La Palabra De Dios

LA PALABRA DE DIOS.

Dios no está inmerso en la naturaleza, es una persona viva y libre.

La esencia de la fe de Israel en Dios está en la concepción del Dios vivo que se revela en la historia, esta revelación es un acontecimiento libre y gratuito que él realiza en momentos oportunos.

La intervención de Dios en la historia como brotes de lo divino en el tiempo no son puntos aislados sino coherentes desde Abrahán hasta Jesucristo trazando una línea hacia el plan divino “la economía de la salvación”.

Dios se hace escuchar por diferentes medios y se da a conocer tal cual es. Llevando al hombre a una comunicación de amor eterno con él de manera que la esperanza llene nuestro corazón de fe y nuestra acción de gracias se eleve a Dios por los bienes recibidos.

Dios revela la palabra a su pueblo y actúa de tal forma con él que es preciso que lo alabe y celebre, pero Dios también enfatiza especialmente la obediencia a su palabra y el castigo a su desobediencia.

La palabra de Dios se ubica especialmente en las épocas en que el hombre le da la espalda a él “gobiernos y reinados corruptos y perversos” donde la acción de Dios es inexplicable y el profeta con sus experiencias personales y su predicación logra que el pueblo entienda como son las cosas con Dios y su palabra, irrumpiendo de forma misteriosa en la conciencia del hombre comprendiendo su trascendencia, eficacia y misericordia.

En otro caso cuando la palabra de Dios elige a un hombre este se asombra y no entiende el mandato que Dios le confía y que lo hace sentir incapaz pero la misma palabra le da ánimo y respaldo “no temas que yo estoy contigo”, la palabra de Dios se destaca cuando ha sido olvidada y el pueblo por esa causa cae en la explotación y es devorado, el profeta actúa y anuncia la destrucción del explotador que siempre posee los medios legales para despojar a los pequeños que son los protegidos de Dios.

El plan salvífico de Dios al principio se limita al pueblo de Israel pero luego adquiere proporciones mayores, los de la humanidad y por fin el secreto de Dios más guardado hace que todos los hombres de todos los tiempos entren a formar parte del pueblo de Dios la Iglesia.

La encarnación de la palabra de Dios queda vinculada a la historia de un pueblo cargada de promesas y esperanzas y al mismo tiempo de fragilidad y pecado, de ella dependerá todo el desarrollo de la humanidad. Y así la biblia saca su fuerza de la continuidad de esta historia y de la fidelidad a sus promesas.

Hebreos 1,1 “En el pasado y en el presente muchas veces y en muchas formas habló Dios por medio de los profetas” y en esta comunicación se destaca la presencia del hijo de Dios ocupando el centro de la historia y confirmando y magnificando las relaciones entre Dios y la humanidad.

Lucas narra el origen nada común del gran personaje de la historia, Jesús la palabra hecha hombre y la coloca en un espacio sitio y tiempos especiales, de características muy difíciles para entender la llegada del mesías prometido.

La presencia de María y la Palabra Encarnada –Jesús es una parte de la humanidad que pese a la marginación, rechazo y abandono por parte de la oficialidad socio-religiosa; confía, espera y está abierta al querer divino ”La Palabra”.

La servidora del señor está dispuesta.

De ella nacerá el siervo anunciado por los profetas “El hijo de Dios”.

Dios no buscaba entonces una sierva que solamente fuera la madre humana de su hijo, seria madre plenamente del que concibió en un acto de fe y ella lo acoge en nombre de la humanidad entera.

“La madre del señor” es la primera amada y sobre ella desciende el espíritu en los albores de una obra de gracia en que todo procederá del amor de Dios.

Dios ha cumplido su promesa, ya está hecho. Pero la palabra de Dios hecha hombre “Jesús”

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