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Persona Humana Y Libertad

lucianaluci12 de Julio de 2014

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ENSAYO

PERSONA HUMANA Y LIBERTAD*

Gabriel Zanotti**

En este ensayo se trata de establecer la relación entre la concepción de

persona como un ser "dueño de su destino" y las implicancias filosóficopolíticas

de tal concepción.

En una primera parte se analizan los fundamentos metafísicos y antropológicos

de la dignidad natural esencial de la persona humana. En relación

a tales fundamentos se analizan, según textos de Santo Tomás, el trascendental

"bonum" aplicado al ser humano; la concepción de persona como

el individuo en el género de las sustancias racionales, con inteligencia y libre

albedrío; y el fin último Trascendente del hombre.

En una segunda parte se analizan las implicancias éticas y ético-sociales

de lo anterior. Dichas implicancias se centran en tres temas: los derechos

del hombre, donde se destacan el derecho a la libertad de conciencia y el

derecho a la propiedad privada de los medios de producción; la libre iniciativa

privada, donde se afirma a la libre cooperación social como el sistema

conforme con la característica ontológica más propia de la persona,

que es el ser "dueña de su destino"; y el carácter ético o "eticista" de la

libertad en el marco social, al facilitar el desarrollo de las potencialidades

específicamente humanas.

En una tercera parte se tocan cuatro temas que completan a los anteriores:

primero, la armonía entre el bien común y el respeto a la dignidad

* Trabajo presentado el día 29 de mayo de 1985 en el seminario "Doctrina

Social de la Iglesia, Etica y Sistemas Económicos", organizado por el

Centro de Estudios Públicos.

** Licenciado en Filosofía, Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino

(Unsta), Argentina; Profesor e Investigador de la Escuela Superior de

Economía y Administración de Empresas (Eseade) y en Unsta. Autor de

libros y ensayos entre los que destacan Economía de Mercado y Doctrina

Social de la Iglesia (Ed. Belgrano, 1985, Buenos Aires), Introducción a la

Escuela Austríaca de Economía (Centro de Estudios sobre la Libertad,

Buenos Aires, 1981).

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humana y los derechos naturales derivados; segundo, la ausencia de contradicción

entre la dignidad natural del hombre y su dignidad Sobrenatural,

derivada tal cosa de la distinción y no-contradicción entre lo natural

y lo Sobrenatural; tercero, el consiguiente carácter "tradicionalista" de

las afirmaciones del Concilio Vaticano II sobre la dignidad humana; y

cuarto, el amor de benevolencia y la Caridad como la relación más adecuada

entre las personas.

Concluye el trabajo con una cita de Juan XXIII sobre los derechos naturales

del hombre.

En el presente trabajo se analizará la relación existente entre la

antropología filosófica neotomista con respecto al tema de la persona

y la libertad que a ésta corresponde en el marco social.

1 La Dignidad Humana

En este primer punto analizaremos los fundamentos metafísicos

y antropológicos del concepto de "dignidad humana". Ellos

son, a nuestro juicio, los siguientes: la teoría de los trascendentales;

la concepción de la persona y el tema del fin último del hombre.

1.1 Los Trascendentales

Santo Tomás, en su famosa Q. 1, a. 1, de De Veritate, explica

las características esenciales y especiales de la universalidad del ente.

Este tema es importantísimo y clave desde el punto de vista metafísico,

y daría para todo otro estudio aparte; pero la medida en que lo

analizaremos será instrumental con respecto a los fines de nuestra

tesis (como muchos de los temas que se tratarán en este trabajo).

La universalidad del ente difiere en varios aspectos de la universalidad

de los conceptos genéricos, como propiedad lógica que a

éstos adviene. Un concepto genérico universal, resultado de la simple

aprehensión (en la cual nada se afirma ni se niega), como por

ejemplo "animal", tiene la característica de que incluye potencialmente

determinadas diferencias específicas, como por ejemplo "racional",

las cuales, además, difieren realmente del concepto genérico

al cual se agregan (son realmente distintas la animalidad y la racionalidad

como tales). En el ente, en cambio, tales características

no se dan. En primer lugar, su noción es el resultado de un juicio implícito

("id quod est"; aquello que es), más que de un concepto.1

En segundo lugar, nada real incluye potencialmente, sino que todo

está incluido actualmente en su noción. Y en tercer lugar, y por el

mismo motivo, todo lo que se agregue al ente no diferirá realmente

de él, puesto que todo es ente. Dicha universalidad, como vemos, di-

1 Ver Gilson, E.: El ser y los filósofos; Eunsa, Pamplona, 1979. Cap. VI.

PERSONA HUMANA Y LIBERTAD 155

fiere de la de los géneros y las especies; está más allá ("trasciende")

de dicha universalidad; por eso es una universalidad trascendental.

Ahora bien: cuando Santo Tomás analiza los tipos de "agregados"

que se le pueden efectuar al ente, afirma que son agregados

conceptuales de razón, pero no reales, por los motivos vistos. Entre

los dos tipos de agregados de razón que pueden ser efectuados al ente,

uno de ellos es el conjunto de "consecuencias que siguen en su

generalidad a todo ente", y, dado que tienen la misma universalidad

trascendental del ente, el neotomismo posterior los llamó "trascendentales".

Ellos son: cosa, algo, uno, verdadero y bueno. O sea que

todo ente, por ser tal, es cosa, es algo, es uno, es verdadero y es bueno.

Es cosa en cuanto que todo ente tiene un "qué" es (con tilde en

la e), además de su "existir"; es algo en cuanto que todo ente es un

"aliud quid", "otro-que", o sea, no es otro ente; es uno en cuanto

no-dividido (aunque pueda ser divisible); es verdadero en cuanto es

cognoscible, y es bueno en cuanto es apetecible (esto es, capaz de

ser apetecido, aunque no esté siendo apetecido en acto). Este último

trascendental es el que nos interesa.

En efecto, todo ente, según este último trascendental, es bueno

por el solo hecho de ser; y su grado o cuantía de "bonum" dependerá

de su grado o cuantía de ser. Este grado de ser, a su vez, está

determinado por la esencia del ente, que es el coprincipio constitutivo

del ente limitante del ente, que lo especifica en un modo de

ser. Según esta concepción metafísica, todo ente tiene, por tanto,

una bondad objetiva, que podemos calificar como "valor objetivo"

del ente, dependiente de su grado de ser. Este valor objetivo no contradice

de ningún modo la teoría subjetiva del valor de la escuela

austríaca de economía, pues ésta se refiere a que el objeto adquiere

un valor para el sujeto cuando el objeto se ubica en la línea de necesidades

del sujeto,2 lo cual implica que se refiere a un ente en cuanto

apetecido, mientras que el bonum se refiere al ente en cuanto

apetecible, esto es, a una capacidad de ser apetecido (dependiente

de su cuantía de ser), y no a una relación en acto con un sujeto apetente.

Ahora bien: este bonum ontológico es lo que Santo Tomás

llama "dignidad". Cuando el Sto. Doctor está explicando, precisamente,

la diferencia entre el valor de las cosas según la necesidad

que los hombres tengan de ellas en el mercado y el valor objetivo

del ente, en cuanto bonum trascendental, dice lo siguiente: ". . . Esto

uno, que todas las cosas mide según la verdad de la cosa, es la

indigencia, que contiene todas las cosas que se intercambian, en

cuanto que todas las cosas se refieren a la humana indigencia; en

efecto, no se aprecian según la dignidad de su propia naturaleza; de

otro modo un ratón, que es animal sensible, tendría mayor precio

2 Este tema lo hemos desarollado en nuestros Fundamentos filosóficos y

epistemológicos de la Escuela Austríaca de Economía, cuya primera versión

mecanografiada fue presentada al Departamento de Investigaciones

de Eseade en agosto de 1983.

156 ESTUDIOS PÚBLICOS

que una perla, que es algo inanimado; pero los precios son impuestos

a las cosas según que los hombres las necesiten para su uso" (lo

destacado es nuestro).3 Por lo tanto, si todo ente tiene una "dignidad"

o bondad ontológica conforme a y dependiente de su propia

naturaleza, se infiere que el ser humano también tiene una dignidad

dependiente de su propia naturaleza; dignidad o bondad natural (no

moral, sino ontológica) que, en este caso, tiene implicancias éticas

que no existen en los demás entes. Ese valor objetivo del ser humano

(su bondad ontológica), con implicancias éticas especiales, es lo

que llamamos, pues, dignidad humana.4

1.2 La Concepción de "Persona"

Habíamos dicho que el grado de bondad

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