Fuché, Ensayo

José Fouché, a pesar de ser uno de los hombres más poderosos de su época, (y también considerado de todos los tiempos), no gozaba de la aceptación de todos, no es el típico hombre que todo el mundo quisiera aprender de él o quisiera escribir sus hazañas, sino más bien se tenía a Fouché como la persona que nadie debería de estudiar de él, como una persona realmente vil, sin valores; una persona que no sabe el significado de lealtad y que no sabe brindar la confianza a otras personas, pero se dejó de lado su gran falta de carácter que lo llevó a ser una persona multimillonaria, de grandes puestos políticos y militares. Una persona de cerebro envidiado por muchos, un semblante frío, no mostraba actitudes ni enojo, su sonrisa era un simple y delicado movimiento de labios. Primer y único ministro de Napoleón Bonaparte, quien el mismo describe que la causaba miedo a él mismo la audacia e inteligencia que poseía José Fouché.

Fue un hombre calculador, estudiado a todos los hombres, (ni sus colegas ni las personas cercanas a él tenían idea de su gran inteligencia); de inteligencia sobre todo en aspecto de gobierno acertando a los movimientos que harían ante cada situación, incluso se decía que Fouché había traído más poder sobre los hombres que el mismo Napoleón.

Con una postura que no cualquiera le gusta tomar pero es parte de su estrategia, nunca mostrarse cara a cara ante nadie, pareciendo que es el segundo al mando cuando en realidad es el que mueve las cosas, ocultando su cara, el que va al mando cae y el sigue avanzando, como el segundo pero dando las órdenes y liderando como el primero, así se lo propuso Fouché y así le funcionó.

Es sorprendente, como el autor describe al personaje con tanta exactitud y no solo a Fouché, sino también a cada uno de los personajes que participan en la vida de éste.

Comenzando la lectura surge mi gran duda, de si realmente pudo existir una persona con las características que se mencionan de José Fouché, me parece tan increíble que a pesar de la forma en que lo trataron tenía una disciplina muy característica, la cual le permitía controlar cada una de las verdaderas emociones que tenía y fue una persona que jamás demostró su verdadera forma de ser.

Era una persona que no se comprometía con nadie ni con nada, ni con Dios se compromete a ser fiel, que no tenía bajas pasiones, no era arrastrado hacia las mujeres, ni al juego, no bebía, no movía sus músculos, sólo vivía en su estudio y jamás se le veía enojado, por que contenía su enojo ante los demás y tampoco llegaba a revelar sus pensamientos con ningún gesto.

A pesar de todos los eventos ocurridos en la vida de Fouché, él siempre encontraba la manera de salir victorioso de una forma muy astuta, sabía que siempre debía estar de lado de la mayoría, siempre encontró la estrategia adecuada para sobrevivir a la lucha. Uno de los grandes secretos de la fuerza que Fouché poseía fue: “que aunque se anhele poder, la mayor cantidad posible de poder, se conforma con la conciencia de su posición; no necesita sus emblemas ni su investidura”.

Una de de las tantas características muy singulares de José Fouché, es que tenía amor propio, pero no deseaba gloria, era ambicioso pero sin vanidad.

El único vicio que arruino a Fouché, fue el vicio por el poder, si él hubiese tenido presente que para todo hay un límite y que si este límite se viola la única consecuencia es el fin del poder que se había alcanzado, no hubiera terminado con lo que ya había logrado obtener.

Es asombroso como un hombre tan frío pero tan calculador, tenía una forma única de causar terror: sólo con palabras y órdenes e intimidaciones; ésta fue la única estrategia que utilizó en Lyon, para la destrucción de la segunda capital de Francia, y cabe mencionar la forma en la que supo manejar todas las ejecuciones, sobre su conciencia no recae una sola ejecución, sino que él jamás pidió ejecuciones por el simple hecho de placer de asesinar, el siempre respetó la vida de los demás mientras que su vida no corra ninguna clase de peligro. La gran justificación que dio para la acusación sobre sus ejecuciones, fue la falta más noble que conoce la humanidad el hecho de la piedad excesiva. Es evidente la forma en que llegó a traicionar a todo lo que pudo, la monarquía, a la república, al comunismo y a sus propios amigos, (lo único que jamás llegó a traicionar fueron sus ideas). Podría decir que la justificación a las traiciones que realizó, fue el hecho de su único temor que siempre invadió al personaje, que fue el de no estar de lado de la mayoría.

Una

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