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“LA REPÚBLICA PLATÓN LIBRO II


Enviado por   •  10 de Abril de 2018  •  Tareas  •  807 Palabras (4 Páginas)  •  364 Visitas

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Ficha para el desarrollo de la Sesión online 3

NOMBRE:

Instrucciones

Luego de haber visto los videos y haber leído el texto, desarrolle una breve reflexión con relación a los siguientes puntos:

Videos: sobre los riesgos de convivir con superhéroes

[pic 1]

[pic 2]

Reflexionar en la trama de estas películas el interés por eliminar a los superhéroes (o su libertad) ¿Por qué asumo que van a abusar de su poder?

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Lectura: ¿las personas realmente aspiran a lo justo?

Leer el siguiente fragmento de La República de Platón que nos cuenta la leyenda del Anillo de Giges:

“LA REPÚBLICA

PLATÓN

LIBRO II

El anillo de Giges dado a un justo haría de él un criminal

III

 »Nos daríamos perfecta cuenta de que aquellos que practican la justicia en contra de su voluntad lo hacen por la imposibilidad de cometer la injusticia, si reflexionáramos lo siguiente. Después de haber dado a cada uno de los dos la posibilidad de hacer lo que les viniera en gana, al hombre justo y al injusto, los seguiríamos después, viendo adónde los conducirá la pasión a cada uno. En esa propia observación, sorprenderíamos al justo que con el injusto se dirige hacia el mismo fin, por la ventaja, lo que toda naturaleza persigue como un bien, pero que la ley frena con violencia para que se respete la legalidad. Tendrían, pues, del mejor modo el poder del que yo hablo, si se les llegase a otorgar el privilegio que en una ocasión llegó a tener Giges, antepasado del lidio, como cuentan. »Era Giges un pastor al servicio del que entonces reinaba en Lidia y, habiéndose producido una tremenda tempestad y un temblor de tierra, el suelo se resquebrajó y se produjo una gran abertura junto al lugar donde apacentaba su rebaño. Y después de mirarla y de quedarse sorprendido, descendió, y se dice que entre otras maravillas divisó un caballo de bronce, hueco, que tenía puertas pequeñas, y, pasando por ellas la cabeza, vio que dentro había el cadáver de un hombre, como así parecía, de mayor talla que la corriente entre los hombres; pero se hallaba completamente desnudo y en su mano un anillo de oro, y Giges, después de haberlo cogido, salió. Entonces, los pastores, habiéndose reunido para hacer como de costumbre su relación mensual del ganado a su rey, Giges acude a la reunión llevando en el dedo su anillo. Después de ocupar su sitio entre los pastores, volvió casualmente el engarce del anillo hacia la parte cóncava de su mano y en seguida quedó invisible para los que estaban allí, y se hablaba de él como si se hubiese marchado. Y se quedaron asombrados, y de nuevo cambiando hacia afuera el engarce se volvió en seguida visible. Y cuando observó eso, vuelve a intentarlo para ver si el anillo tenía ciertamente ese poder, y se convenció que al poner hacia dentro el engarce llegaba a ser invisible, y hacia afuera, visible. Al tener ese convencimiento, se hizo poner entre los que iban como comisionados ante el rey. Una vez que llegó [al palacio], sedujo a la reina y con su ayuda acometió y mató al rey y se hizo con el poder. Si, pues, llegásemos a tener dos de esos anillos y el uno se lo pone el justo y el otro el injusto, ninguno llegaría a ser, al parecer, tan fuerte como para permanecer fiel a la justicia y no atreverse a apoderarse del bien del otro, cuando entonces podría coger impunemente en el mercado lo que quisiera, entrar en las casas para tener relaciones íntimas con quien le viniese en gana, matar y libertar a quien quisiera y hacer todas las demás cosas entre los hombres al ser semejante a un dios. Al obrar de ese modo, no obraría de modo distinto que al otro [el injusto], y los dos tendrían un mismo fin. Ciertamente, uno diría que eso es una gran prueba de que no es justo nadie por voluntad, sino por obligación, porque no se es justo en privado, porque siempre que se puede ser injusto [impunemente], se cometen injusticias. Pues todo hombre cree que la injusticia, individualmente, es más ventajosa, mucho más que la justicia, y tienen razón al creerlo, si afirma lo que yo expongo en esa doctrina. Porque si alguien llegase a ser dueño de tal poder y no quisiera entonces cometer injusticias ni apoderarse de lo que poseen los demás, parecería que era el más desgraciado e insensato de todos los hombres a los que sabían ese secreto. Alabarían en público al que era contrario a ellos, engañándose unos a otros por miedo de padecer una injusticia ellos mismos. Esto, pues, [lo expongo] de ese modo.”

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