo; destruyó la ingenua confianza racionalista en la investigación de la naturaleza para buscar preceptos morales (Becker, 1993).

La moral y algunos indicios psicológicos

Hume, ante el pragmatismo moral que se venía imponiendo en su época, adopta la tesis siguiente: “cualquier cosa que es, es buena”, es decir, “lo que es, es relativamente bueno porque es relativamente útil”. Este autor se planteó la posibilidad de estudiar las pasiones como cualquier fenómeno natural. Aquí nos vamos acercando a la fusión entre lo humano y lo psicológico.

Diderot colocaba al hombre en el centro del mundo físico y veía que la ciencia mecanicista no podía permitir la supremacía del hombre moral y libre; degradó a la matemática acusándola de falsificar la naturaleza y de privar a los cuerpos de su existencia cualitativa; la ciencia, debía tener un objetivo triple: la existencia, las cualidades y la utilidad, y no únicamente el aspecto mecanicista-cuantitativo. Hume, Diderot y Dewey se planteaban el problema de cómo ser un pragmático total y permitir algún tipo de vida social ordenada. Dewey habló una dicotomía entre el conocer y el hacer. Estas dos nociones, conocer y hacer, juegan un papel trascendental en la psicología hoy día.

Vico, autoconsiderado como el Galileo-Newton de las ciencias humanas, planteó que el mundo social es obra del hombre y que el estrato más antiguo de la cultura humana es el de los mitos y la poesía; para Vico el corazón del cambio humano está en la naturaleza culturalmente creada de las instituciones humanas; antes que Comte ofreció una teoría acerca del progreso de la razón; anticipándose a Diderot advirtió que las ciencias debían centrarse en el hombre, especialmente en la mente humana como creación de la historia. Vico apuntaba con buen tino elementos

...

Descargar como  txt (10 Kb)  
Leer 6 páginas más »
txt