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LIBRO PRIMERO DE LA FELICIDAD


Enviado por   •  20 de Abril de 2016  •  Documentos de Investigación  •  2.478 Palabras (10 Páginas)  •  287 Visitas

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LIBRO PRIMERO DE LA FELICIDAD

CAPITULO PRIMERO DE LAS CAUSAS DE LA FELICIDAD

En nuestra opinión, la felicidad, que es la más bella y la mejor de las cosas, es, a la vez, la más agradable y la mas dulce.

 La felicidad, o en otros términos, una existencia dichosa y bella, consiste sobre todo en tres cosas, que son, al parecer, las más apetecibles de todas, porque el mayor de todos los bienes, según unos, es la prudencia; según otros, es la virtud; y en fin, según algunos, es el placer. Y así, se discute sobre la parte con que contribuye cada uno  de estos elementos a labrar la felicidad, según se cree que uno de ellos es más influyente.

 Hay muchos que confunden la felicidad y la fortuna.Debe verse sin dificultad que la felicidad en la vida humana es debida a todos estos elementos reunidos, o a algunos de ellos, o por lo menos a uno solo.

CAPÍTULO II

DE LOS MEDIOS DE PROCURARSE LA FELICIDAD:

El hombre, que puede vivir conforme a su libre voluntad, proponerse un objeto especial y fijar su mirada en el objetivo que ha escogido debe referir a él todas las acciones que ejecuta.. Lo mismo aquí que en una multitud de casos no debe confundirse la felicidad con las cosas sin las cuales no puede ser uno dichoso. Entre estas condiciones hay algunas que no son especiales a la salud como tampoco lo son a la vida dichosa, sino que son hasta cierto punto comunes a todas las maneras de ser, a todos los actos sin excepción. Por esta causa se suscitan tantas cuestiones sobre la felicidad, y se pregunta qué es y cómo se la puede obtener con seguridad.

CAPÍTULO III

EXAMEN DE LAS TEORÍAS ANTERIORMENTE EXPUESTAS:

Es bueno no olvidar el fin a que principalmente debe tender todo este estudio, a saber, el de conocer los medios de asegurarse una existencia buena y bella. Si, por el contrario, se admite que las cualidades y los actos del individuo pueden decidir de su felicidad, entonces se hace ésta un bien más común entre los hombres, y hasta un bien más divino, porque será la recompensa de los esfuerzos que los individuos hayan hecho para adquirir ciertas cualidades y el premio de las acciones que hubieren realizado con este fin.

CAPÍTULO IV DEFINICIÓN DE LA FELICIDAD:

La mayor parte de las dudas y de las cuestiones que aquí se promueven se verán claramente resueltas, si ante todo se define con precisión lo que debe entenderse por felicidad. Entre los diversos géneros de vida o de existencia hay unos que nada tienen que ver con esta cuestión de la felicidad, y que ni aspiran a ella, se practican sólo porque responden a necesidades absolutamente precisas. Me refiero a todas esas existencias consagradas a las artes de lujo, a las artes que únicamente se ocupan en amontonar dinero, y a las industriales. La vida filosófica sólo se tan pronto como puede elegir libremente: la vida política, la vida política a las acciones bellas y gloriosas, y entiendo por tales las que proceden de la virtud; en fin, la vida del goce es la que consiste en entregarse por entero a los placeres del cuerpo. hombre poderoso, rico o hermoso.

El hombre que realiza con pureza y sin trabajo todos los deberes de la justicia, o que puede elevarse hasta la contemplación divina, es todo lo dichoso que consiente la condición humana.

CAPÍTULO V

EXAMEN DE VARIAS OPINIONES ACERCA DE LA FELICIDAD:

Hay una infinidad de cosas que es muy difícil juzgar con acierto. Hay mil accidentes que pueden comprometer la vida del hombre.  Si se reuniese todo lo que los hombres hacen, y todo lo que padecen sin que su voluntad tenga en ello participación, ni pueda proponerse con ello un fin preciso, y a esto se añadiese una duración infinita de tiempo, no hay uno que para tan poca cosa prefiera vivir a no vivir. Todo esto nos prueba, evidentemente, nuestra ignorancia y nuestro embarazo, cuando tratamos de saber qué felicidad y qué bien real hay en la vida. El filósofo creía que el hombre obraba bien al preferir la vida teniendo tan sólo en cuenta la ciencia que se puede adquirir durante elle. Se ve, pues, conforme a lo que se acaba de decir, que, en general, los hombres reducen la felicidad a tres géneros de vida: la vida política, la vida filosófica y la vida de goces. En cuanto al placer relativo al cuerpo y a los goces que él procura, se sabe sobradamente lo que es, como y por qué medios se produce. Estudiemos, por lo pronto, la virtud y la prudencia, y digamos cuál es la naturaleza de ambas.  

CAPÍTULO VI

DEL MÉTODO QUE DEBE SEGUIRSE EN ESTAS INDAGACIONES:

Debemos hacer un esfuerzo para encontrar, por medio de la teoría y del razonamiento, en todas estas cuestiones, la verdad, cuya demostración apoyaremos con el testimonio de los hechos y con ejemplos incontestables.  Basta que las cosas sean verdaderas, aun cuando al pronto no sean claras. Por lo demás, siempre es conveniente en este punto proceder con cierta reserva, porque hay gentes que no se percatan de que muchas veces se salen ellos fuera de la cuestión y se entregan a digresiones completamente vanas.

No hay que fiarse sólo de la teoría y del razonamiento, pues muchas veces es preciso más bien tomar en cuenta los hechos. En segundo lugar, sucede más de una vez que lo que parece demostrado por el simple razonamiento es verdadero, sin embargo, no lo es mediante la causa en que se apoya este razonamiento.

CAPITULO VII DE LA FELICIDAD:

Todos convienen generalmente en que la felicidad es el mayor y más precioso de los bienes a que puede aspirar el hombre. Cuando digo el hombre, entiendo que la felicidad también puede ser patrimonio de un ser superior a la humanidad, es decir, de Dios. Después probaremos que así es la verdad; mas, por ahora, limitémonos a decir que hay ciertos bienes que el hombre puede adquirir y otros que le están prohibidos. Hay, además, algunos de estos bienes que son accesibles sin duda, pero sólo a seres mejores que: nosotros. Luego, evidentemente, debe mirarse la felicidad como la cosa más excelente que es dado al hombre poder obtener.

CAPÍTULO VIII: DEL BIEN SUPREMO.

Es preciso, pues, examinar cuál es el bien supremo y ver los varios sentidos que puede darse a esta palabra. Se dice, por ejemplo, que el bien supremo, el mejor de todos los bienes, es el bien mismo, el bien en sí, y al bien en sí se atribuyen estas dos condiciones: la de ser el bien primordial, el primero de todos los bienes, y la de ser mediante su presencia causa de que las otras cosas se hagan también bienes. Se añade que este primer bien está con los demás bienes en la misma relación que está la Idea del bien con el bien mismo, con el bien en sí, y que esa Idea está separada de los objetos que participan de ella. El bien se toma en muchas acepciones y recibe tantas como el ser mismo. El bien se da igualmente en cada una de estas diversas categorías, y así, en la substancia, el bien es el entendimiento, el bien es Dios.

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