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Filosofía Presocrática.


Enviado por   •  24 de Abril de 2013  •  5.998 Palabras (24 Páginas)  •  495 Visitas

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1.- Filosofía Presocrática.

En el capitulo anterior estudiamos parte de los filósofos presocráticos, hoy vamos a ver las primeras escuelas del pensamiento presocrático iniciamos con la escuela cínica.

a.- Escuela Cínica

Fundada en Antigua Grecia durante la segunda mitad del siglo IV a. C. El griego Antístenes fue su fundador y Diógenes de Sinope uno de sus filósofos más reconocidos y representativos de su época. Reinterpretaron la doctrina socrática considerando que la civilización y su forma de vida era un mal y que la felicidad venía dada siguiendo una vida simple y acorde con la naturaleza.

El hombre llevaba en sí mismo ya los elementos para ser feliz y conquistar su autonomía era de hecho el verdadero bien. De ahí el desprecio a las riquezas y a cualquier forma de preocupación material. El hombre con menos necesidades era el más libre y el más feliz.

Figuran en esta escuela, además de los ya citados, Crates de Tebas, discípulo de Diógenes, su esposa Hiparquía, y Menipo de Gadara.

Los cínicos fueron famosos por sus excentricidades, de las cuales cuenta muchas Diógenes Laercio, y por la composición de numerosas sátiras o diatribas contra la corrupción de las costumbres y los vicios de la sociedad griega de su tiempo, practicando una actitud muchas veces irreverente, la llamada anaideia. Ciertos aspectos de la moral cínica influyeron en el estoicismo, pero, si bien la actitud de los cínicos es crítica respecto a los males de la sociedad, la de los estoicos es de acción mediante la virtud.

Antístenes, que le puso el nombre de cínicos, por el lugar donde solía enseñar, que era un gimnasio llamado Cinosarges, lo que traducido, vendría a ser perro blanco o perro veloz. Después, por el comportamiento de Antístenes y Diógenes les apodaron cínicos, ya que sus comportamientos se asemejaban al de los perros. Aunque al principio esta escuela fue llamada “escuela socrática menor”. La actitud cínica fue iniciada en Occidente por Diógenes de Sinope en el siglo IV a.C.

Antístenes (444 a. C. - 365 a. C.) fue un filósofo griego, el fundador de la escuela cínica. Nacido en Atenas Se estima que gozó de buena posición económica durante su juventud, y estudió retórica bajo Gorgias, Hipias de Élide y Pródico de Ceos.

Desencantado de la filosofía existente, perdió la fe en ella. Su entusiasmo por la disciplina socrática lo llevó a fundar una escuela en el santuario y gimnasio de. Sus discípulos se contaban sobre todo entre las clases populares, debido a la simplicidad que predicaba. Su vestimenta —capa y báculo— se convirtió en el uniforme de la escuela.

La doctrina de Antístenes es fragmentaria, aunque se sabe que escribió extensamente. Se sabe que, como los eleáticos, negaba la realidad de las cualidades, puesto que implicarían que un determinado ser es y no es lo mismo al mismo tiempo. De Antístenes es la primera definición conservada del enunciado como "aquello que dice lo que algo es o era" (Diógenes Laercio VI, 3). A su vez, mediante el Crátilo de Platón, se puede apreciar otra enseñanza de él, según la cual "el que conoce el nombre, conoce la cosa". Escribió poco sobre ética, prefiriendo predicar el ascetismo y la simplicidad con el ejemplo. Defendió una teología negativa, afirmando que el dios no es como las cosas, y nada de lo que pueda decirse de ellas puede afirmarse de él. Aristóteles y Platón muestran poco aprecio por su filosofía, afirmando que era incapaz de comprender las sutilezas de la dialéctica.

El cinismo moderno

El uso moderno sugiere la definición de cinismo como la de una disposición a no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones y acciones, así como una tendencia a expresar esta actitud mediante la burla y el sarcasmo.

Casi 2000 años después de que ciertos filósofos griegos hubieran abrazado el cinismo clásico, en el siglo XVII y XVIII escritores como Shakespeare, Swift, Voltaire y, siguiendo las tradiciones de Geoffrey Chaucer y François Rabelais, utilizan la ironía, el sarcasmo y la sátira para ridiculizar la conducta humana y reactivar el cinismo. En el aspecto literario, figuras del siglo XIX y XX como Oscar Wilde, Mark Twain, Dorothy Parker, HL Mencken, utilizaron el cinismo como forma de comunicar sus opiniones bajo algunas manifestaciones de la naturaleza humana.

Anécdotas de cínicos

• Diógenes de Sinope

o caminaba descalzo durante todas las estaciones del año, dormía en los pórticos de los templos envueltos únicamente en su capa y tenía por vivienda una tinaja. Un día vio como un niño bebía agua con las manos en una fuente: “Este muchacho, dijo, me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas

o Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer, y él contestó: “mandar, comprueba si alguien quiere comprar un amo”.

o Cuando le invitaron a una lujosa mansión le advirtieron de no escupir al suelo, acto seguido escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.

o En un banquete, algunos, para reírse de él le arrojaron unos huesos, como a un perro. Él, acto seguido, les orinó encima, como un perro.

o Profesaba un desprecio tan grande por la humanidad, que en una ocasión apareció en pleno día por las calles de Atenas, con una lámpara en la mano diciendo: “Busco un hombre”. Diógenes iba apartando a los hombres que se cruzaban en su camino diciendo que solo tropezaba con escombros, pretendía encontrar al menos un hombre honesto sobre la faz de la tierra.

o En mitad de un banquete, algunos invitados comenzaron a arrojarle huesos como si se tratara de un perro. Diógenes se les plantó enfrente y comenzó a orinarles encima, tal como hubiera hecho un perro

o Se dice que una mañana, mientras Diógenes se hallaba absorto en sus pensamientos, Alejandro Magno interesado en conocer al famoso filósofo, se le acercó y le preguntó si podía hacer algo por él. Diógenes le respondió: “Sí, tan solo que te apartes porque me tapas el sol.” Los cortesanos y acompañantes se burlaron del filósofo, diciéndole que estaba ante el rey. Diógenes no dijo nada, y los cortesanos seguían riendo. Alejandro cortó sus risas diciendo: “De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes

Antístenes

o Una vez le preguntaron qué había aprendido de la filosofía; respondió: “A ser capaz de hablar

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