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LAS CONCEPCIONES DEL AMOR SEGÚN DANTE

LOS NACIS DEL XXIEnsayo21 de Julio de 2022

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(LAS CONCEPCIONES DEL AMOR SEGÚN DANTE)

(EL AMOR ES LA FUCION DE DOS CONCEPTOS DIFERENTES)

Por lo general en la época que se escribió la Divina Comedia que fue en la edad media se le daba el lugar a la mujer del cuidado y limpieza del hogar, pero la mujer en la poesía se representa con gentileza característica fundamental en la poesía de cuyo movimiento Dante es precisamente su máximo representante dando a resaltar la bondad, docilidad y destacando siempre el valor de los sentimientos. ¿Pero entonces que papel le da Dante a la mujer en la divina comedia?

En este texto principalmente podemos encontrar como mujeres a Beatriz y la virgen maría quienes son estas las que lo ayudan a crecer interior mente. Pero algunas personas dicen que el ideal femenino del hombre en esta época paso por tres etapas y la primera estaría representada por Beatriz, que no es la mujer carnal, sino la mujer celestial capaz de guiar al hombre al Paraíso (etapa teológica). Dante le da a Beatriz el lugar de la mujer celestial capaz de guiar al hombre al paraíso. Y mucho podríamos agregar respecto a lo que Beatriz significa para Dante, la encarnación de la fe. Pero más adelante nos damos cuenta de que la concepción del poeta respecto a lo femenino no se agota en la visión idealizada de esta mujer hecha espíritu, inmortalizada en la “Divina Comedia” y cuyo nombre ha quedado eternamente unido al de su creador y a la misma arquitectura del poema. Porque en los primeros cantos del Infierno surge otra figura femenina que no obstante no tener la incidencia suprema de aquélla en el total de la obra, aparece primero como su antítesis o su opuesto, para perfilarse luego y definitivamente casi como su complemento. Pero son variadas las mujeres mencionadas en diversos puntos en el Infierno descrito por Dante. Por mencionar a algunas en el Limbo se encuentran los paganos ilustres, tanto históricos como mitológicos. Y mujeres virtuosas en las que se pueden mencionar Cornelia Y Electra (madre de Dárdano, progenitor de los troyanos). Fuera del Limbo también se hallan mujeres virtuosas que, abandonadas, cegadas por el dolor y aquellas dedicadas al arte de la adivinación: Penélope (esposa de Ulises) y Hécuba (esposa de Príamo, luego de que los griegos asesinaran a sus hijos enloqueció de dolor. También se encuentran aquellas mujeres falsas y tan temidas brujas: la mujer de Putifar (Esposa del faraón de Egipto, mandó a condenar a un inocente que rechazó sus insinuaciones), Juno (Esposa de Júpiter. Al enterarse de que le eran infiel, arremete en contra la amante de su esposo: la tebana Sémele). 

Pero en el canto número V se presenta el círculo de los lujuriosos, en el cual se encuentra Francesca de Rímini, quien parece ser la mujer más simbólica y reconocida en el Infierno de Dante este concibió a francesa como ésta es viva y verdadera, mucho más de lo que pudo serlo en la historia. Quizá nos convenga comenzar por la visión de la mujer en la literatura inmediatamente anterior a Dante: Francesca ha nacido solamente luego de una larga elaboración en las líricas de los trovadores y en la misma lírica dantesca. Allí el hombre llena de sí mismo la escena es él quien actúa y habla y fantasea, nombrada pero no representada. Está allí como el reflejo del hombre, como cosa suya, como el ser salido de su costilla, sin personalidad propia y distinta. Algunas veces es un simple concepto sobre el cual el poeta razona, como a menudo lo hace Dante mismo. 

En este género, la criatura más original y acabada es Beatriz, belleza, virtud y sabiduría, un individuo despojado del cuero y sutilizado, ya no individuo, sino tipo y género. No mujer, sino femenino Es éste una concepción admirable, pero no es aún la mujer. no es, por lo tanto, aun, persona auténtica. A menudo Beatriz en lugar de persona viva, nos parece una personificación y un símbolo. Individuo ella misma, un ser enamorado y gentil, no ya concepto, tipo, ni personificación, sino verdadera y propia persona, en toda su libertad, es Francesca. para perfilarse luego y definitivamente casi como su complemento. Y esto puede parecer una observación poco inteligente o cuidadosa, ya que ambas figuras operan en planos muy diferentes de la construcción dantesca. Sin embargo, creo que pueden valorarse también en un mismo nivel, y esto desde el punto de vista de que se trata de dos figuras femeninas y poéticas que más allá de los diferentes planos en que Dante pueda ubicarlas, significan algo y mucho por lo que ellas mismas son. Y, ante todo, Francesca y Beatriz son dos mujeres, una pecadora y una santa, una condenada eternamente al Infierno y la otra capaz de conducir a Dante al Paraíso. Pero la grandeza de ambas ya ha quedado explicitada, cada una en su terreno.

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