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Conciencia


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2014  •  1.923 Palabras (8 Páginas)  •  147 Visitas

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CONCIENCIA Y COGNOSCITIVO.

La psiquis como reflejo subjetivo de la realidad objetiva es producto del devenir de la especie animal y como tal se formó y desarrolló, como veremos en las próximas páginas, tras un largo camino, hasta el advenimiento del homo sapiens, en donde adquiere una nueva calidad, que le es exclusiva y le hace distinguirse entre las restantes especies.

La conciencia y el inconsciente.

La conciencia, atribuida sólo al hombre es conceptuada por la filosofía materialista-dialéctica como el reflejo psíquico superior de la materia altamente organizada, por considerar que el cerebro de los humanos tiene particularidades no compartidas por ningún otro miembro de la especie animal, puesto que en su formación y desarrollo no sólo se han dado las premisas necesarias de la base biológica sino la de cambios en las condiciones y formas de vida que condujeron a la humanización del mono dando lugar a su aparición, como lo fueron:

• El advenimiento de una nueva forma de actividad: el trabajo

• El surgimiento del lenguaje hablado como forma de comunicación

• Una forma de vida y actividad colectiva.

El desarrollo y perfeccionamiento de la mano de los antropoides, producto a su vez de la propia actividad del trabajo con instrumentos, influyó sobre el desarrollo del cerebro. El trabajar en grupos trajo consigo una nueva forma de relación y con ello la necesidad de comunicarse, dando origen al lenguaje articulado.

Para que todo esto ocurriera debemos remontarnos a la historia de la especie animal que no es otra que adentrarnos en el desarrollo filogenético de la psiquis.

El antecedente de la psiquis se le señala al reflejo de irritabilidad propio de los seres unicelulares simples, a través del cual estos organismos inferiores sobreviven al responder al medio: alimentándose o evadiendo todo aquello que los pueda dañar. En la medida en que se hace más complejo el ambiente el proceso de adaptación de los animales los va obligando a dar respuestas cada vez más complejas también, influyendo esto sobre las estructuras orgánicas, que aunque lentamente, a través de varios ciclos de millones de años, se fueron transformando progresivamente dando lugar a la aparición de nuevos tipos de reflejos más diferenciados.

La sensibilidad o sensaciones elementales es aceptada por Leontiev, como el momento novedoso en que surge el psiquismo, y ya se observa en animales tan pequeños como las arañas las que le permiten responder no sólo a aquellas estimulaciones del medio que les garantizan de manera directa su vida sino reaccionar ante estímulos que van a servirles como señal de la presencia de otros, que sí son vitales para ellos. De manera que cuando algo cae en su tela, la vibración que aquello ejerce sobre ésta pone en sobreaviso al animal, quien se dirige entonces al lugar. En otros animales, es el olor el que alerta del peligro o de la presencia de la hembra.

Si la anterior etapa le permite al animal reaccionar a los estímulos aislados, condición que va a estar presente en muchos animales, la que le continúa les permitirá responder al objeto mismo, como un todo, convirtiéndose en un reflejo más complejo de la realidad que los circunda. Aquí van a estar presentes desde los vermes hasta los vertebrados, aunque los terrestres por estar en un mundo más variado, que les exige conductas adaptativas también más complicadas, el sistema nervioso y sobre todo el cerebro, dan muestras de un mayor desarrollo.

De las sensaciones elementales se salta cualitativamente al de la percepción, capacitándolos a reaccionar a la combinación de las propiedades de los objetos, así como a distinguir las condiciones que lo rodean. A esta etapa pertenecen la mayoría de los mamíferos, estando excluidos, los monos antropoides por poseer un nivel de desarrollo más elevado, ya que su cerebro se aproxima mucho al de los humanos, puesto que el medio de vida los obligó a ello. Estos se encuentran en la etapa denominada del intelecto, debido a que los monos son capaces de realizar actividades muy variadas, que requieren del establecimiento de relaciones y asociaciones muy complejas entre los objetos. A Pavlov se debe la denominación de pensamiento manual o concreto referida a este tipo de conducta.

Hasta aquí vemos que la psiquis no es exclusiva de los humanos, como sucede con la conciencia, existiendo entre ambas diferencias notables dignas de mencionarse.

Se apuntan cuatro diferencias sustanciales entre las psiquis animal y la conciencia humana, las que radican en: la presencia del lenguaje, a través del cual el hombre transmite su experiencia personal, cultural y social a las nuevas generaciones; la creación y conservación de instrumentos, que pueden pasar a convertirse en patrimonio de la humanidad; la apropiación de la experiencia social, haciendo suyo lo legado por sus antecesores y perfeccionándolo cada vez más; y por último, la formación y expresión de los sentimientos superiores o sociales; cuestiones todas que no son compartidas con los animales.

El hecho de poseer un cerebro genéticamente humano sin embargo, no asegura tampoco la formación de un psiquismo humano, es necesario para lograrlo, que desde el nacimiento el individuo se desenvuelva en un medio social, tal y como se pudo comprobar a través del clásico ejemplo de los "niños lobos", los cuales por no haber tenido esa oportunidad, aunque sobrevivieron un tiempo posterior a su rescate, no desarrollaron las cualidades con que potencialmente habían nacido. Todo lo contrario ocurre cuando a un chimpancé se le cria dentro de una familia humana y a pesar de que su cerebro es semejante al del hombre, aunque aprende muchas conductas propias de sus "padres adoptivos", sus conocimientos llegan hasta un límite que es el que le imprime su propia naturaleza animal, la que está regida fundamentalmente por las leyes biológicas.

¿Cómo se manifiesta la conciencia en el hombre común?. Cuando es capaz de darse cuenta y de dar cuenta de... un hecho o de un fenómeno el hombre demuestra que posee conciencia.

La conciencia es la que “permite al sujeto percatarse de lo que ocurre en sí mismo (autoconciencia) y en su entorno, así como organizar su conducta para que ésta se adecue a lo que acontece, con el propósito fundamental de garantizar su adaptación creadora al medio, posibilitando la modificación de éste según sus necesidades y las de su colectivo social. Es, por tanto, una función de síntesis de lo cognoscitivo, afectivo y conativo que permite su actividad armónica”.

Tal y como vimos que la conciencia en el hombre surgió precedida por la evolución de la psiquis en la especie animal, en el individuo también se forma y desarrolla, por lo tanto no se trata de una esencia en sí misma encerrada en el cerebro, como antaño suponían algunos, sino que es toda una adquisición de la unidad biopsicosocial, tal y como se verá cuando se estudien los grupos etáreos.

A la actividad consciente se le atribuyen cuatro fases: 1) Informativa

2) Integradora

3) Ejecutora

4) Reguladora

La informativa la aporta la capacidad en que se encuentren las formaciones anátomo-fisiológicas en que se asientan los procesos cognoscitivos. La integradora se encarga de la valoración que se hace de la información recibida además de establecer los planeamientos y por tanto, se vincula a la integración de los procesos afectivos y los cognoscitivos. La fase ejecutora, como su nombre lo indica, induce a la acción y organiza la conducta, y esto la relaciona a los procesos volitivos o conativos. Por último la reguladora, es la fase que permite, una vez efectuada la retroalimentación de lo sucedido, modificar lo que se había planificado originalmente al no obtenerse las consecuencias esperadas.

¿Qué son los procesos cognoscitivos, afectivos y volitivos de los que tanto se mencionan hasta ahora?. La respuesta se dará más adelante, pero antes debemos detenernos brevemente para dedicarle un tiempo al inconsciente.

El materialismo-dialéctico nos habla de la existencia en la naturaleza, el pensamiento y en la sociedad de una de sus leyes, la de la unidad y lucha de contrarios, esta nos conduce a la explicación de que todo tiene su contrario, así la salud tiene a la enfermedad dentro de un mismo proceso, el invierno y el verano dentro de las estaciones del año, y la conciencia y el inconsciente dentro de la actividad o proceso psicológico.

Si la conciencia nos conduce a darnos cuenta y a dar cuenta, el inconsciente es todo lo contrario. Sin dejar de estar presente, es algo de lo que no nos damos cuenta y de lo que no podemos dar cuenta, por lo menos fácilmente. Es lo que nos traiciona en un momento dado de la conversación, cuando deseando quedar bien con alguien que queremos, al ver por primera vez a su bebé recién nacido, en vez de decirle ¡qué lindo está!, expresamos lo que verdaderamente sentimos, al asustarnos con la cara del niño.

Es también la actividad onírica, que surge en los ensueños sin planificación por nuestra parte y en la mayor parte de las veces, sin poderla recordar después. Es toda conducta que realizamos sin poder darle o darnos una explicación de su causa o de si fue o no ejecutada, ya sea por responder a un impulso o a un hábito muy arraigado, y por tanto realizado automáticamente.

Lo inconsciente es concebido como todo lo irracional, lo que la conciencia se niega a aceptar, por causar tanto sufrimiento que resultaría capaz de desorganizar la mente, al punto de provocar una alteración psíquica importante.

Por tratarse de una unidad (conciencia-inconsciente) ambos se nutren mutuamente, por ello, aunque con dificultad, imágenes del inconsciente surgen a veces a la conciencia, como en el ejemplo del niño feo, o empleando alguna técnica psicoterapéutica sugestiva, como la hipnosis, o a través de los dibujos o narraciones, entre otras. En temas posteriores corresponderá el hablar de los mecanismos de defensa psicológicos que tienen como fundamento la presencia de esta unidad.

La conciencia ante eventos determinados (físicos o psíquicos) puede alterarse, al producirse una disminución en el estado de vigilia y por tanto, afectar la psiquis, observándose en el individuo conductas fuera de lo normal, que llaman la atención de todos y que obligan a recibir atención médica.

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