LA PERSONA COMO LIBERTAD

“LA PERSONA COMO LIBERTAD”

Muchos hemos escuchado la expresión libertad, desde que a uno lo educaron expresándonos de forma libre pero siempre sin llegar al libertinaje que no es sino hacer las cosas mientras no dañemos a alguien, esto llega a cierto punto incorrecto ya que la libertad es hacer uno lo que quiera, los limites son solo puestos por la sociedad, los padres, etc. Pero nosotros somos los que decidimos si hacemos o no estas acciones, ósea que somos libres pero no lo sabemos, o sabemos que somos libres pero no lo sentimos, el autor Raúl Gutiérrez Sáenz nos dice que la libertad no es absoluta y nos propone cinco obstáculos de la libertad que la hacen más escasa o nula y son: la ignorancia, el no saber los objetos que tenemos para elegir y desarrollarnos plenamente, el miedo, el temor a lo que pueda suceder o una amenaza a la integridad de la persona, la cólera y otras pasiones, los sentimientos que uno siente en el momento como lo es la ira, el enojo, la tristeza, no nos deja razonar libremente y elegir lo que es mejor para nosotros, la violencia, si alguna otra fuerza externa como lo sería alguna persona que nos presiona o nos obliga a tomar una decisión que nosotros no queremos y nos impide examinar bien las opciones que tenemos, los desajustes psíquicos, que son enfermedades o bien, sentimientos como la ansiedad, la angustia, que hace que tomemos decisiones en defensa propia que muchas veces nubla la vista y nos cierra la visión de las cosas.

La libertad en mi opinión, es el principio de nuestro desarrollo, nosotros nacemos libres, y así como nacemos morimos, a lo largo de nuestra vida tomamos decisiones desde las más básicas como que comer hasta las que definen el sentido de nuestra vida como lo es con quien casarse, que carrera estudiar, etc., y claro muchas cosas influyen en esas decisiones y son factores externos que por naturaleza existen siendo parte de un equilibrio.

Hablemos ahora del poder intelectual y la autoconciencia que aunque parezca que no se relacionan, si tienen relación. El intelectual que se sabe intelectual, sabe que tiene un poder, el poder del autoconocimiento. No tiene que ser uno intelectual por tener estudios o por haber cursado una carrera universitaria. El intelectual puede simplemente satisfacerse, con las representaciones-ideas- que excitan el ego, esto es sin lugar a dudas un poder. Ahora bien, el intelectual está expuesto como ser humano que es a la circunstancia, y como no somos otra cosa que circunstancia, también el flujo de conciencia puede verse interrumpido. El intelectual, busca a través de su autoconciencia, de su Dios, una reflexión de sí mismo, esto es positivo sin duda. Pero el problema que se ve sometido el intelectual es que su Dios, no es real. Por ejemplo, una flor puede parecerme a mi bonita, mientras que a ti lector te puede parecer fea. Todo depende de los ojos de donde se miren las cosas. No existe idea de Dios que pueda ser real, es decir, abárcalo todo. Se puede llegar a un éxtasis, pero el éxtasis es abstracto. Aquí el flujo de conciencia, que es la reflexión, es ininterrumpido. El ser es todo, en oposición al no-ser, sin embargo esta oposición, que es una corriente eterna de lucha se ve muchas veces ininterrumpida hoy en día por ideas sumamente abstractas. Abstraer algo es separar, abstraer es en el fondo separar, los puntos principales aquí es comprender que el yo es el hacedor de su destino. Comprender esto es estar en oposición a la filosofía de Descartes, es decir, su método, pienso, luego soy. Esto es una abstracción Descartes quería morirse como mero pensador, no como el Descartes de carne y hueso que sufre compadece y ama. Unamuno fue el que revolucionó y invirtió este método abstracto, y lo invirtió por vida, y la vida va a más o mejor dicho la vida no se detiene ni un segundo, el flujo de conciencia no se interrumpe por ninguna razón.

La libertad

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