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Hobbes,Rousseau,Montesquieu


Enviado por   •  21 de Abril de 2014  •  1.692 Palabras (7 Páginas)  •  239 Visitas

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LAS GRANDES OBRAS POLÍTICAS

Parte I: Capítulo 3, El “leviathan” de Tomás Hobbes;

Parte II: Capítulo 2, El Espíritu de las leyes de Montesquieu &

Capítulo 3, del Contrato Social por J.J.Rousseau.

Parte I, Capítulo III: El “Leviathan” de Tomás Hobbes; En el siglo XVIII, El parlamento verdadero de Inglaterra se tomaba el poder de los Estados generales y se arroga el papel del delegado de la nación, siendo así este parlamento el que en todo el sentido de la palabra corta cabeza.

Entonces el Leviathan de Tomás Hobbes es una alusión a la cosa pública o Estado, un hombre artificial. Estipula en ese texto que la soberanía es un alma artificial, ya que la primera da la vida y la segunda el movimiento al cuerpo. La recompensa y el castigo son sus nervios, la opulencia y las riquezas su fuerza, la salud del pueblo su función, la equidad y las leyes son para él una razón y una voluntad artificial. La concordia su salud, la sedición, su enfermedad, la guerra civil, su muerte.

El Leviathan es una síntesis del hobbismo, con algunas infiltraciones de escolástica, de teleología y hasta demonología. Hobbes explica que desde los hombres naturales a los hombres artificiales, ese proceso hasta llegar al Estado Leviathan.

Los Hombres naturales, su comienzo se da en el movimiento, y este movimiento nace de las sensaciones de los apetitos o deseos. El objeto del apetito o el deseo es el bien, mientras que el de la aversión u el odio es el mal. Siendo el placer lo bueno y el desagrado la sensación del mal.

El hombre se distingue de los demás animales por su razón, que no es sino un cálculo; por la curiosidad ó el DESEO DE CONOCER EL PORQUÉ Y EL CÓMO. Así mismo, para un hombre otro hombre es un competidor, todo hombre es, en términos generales el igual de otro. Igualdad de capacidad que da a cada uno una esperanza igual de alcanzar sus fines, que impulsa a cada uno a esforzarse por destruir o subyugar a otro, “El hombres es un lobo para el hombre”.

En tanto al hombre artificial, el Estado-Leviathan, el arte, la voluntad y el artificio, siendo es sistema de Hobbes, y da a entender que el hombre no busca compañeros sino por interés, por necesidad; siendo la sociedad política el fruto artificial de un pacto voluntario, de un cálculo interesado.

Hobbes enseña que por un solo y mismo acto, los hombres naturales se constituyen en sociedad política y se someten a un amo, a un soberano. Al cual, Hobbes le confiere derechos exorbitantes, malamente equilibrados, no en tanto a obligaciones, sino en simples deberes.

Cuando un representante es un hombre es una monarquía, siendo este individuo aquel que piense en si interés personal, en el de los suyos y el de sus amigos. Pero cuando es una asamblea la que se une es una democracia. Todo lo que se le reprocha a una monarquía, se encuentra en otras formas, específicamente en la democracia. El soberano es el único poder legislativo, no hay ley sin un mandato expreso. Y este, a su vez, se preocupa por sus súbditos en aquello por lo cual el Estado fue instituido: Seguridad. El soberano a de asegurar a sus súbditos una inocente libertad, garantizar la igualdad ante la ley y antes los despachos públicos, la instrucción, la educación que los forman en las doctrinas verdaderas, la prosperidad material.

Lo que disuelve un Estado, es la ausencia de autoridad absoluta y indivisible, un gobierno misto; la pretensión de someter al soberano a las leyes, es en sí, la discusión del poder soberano.

Parte II, Capítulo II “El espíritu de la leyes.” De Montesquieu; El gran designio de Montesquieu. En el habla del “Espíritu”, en donde se refiere a principios, motivos, impulsos, tendencias, según los cuales se dirige uno. Entonces, ese espíritu se interpreta en la leyes cuando el legislador obedece a principios, de las que la razón da cuenta por medio de la inteligencia, la cual desenreda el caos aparente de las legislaciones que, en el tiempo y el espacio en las sociedades.

La política de Montesquieu, es basada en tanto al político, el cual es en el que buscamos en “El espíritu de la leyes” inclusive, al teórico político.

La teoría de los gobiernos, una obra maestra de generalización, nada de cronología ni de perspectiva, todo se demuestra en un mismo plano. Es en tanto a la unidad de tiempo, de lugar de acción, llevada del teatro a la legislación.

Hay que distinguir en cada gobierno su naturaleza y su principio, la primera es la que lo hace ser como es, su estructura particular, mientras que su principio es el que lo hace obrar. Entonces las leyes deben ser relativas a la naturaleza del gobierno, y no deben ser menos relativas al principio del gobierno, ya que este en relación al gobierno pone en tención el fin del mismo principio.

Hay tres especies de gobiernos: El republicano, el monárquico y el despótico. En los cuales, el primero siendo el pueblo un conjunto o donde solo una parte del pueblo tiene el poder soberano; El segundo, en donde gobierna uno solo, pero con leyes fija y establecidas; y en el último, uno solo, sin ley y sin regla, lo arrastra todo

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