LA CONCIENCIA

Convendría evocar la famosa frase de Terencio, que reza: Soy un Hombre; nada de lo humano me es ajeno. Y es que pareciera que una gran parte de la humanidad se mantiene ajeno ante los problemas del otro.

Desde principios de la humanidad, se advirtió que la especie era tan frágil y susceptible que sólo en comunidad podía perpetuarse; su naturaleza pareciera obligarle a estar siempre en contacto con el otro, pues lo requiere para subsistir, de aquí que parezca extraño su actuar indiferente cuando el otro le necesita.

El hombre es por naturaleza un animal social1, zoon politikon, apuntaba el filósofo estagirita; el hombre requiere de sociedades para su existencia, pero adviértase las dificultades que esto implica. Es cierto, vivir en sociedad no es fácil y uno ha de desprenderse de una parte de la persona en el sentido etimológico2 de la palabra, si lo que se quiere es una vida socialmente sana.

En la Colección de Suttas del Canon Pali3 se cuenta la historia de Un Monarca

Universal, como parte del relato del Cakkavati Sutta; historia que llamó poderosamente la atención por el aspecto sociopolítico que toca.

1 ARISTÓTELES, LA POLÍTICA, I, ii,10 (Trd. De Manuela García Valdés), Madrid, Editorial Gredos, 1998.

2La palabra persona viene del latín persona, o sea, máscara usada por un personaje teatral.

http://etimologias.dechile.net/?persona consultada el 30 de septiembre de 2018

3 Discursos del Buddha, Colección de Suttas del Canon Pali (Parte 1), traducción de Bikkhu Nandisena, México,

p. 44

En efecto, esta parte del discurso se centra en las características que todo buen gobernante debiera tener y es que desde la época del Buddha, aún antes, y hasta nuestros días, han existido gobernantes indiferentes al sufrimiento de sus gobernados. Así pues, me parece conveniente retomar esta parte del Cakkavati Sutta y animar a materializarlo en nuestras sociedades modernas; si bien, los tiempos, las modas y las costumbres, de hecho, cambian, lo cierto es que las necesidades básicas de las sociedades humanas son las mismas: vestido, comida, calzado, habitación, etcétera.

No es posible ignorar el sufrimiento ajeno en aras de la iluminación, y por eso se han organizado grupos de buddhistas de todas las escuelas con el objetivo de contribuir a la paz social pero también para tratar de aliviar el sufrimiento del otro, del que está al lado.

Para Thich Nhat Hahn el budismo comprometido es un budismo que está presente en cada momento de nuestra cotidianidad: “Mientras paseas por el supermercado, el budismo tiene que estar allí, y así sabrás qué comprar y qué no”. Pero más allá de los anunciados fáciles que funcionan para quienes vivimos en las zonas más materialmente prósperas del planeta, su práctica es transformadora: “El budismo comprometido responde a cualquier cosa que pase aquí y ahora, desde el cambio climático y la destrucción del ecosistema a la carencia de comunicación, la guerra, el conflicto, el suicidio y la ruptura familiar... Tenemos que ser muy conscientes de qué sucede en nuestro cuerpo, qué sentimos, nuestras emociones cómo es nuestro entorno...”4

Por lo que estar atentos, no sólo implica ser conscientes de cada acción propia, sino también de la de los demás y cómo afecta ésta a nuestra persona y cómo ésta afecta a los demás, de aquí la importancia de un compromiso con uno mismo, pero también con los demás.

"Inspirados por valores búdicos, los budistas comprometidos están unidos por la voluntad común de aliviar el sufrimiento del mundo mediante un "compromiso"

4 https://www.oozebap.org/bilal/ara/14-thich-nhat-hanh_didac_lagarriga.pdf consultada el 30 de septiembre de 2018.

(versus la renuncia) en el seno de las múltiples instituciones, estructuras y sistemas sociales, políticos, económicos, etc., de la sociedad. Un compromiso de tal índole puede adoptar diferentes formas (como por ejemplo el voto, el lobbying, la protesta pacífica, la desobediencia

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