LIBRO PRIMERO DE LA FELICIDAD CAPITULO PRIMERO DE LAS CAUSAS DE LA FELICIDAD
calipso1009736 de Febrero de 2014
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al corazón." No compartimos por completo la idea expresada en esta inscripción, pues en
nuestra opinión, la felicidad, que es la más bella y la mejor de las cosas, es, a la vez, la más
agradable y la mas dulce. Entre las numerosas consideraciones a que cada especie de cosas y
cada naturaleza de objetos pueden dar lugar, y que reclaman un serio examen, unas sólo tienden a
conocer la cosa de que uno se ocupa, y otras tienden además a poseerla y hacer de ella todas las
aplicaciones posibles. En cuanto a las cuestiones que en estos estudios filosóficos tienen un
carácter puramente teórico, las trataremos según se vaya presentando la ocasión y desde el punto
de vista especial de esta obra.
Ante todo indagaremos en qué consiste la felicidad y por qué medios se la puede adquirir.
Nos preguntaremos si todos aquellos a quienes se da este sobrenombre de dichosos lo son como
mero efecto de la naturaleza, a manera que son grandes o pequeños o que difieren por el
semblante y la tez; o si son dichosos merced a la enseñanza de cierta ciencia, que sería la de la
felicidad; o si acaso lo deben a una especie de práctica y de ejercicio, porque hay una multitud de
cualidades diversas que no las deben los hombres ni a la naturaleza ni al estudio, y que
sólo se adquieren por el simple hábito; las cuales son malas cuando proceden de malos
hábitos y buenas cuando los contraen buenos. En fin, indagaremos si, en el supuesto de
ser falsas todas estas explicaciones, la felicidad es resultado sólo de una de estas dos
causas: o procede del favor de los dioses que nos la conceden, a manera que inspiran a
los hombres que se sientan movidos por una pasión divina y abrasados en entusiasmo
bajo el influjo de algún genio, o bien procede del azar, porque hay muchos que confunden
la felicidad y la fortuna.
Debe verse sin dificultad que la felicidad en la vida humana es debida a todos
estos elementos reunidos, o a algunos de ellos, o por lo menos a uno solo. La generación
de todas las cosas procede, con poca diferencia, de estos diversos principios, y así se
pueden asimilar todos estos actos que se derivan de la reflexión a los actos que proceden
de la ciencia. La felicidad, o en otros términos, una existencia dichosa y bella, consiste
sobre todo en tres cosas, que son, al parecer, las más apetecibles de todas, porque el
mayor de todos los bienes, según unos, e
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