LA ESENCIA Y CIRCUNSTANCIA DEL HOMBRE

LA ESENCIA Y CIRCUNSTANCIA DEL HOMBRE

Marcela S. Ayos Cavadía

COLEGIO BRITANICO DE CARTAGENA

ÁREA DE FILOSOFÍA; IB

11°A

CARTAGENA DE INDIAS

6 DE JUNIO, 2020

LA ESENCIA Y CIRCUNSTANCIA DEL HOMBRE

“...Por grandes que sean las maravillas de la naturaleza, se explican todas por razones físicas”-Axel. (Verne. Viaje al Centro de la Tierra. 1864. p.312)

Frase que se presenta en la novela “Viaje al Centro de la Tierra” del escritor visionario Julio Verne, obra en la que se puede evidenciar como dos hombres, el profesor Lidenbrock y su sobrino Axel, a partir de la euforia por obtener más conocimientos, se embarcan en una aventura fantástica para llegar al centro de la tierra. Pero lo realmente fascinante en esta historia es como el contraste en la esencia de estos dos personajes logra mostrar diferentes facetas de lo que se considera ser humano, tanto en sus visiones del mundo, como en sus deseos de conocer y avanzar a través de este, pero compartiendo el mismo objetivo de encontrarse verdaderamente a sí mismos.

Empezando por Axel, un hombre en sus veintes que, por su carácter indeciso, tiende a regir sus acciones siempre hacia “lo más sensato” dentro de los parámetros científicos que le otorgan su razonamiento, aquí es donde se explica un poco la frase mencionada con anterioridad. Esto debido a que se puede ver claramente su manera de pensar, que en este caso se relaciona con sus creencias y, por consiguiente, con la esencia de toda su vida. Puesto que, como dice el pensador J. Ortega y Gasset “la estructura de su vida (la vida del hombre) depende primordialmente de las creencias en que esté” (Ortega y Gasset. Historia como Sistema. 1942. p.30), teniendo presente que la “creencia” no es tomada como la idea que se piensa sin más, sino aquella en la que además se cree, tomando así la función de orientar su conducta y, por tanto, su vida y su quehacer.

Con esto se puede entender que la creencia a la que Axel atribuye la esencia de su vida es el razonamiento y la ciencia, que le permite mantener una sensación de seguridad al pensar que es su raciocinio y conocimiento lo que le permite tomar las decisiones correctas, esa fe en la razón. Es este mismo pensamiento que tiene Axel el que se presenta típicamente en el hombre occidental de entre finales del siglo XVI e inicios del siglo XX. No obstante, es esta misma fe indudable en el razonamiento físico-matemático y en la ciencia lo que de algún modo lleva al hombre a su desesperación, generando que una fe, que en el pasado se creía vivamente, poco a poco llegará a representar un peso en la conciencia como una fe muerta o inerte.

¿Porque paso esto?, si se empieza a indagar en el Discurso del Método, de René Descartes, se encontrará con diversidad de profundos análisis que a la larga tratan de demostrar, con todas las evidencias posibles, que por medio de la razón el hombre puede fácilmente encontrar una respuesta (y por lo tanto verdad) hacia todos los secretos y dudas que siempre han existido. Siendo tan fuerte, que el mismo Ortega y Gasset habla de cómo este hombre con todo el positivismo del mundo, habla sobre que (aparte de los misterios divinos, que por “cortesía” deja a un lado) no hay ningún problema para la humanidad que no sea irremediable, y que no hay necesidad de que el ser humano se someta a los temores que trae la incertidumbre, ya que siempre y cuando no se desespere ante la inmensidad de los problemas, podrá encontrar en su pensar (y finalmente en su razonar) la respuesta a todo.

Y es gracias a esto, que no es de extrañar por qué el hombre de Occidente de inicios del siglo XVII cree tan fielmente que el mundo en el que habita posee una estructura racional y que la realidad presente casualmente una organización que coincida con la del intelecto humano (está siendo definida en su mayoría por el razonamiento matemático). Esto debido a que es muy posible que después de que la gente del siglo XVI perdiera la fe en Dios, bien porque la hubiesen perdido en su totalidad o bien porque hubiera dejado de ser fe viva (cuando se cree en algo y con eso basta para seguir viviendo) necesitaban algo en que creer que les brindara poder, en este caso ilimitado, sobre las cosas de su alrededor, cosa que obtuvieron a través de esta nueva fe, la fe en la razón.

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