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LA CUESTION EPISTEMOLOGICA EN KAROL WOJTYLA


Enviado por   •  5 de Febrero de 2015  •  3.037 Palabras (13 Páginas)  •  299 Visitas

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LA CUESTION EPISTEMOLOGICA EN KAROL WOJTYLA

Nos proponemos aquí ver algunos aspectos de la problemática que platea la cuestión epistemológica. La palabra epistemología viene del griego ἐπιστήμη (episteme) , "ciencia¨, y λόγος (logos), "conocimiento", es el estudio de las posibilidades y los límites del conocimiento humano.

Ahora hagamos un breve recorrido de la génesis histórica:

El pensamiento clásico parte de la existencia de la realidad, en la que el hombre se inserta como un elemento más de la naturaleza. Se da por buena la existencia del hombre y del mundo natural, y el filósofo se pregunta por el fundamento y el origen de esta realidad.

La filosofía medieval, que se construye sobre la Revelación de Dios Trinitario del cristianismo seguirá fiel a este planteamiento. La realidad existe y el hombre es capaz de conocerla. Por tanto la verdad se define como adequatio rei intellectus, es decir, es verdadero el conocimiento cuando la inteligencia se adecua con la realidad y el criterio de verdad es la objetividad de la realidad.

El nominalismo medieval y el empirismo moderno se apartan de este modo de comprender la relación cognoscitiva del hombre con la realidad. El conocimiento del hombre estaría limitado por los sentidos, que siempre le dan una percepción de la realidad parcial y a veces equivocada. Comienza así la duda sobre la capacidad que el hombre tiene de conocer una verdad inmutable que funda todo lo demás.

Este problema se lo va a plantear radicalmente Descartes. Con la metodología de la duda busca una verdad inmutable que funde todas las demás. De este modo llega a su famosa expresión “cogito ergo sum”: “pienso, luego existo”. Por tanto, el principio de la verdad no está ya en la realidad externa, a la que el conocimiento humano tiene que adecuarse, sino está en la subjetividad humana, en su conciencia.

El pensamiento de Descartes supone una radical separación entre conciencia y la realidad, entre la res cogitans y la res extensa. Pero entonces surge el famoso “problema del puente”, es decir, cómo a partir de la conciencia se puede afirmar la existencia de la realidad. Esta cuestión será uno de los ejes de la historia de la filosofía moderna y contemporánea.

El dualismo cartesiano dará lugar a dos comprensiones opuestas de la realidad: el idealismo y el materialismo. El idealismo dará prioridad a la conciencia humana, pero entonces el hombre queda encerrado en su conciencia, incapaz de llegar al mundo exterior y por tanto incapaz de conocer la realidad. Todo lo que puede expresar son opiniones o certezas absolutas, pero que no tienen fundamento cognoscible en la propia realidad. De esta posición al actual relativismo que niega una verdad objetiva y por tanto un bien y un mal universales (relativismo moral) el paso es inmediato.

Se han hecho diversos intentos para rescatar al hombre de la conciencia, que se convierte en una trampa mortal para él. Uno de estos intentos es la fenomenología, que quiere conocer al hombre a partir de los fenómenos de la conciencia, como experiencias irreductibles. No podemos negar el valor de este acercamiento a la verdad del hombre, que nos ayuda a comprender la realidad. La realidad no es como yo la pienso, sino que es independiente de mí.

En resumen, a partir de la conciencia del hombre no se puede fundamentar la existencia y objetividad de la realidad. Usando un concepto que definiremos más adelante, la realidad debe ser acogida como un don. No es el hombre el fundamento de la realidad y del conocimiento verdadero, sino que la realidad debe ser afirmada como dato primero, y que el hombre es capaz de un conocimiento verdadero, aunque limitado, de la realidad. Por tanto el realismo, es decir, la afirmación de la existencia de la realidad y su cognoscibilidad debe ser aceptado como un principio y como modo adecuado de comprender al hombre, al mundo y su relación mutua.

Wojtyla intentará superar, desde el inicio, la dicotomía entre el objetivismo de la filosofía del ser y el subjetivismo de la filosofía de la conciencia. La primera alcanza la objetividad, pero tiende a mirar a la realidad desde el exterior lo que significa, en el caso de la persona, que pierde algo tan decisivo como su subjetividad. La segunda alcanza la subjetividad, puesto que parte directamente de ella, pero se trata de una subjetividad-conciencia desarraigada del ser, por lo que se abre el camino hacia el idealismo o el subjetivismo. ¿Cómo resolver el problema? Tomando como principio de la filosofía un concepto que incluya al mismo tiempo la objetividad y la subjetividad. Y este concepto es el de experiencia. Lo usa como instrumento metodológico para acercar, integrar y superar las posiciones enfrentadas del objetivismo (verdad sin sujeto) y de la filosofía de la conciencia (sujeto sin verdad).

Ahora bien, para alcanzar a la persona desde sus experiencias es fundamental el modo en que se comprenda la experiencia. Para Wojtyla la experiencia es un momento cognoscitivo singular en la persona, donde se le revela inseparablemente la propia subjetividad y también una realidad objetiva. Nos encontramos, por tanto, con lo que podríamos llamar una ¨vivencia¨, un ¨vivir¨ en modo inmediato y consciente de un acontecimiento. En esta perspectiva, el mismo hombre es sujeto y objeto de la experiencia al mismo tiempo. A la vez que le dice algo de la realidad, le dice algo de sí mismo como sujeto cognoscente en relación con la realidad. Y al mismo tiempo, esta realidad objetiva del sujeto es la que permite la unidad fundamental de la “experiencia” y la posibilidad de encuentro con la realidad.

En el estudio fenomenológico de la experiencia que realiza Wojtyla, aparece la conciencia como espacio que la hace posible . Distingue varias funciones: el reflejo, la reflexividad y la reducción.

En primer lugar, la conciencia es un reflejo de una realidad objetiva, exterior o interior al propio sujeto. En ese contacto directo con la realidad el sujeto siente en sí un cambio o modificación orgánica o afectiva, una emoción, una emoción o sensación producida en el ánimo que le hace sentir algo o sentirse de una manera determinada. A través de ese affectus, la realidad ¨entra¨ en el sujeto.

Ahora bien si sólo nos reducimos a la función de reflejo, el sujeto quedaría encerrado en la conciencia: no alcanzaría ni a la realidad ni a su propia subjetividad, que respecto a la conciencia aparecen siempre como objeto . Por tanto, no basta considerar la conciencia como reflejo, sino como reflexividad, que es la capacidad de la conciencia de alcanzar la subjetividad. Esta es la función reflexiva de la conciencia: “La conciencia, en tanto en cuanto se limita a reproducir

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