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Kant- Buena Voluntad


Enviado por   •  21 de Abril de 2014  •  1.268 Palabras (6 Páginas)  •  1.099 Visitas

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Kant inicia este primer capítulo sosteniendo que no podemos pensar nada en este mundo (ni fuera de este) irrestrictamente bueno, salvo una buena voluntad. Revisemos lo demás:

1. Los talentos del espíritu: inteligencia, ingenio, discernimiento.

2. Las cualidades del temperamento: coraje, tenacidad, perseverancia en las resoluciones.

3. Los dones de la fortuna: poder, riqueza, pundonor, salud.

4. La felicidad: es el pleno bienestar, un hallarse contento con el estado en el que uno se encuentra.

1 y 2 son cosas buenas y deseables, pero también pueden ser malas y dañinas, si es que la voluntad no es buena (si no tiene un buen carácter). 3 y 4 pueden infundir coraje e insolencia, si es que una buena voluntad no corrije su influjo sobre el ánimo. Debe hacer esto adecuando a un fin universal el principio global del obrar (63). La buena voluntad es incluso un requisito paraser dignos de la felicidad. Ninguno de estos 4 tiene un valor intrínseco e incondicional. Por ejemplo:

• La moderación puede ser buena, pero sin buena voluntad puede servirle a alguien con sangre fría, sin buena voluntad, a no obrar moralmente.

La buena voluntad, en Kant (y esto es algo central), no es buena por lo que produce o logra. Su querer es lo único que la hace buena. La utilidad o el fracaso de lo que resulte no añaden o quitan valor a la buena voluntad. Después de esto, Kant va a buscar asociar la moralidad (en un sentido específico) con la racionalidad y la voluntad, a partir de la diferencia del ser humano con los seres no racionales. La idea es que un ser dispuesto para la vida que, además, posee razón, no parece tener por fin el ser feliz, conservarse, que todo le salga bien y que en todo le vaya bien. Y es que, para Kant, esos fines hubieran sido mejor conseguidos con el instinto. Desde esta perspectiva la razón serviría para reflexionar sobre este instinto, ademirarlo, estarle agradecido y disfrutarlo. No se le permitiría a la razón tener un uso práctico. Kant ahonda en esto señalando que quienes cultivan más su razón, son los que menos disfrutan, los que menos bienestar sienten. La respuesta de esto, es que la razón no tiene como propósito supremos dicho bienestar y dicha finalidad. La razón nos ha sido dada, según Kant, como una capacidad práctica, es decir, que tiene influjo sobre la voluntad. Conclusión:

(…) el auténtico destino de la razón tiene que consistir en generar una buena voluntad en sí misma y no como medio con respecto a uno u otro propósito (…) (68)

Esta voluntad constituye, pues, el bien supremo. El resultado de establecer a través de la razón dicha buena voluntad tiene, como resultado, el sentir:

Un contento muy idiosincrásico, nacido del cumplimiento de una meta que a su vez sólo determina la razón, aun cuando esto deba vincularse con algún quebranto para los fines de la inclinación (68).

Kant pasa luego de esto a analizar el concepto de deber, ya que piensa que es necesario esclarecerlo con el fin de esclarecer el desarrollo de la buena voluntad que la razón debe establecer, a través de su influjo en la voluntad. Hay acá varios tipos de acción:

1. Acción contra el deber.

2. Acción conforme al deber: son las ejecutadas por una inclinación no inmediata, en función de un propósito egoísta. Lo que se tiene es un propósito interesado.

Ejemplo: un vendedor puede vender un producto a un mismo precio, sin importar quien lo compre. Sin embargo, no sabemos si es que su único propósito es tener beneficios y no, por ejemplo, porque elige no discriminar a nadie.

Ejemplo: ayudar porque nos causa placer hacerlo, es una inclinación.

3. Acción por deber: [hay una inclinación inmediata]. En este caso la máxima alberga un contenido moral.

Ejemplo: cuando uno padece desgracias en su vida y llega a no quererla,

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