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GÉNESIS Y SIGNIFICADO DE LA PALABRA DIOS

genesistae1Apuntes21 de Enero de 2017

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GÉNESIS Y SIGNIFICADO DE LA PALABRA DIOS

Centurias de un esquema de pensamiento, que elimina la duda y venera la fe, han logrado que evitemos cuestionar asuntos de vital importancia. Esa misma estructura, nos hace pensar o mejor dicho piensa por nosotros; sobre la importancia de las verdades reveladas. Entre ellas, que cada religión responde a un sistema diferente, y los dioses por lo general no tienen que ver entre sí, convirtiéndose a menudo en enemigos.

Pensemos por ejemplo en la palabra Dios, inmediatamente la relacionaremos con el Dios cristiano, el Dios encarnado que extraordinariamente se manifestó –así lo creen los devotos, como el único y verdadero Dios; relegando a los otros dioses a meras manifestaciones fraudulentas. Sin embargo, hasta los dioses tienen un ayer y una sinopsis que bien vale la pena verificar.

Hay un solo Dios, único y personal, proclaman los creyentes. Desde aquí discrepamos modestamente, pueda que exista un solo Dios, pero su nombre involucra a muchos.

El vocablo Dios, tiene una larga crónica en las lenguas occidentales. Es poco conocido que proviene, entre otras raíces de la palabra griega Zeus, cuyo genitivo es justamente Dios. Pero podemos internarnos más atrás, a la génesis misma que los especialistas llaman lenguas protoindoeuropeas, es decir la prístina lengua de occidente. Precisamente allí, existía un poderoso y omnipotente dios llamado Diaus Pitar, “el padre de los cielos”. De él precisamente deriva el Zeus griego, y más íntimamente el Júpiter romano, que en latín se escribe Lu pitar, o en latín antiguo, lovis pater, que quiere decir: El padre del cielo.

Incluso los bárbaros del norte se valieron de la raíz de la palabra DIOS, para nombrar a sus regentes celestiales, por ejemplo el eslavo Div, o el escandinavo Ziu. Hasta la india más antigua tuvo su nexo con el Dios único, Diaúsh Pitá, mencionado repetidamente en el Rig Veda, siempre con el mismo énfasis que le atribuye la paternidad de la bóveda celeste.

Seamos más directos, examinemos el epíteto “Dios Padre” que abre innumerables oraciones cristianas. Pues bien, si nos diéramos a la tarea de traducirlo literalmente a casi cualquier lengua antigua de occidente, tendríamos que valernos consecuentemente de las palabras “Dis Páter”, un epíteto de Zeus, Diaúsh Pitá, en sanscrito, Lovis Páter o Júpiter en latín; y Diaus pitar en la lengua de los vedas. Es decir, este “Dios Padre” que parce ser propiedad exclusiva de católicos y protestantes, no lo es en absoluto. Por el contrario se haya presente en la fe desde tiempos inmemoriales, incluso milenios antes que alguna pagina del antiguo testamento o Tanaj se hubiera escrito.

Definitivamente la palabra dios, significa cielo; el cielo diurno, el brillante azul que ciega a los intrépidos que alzan su mirada, para inspeccionar el infinito. Tal vez por eso en todas las religiones resulta imposible contemplar a Dios en toda su magnificencia. La raíz indoeuropea de donde proviene la palabra dios, es dye, que literalmente se traduce cielo, y hace también referencia a la palabra día, pues este término se relaciona íntimamente con la palabra dios, tanto así que el acusativo de Zeus es día, así como en la perdida lengua indoeuropea dei significa día, en cuanto atributo de dios, es decir del cielo. En este contexto no resulta extraño que el nuevo testamento afirme: Dios es luz.

Cuando tratamos un tema como este, nos ahorramos moralejas edificantes, pero es necesario recalcar, que es absolutamente necesario desconfiar de las afirmaciones de exclusividad; porque inclusive los dioses únicos tienen un pasado pluralista y en ninguna forma singular. Aun cuando los nuevos fieles condenen abiertamente a sus antiguos devotos al estrecho infierno del paganismo con sus dioses falsos.

Si ajustamos la mirada, descubriremos que todos, desde los antiguos pastores, hasta los encumbrados y soberbios ministros de culto, católicos y protestantes, alzan la mirada y dirigen la voz hacia el mismo cielo, y por consecuencia al mismo dios de culturas milenarias.

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