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Filosofía, ¿Eso Qué? Por: Guillermo Suá Carrasco Cosío


Enviado por   •  15 de Junio de 2014  •  1.730 Palabras (7 Páginas)  •  248 Visitas

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Introducción:

¿Para qué estudio? ¿Cuál es mi propósito en la vida? ¿Qué es la vida? ¿Existe vida después de la muerte? Estas son algunas preguntas que probablemente nos hemos hecho y es ahí en donde la filosofía entra en acción.

La filosofía (amor a la sabiduría) brota de nosotros de manera natural para dar respuesta a esas incógnitas que tanto nos agobian. Es muy común que preguntas como ¿Qué es la vida? Den vueltas por nuestra cabeza y siempre lleguemos a la conclusión de que esas preguntas no tienen respuestas, pero ¿Por qué? A muchos les gusta afirmar que la filosofía “no sirve para nada”, ¿En realidad es así?, ¿Cuál es el objetivo de la filosofía?

Desarrollo:

La filosofía tiene como función principal acercar al hombre al conocimiento en general, esto quiere decir que abarca todo lo conocido. La filosofía no pretende enseñar a hacer televisores, pero si puede decir el por qué es bueno fabricar buenos televisores. Sin filosofía no se podría conocer el fin último de esos televisores ya que ese fin último no es algo que se pueda “ver” o “escuchar”.

La filosofía reconoce lo que más importa en el ser humano: la dimensión espiritual, es decir, la parte intelectual. Cabe recalcar que la filosofía es lo más vital que existe. El ser humano vive con la filosofía y al mismo tiempo con dignidad y por tanto, es necesario saber por qué vivir y como conviene vivir. Para saber lo que son las cosas y cuál es el sentido de su existencia es preciso enfocarlas desde una perspectiva que pueda alcanzar su propio ser y esencia. Entonces una vez considerados todos los fenómenos (aspectos a nuestro alcance), podremos aproximarnos al conocimiento de su naturaleza, es decir, de su esencia (esencia de la vida).

¿Qué hace una persona como yo en un lugar como este?... ¿Podrías responder satisfactoriamente a una pregunta como esa, por más que sepas mucha matemática, biología, astronomía, medicina, etc…? Si no puedes, no te conoces, no sabes lo que haces y para qué lo haces. Necesitas saber, no sólo para saber, sino para saber para qué sirve el saber. ¿Qué hago, qué voy a hacer conmigo mismo, con lo que sé y lo que puedo hacer? Sólo el pensamiento filosófico puede responder a la pregunta por el sentido del vivir.

La función de la filosofía es pensar. Pero, no nos engañemos. El pensar tiene unas características que lo hacen poco fiable. Dedicarse a pensar tiene toda la apariencia de ser una tarea inútil. Porque no está nada claro que pensar sobre las cuestiones más difíciles conduzca al saber, sea útil para la vida, resuelva los enigmas del mundo ni de fuerzas para la acción. De esta forma tan poco

alentadora, por lo menos, resumía Heidegger las características del pensamiento en su conocido ¿Qué significa pensar? La respuesta a la pregunta –dice Heidegger- se resume en cuatro frases:

1. El pensar no conduce a ningún saber, a diferencia de las ciencias. 2. El pensar no trae una sabiduría útil para la vida 3. El pensar no resuelve ningún enigma del mundo. 4. El pensar no confiere inmediatamente ninguna fuerza para la acción.

No podemos pedirle mucho al pensar, efectivamente. Por lo menos, no podemos pedirle resultados verificables, que es lo que puede dar la ciencia empírica. El pensar filosófico es omniabarcante, pero modesto. Suele llevar a callejones sin salida. De ahí la indiferencia o el desprecio que merece la dedicación a la actividad de pensar en una época donde lo que se valora, por encima de todo, es la productividad, la eficacia y la rentabilidad económica.

En filosofía se hace mucho caso de los datos que aportan las ciencias empíricas. Pero en todos ellos nos preguntamos: ¿qué es esto?, ¿cuál es su causa primera?, ¿cuál es el sentido de su existencia?

La verdad del vivir, esto es, en síntesis, lo que ha interesado e interesa al filósofo; y es, en definitiva, lo que interesa a todo hombre que utilice con lógica el entendimiento.

La verdad: ¿qué es la verdad?, ¿es posible conocer alguna verdad?, ¿qué verdades es posible conocer? Son cuestiones filosóficas. Se comprende pues que la filosofía sea el quehacer intelectual más importante para el vivir conforme a la categoría y dignidad del ser humano.

La práctica filosófica bien entendida arroja valiosos frutos, como la alegría o el gozo de ser, pero lo que la mueve, su impulso, es sencillamente la sed de verdad (por muy problemático que sea utilizar este concepto en el seno de nuestra disciplina, no renuncio a él) y no el deseo de seguridad o bienestar psicológico. Es quizá ésta una de las diferencias de fondo entre la filosofía y a la autoayuda. Esta última, por lo general, suele convertir al lector en el receptor pasivo de un producto masticado. La filosofía, por el contrario, trata precisamente de facilitar el proceso de alimentarse y “digerir” por uno mismo, de recuperar la confianza en el ejercicio del propio pensamiento. Es por ello que la aproximación a las ideas y textos de filósofos nunca debe hacerse desde la memorización mecánica y acrítica sino desde la re-apropiación y la re-creación experimental.

Una filosofía que no sirve para resolver los problemas de la vida cotidiana, para curar las heridas del alma, no interesa. Decir cosas que importan en función de los intereses humanos.

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