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LINGUISTICA


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  4.601 Palabras (19 Páginas)  •  268 Visitas

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Sujetos de la lengua

Introducción a la lingüística del uso

Alejandro Raiter

Julia Zullo

Introducción

Quien haya consultado otros manuales o libros introductorios a los estudios de la relación que se establece entre el lenguaje y el uso del lenguaje dentro de una comunidad muy probablemente en-contrará que este libro tiene una organización diferente.

La organización que presentamos responde a una motivación que entendemos metodológicamente mejor fundada y epistemo-lógicamente correcta. No intentaremos hacer una historia de la disciplina. En efecto, consideramos que uno de los problemas a los que ha llegado la sociolingüística es la carencia de un proyecto de investigación coherente de cara al futuro. Los aportes específicos que han realizado diferentes investigadores y escuelas son innega-bles; lo que está puesto en duda es si estas contribuciones pueden conformar un corpus teórico consistente que sirva de base para una teoría general del papel del lenguaje en la comunicación, el pensamiento y en la conformación de creencias y concepciones del mundo, o si, por el contrario, solo constituyen valiosas observacio-nes sobre particularidades del funcionamiento lingüístico.

Muchas veces el lector de alguno dé estos textos o de alguna colección de artículos al respecto e incluso quien ha pasado por un curso específico pueden tener la impresión de haber entrado en contacto con una caótica colección de trabajos o teorías que so¬lo comparten la petición de principios de trabajar con emisiones concretas producidas por hablantes reales, en lugar de trabajar con conceptos abstractos aplicados a emisiones ideales, generalmente imaginadas por el autor. Es decir, sienten que no han encontrado una teoría sobre el uso del lenguaje sino distintas aproximaciones al objeto de estudio, algunas incompatibles entre sí. Ciertos libros o cursos agregan al final uno o dos capítulos o clases en los que intentan mostrar el modo como pueden integrarse todas las teo¬rías que han presentado, o al menos muchas de ellas. Pero esto no es suficiente, falta un programa integrador.

Ese programa no puede surgir de modo espontáneo de las dis-tintas escuelas en vigencia; por el contrario, debe ser planteado desde la necesidad de estudiar el uso del lenguaje para entender qué es, no simplemente cómo se lo usa. Por ese motivo —como ve¬remos- incluiremos también en esta organización autores y escue¬las que no se han reivindicado como sociolingüistas pero que han tenido y tienen, indudablemente, una gran influencia en la dis-ciplina.

Muchos autores han coincidido en que la sociolingüística —en-tendida como lo producido por el conjunto de investigadores que se comprometen con esta denominación— no tiene un paradigma único, y nosotros coincidimos con esa apreciación. Pero nuestra posición difiere en que opinamos que sí puede tenerlo y que debe tenerlo si trabajamos con el objetivo explícito de comprender qué es y cómo funciona el lenguaje: cómo somos y cómo podemos en-tender el mundo los seres humanos dotados de lenguaje. También afirmamos que, así como no estudiar el uso del lenguaje es renun-ciar a comprender qué es el lenguaje, si nos limitáramos a descri¬bir solamente usos o situaciones particulares —i.e. persuasión, lenguas en contacto, variación lingüística- sin atender el problema general, el de su naturaleza con toda su complejidad, eso implica¬ría un abandono de la tarea que proponemos. Las distinciones di-cotómicas lengua-habla o competencia-actuación no hacen más que reiterar el dualismo mente-cuerpo, que no encontramos producti¬vo, al menos en este caso.

Afirmemos con precisión nuestro punto de partida. Sostenemos que el diseño y estudio de una gramática ideal, formal, que supues-tamente todos los hablantes comparten y que deba dejar de lado lo que caracteriza como ejecuciones o actuaciones de sujetos particu-lares (i.e. el uso concreto del lenguaje en situaciones reales) no solo es criticable porque debe dejar de lado algunas situaciones porque, precisamente, al hacerlo, no puede abarcar qué es y cómo funciona el lenguaje. Sostenemos también que estudiar el uso lin-güístico como una particularidad o una aplicación de esa gramáti¬ca formal no ayuda a completarla, ni a abarcar tocios los fenómenos lingüísticos. Priorizar los usos lingüísticos no implica despreciar la posibilidad de construcción de un sistema o corpus teórico general, pero estos deberán cumplir con la condición de tener sustento re¬al, deben estar inspirados en emisiones concretas y contar con re¬glas que los hablantes efectivamente utilicen y no responder solo a necesidades del mismo modelo que ha sido propuesto. El objeto de estudio lenguaje debe abordarse en su totalidad; los subproductos (gramática, uso, adecuación, etc.) solo deberían ser estudiados co-mo parcialidades o como atajos para encarar la totalidad.

Aclaremos este punto.

En los generalmente reconocidos orígenes ya míticos de la lin-güística moderna, Ferdinand de Saussure definió el objeto de es-tudio de la disciplina que fundaba: lo llamó lengua, y lo definió como un sistema (social) de signos. Para este autor el lenguaje, según lo entendemos o conocemos como usuarios, está compues-to por un conjunto heteróclito de fenómenos: físicos (las ondas sonoras), fisiológicos, articulatorios, individuales, sociales e histó-ricos, que no pueden ser estudiados todos juntos por la misma dis-ciplina porque tienen distinto carácter y funcionan con leyes diversas. Por este motivo la lingüística debía crear y definir su pro¬pio objeto de estudio. Saussure rechaza la posibilidad de estudiar el lenguaje tal como se da en la naturaleza, razón por la cual crea un objeto abstracto, del que define sus propiedades, a fin de po¬der abordarlo. Para decirlo de un modo sencillo, en su objeto de estudio no tienen lugar las ejecuciones individuales, las emisiones concretas de cualquier hablante (el habla), lo físico, lo fisiológico, lo histórico ni los sujetos hablantes.

Esta propuesta parecería ser un atajo para abordar de modo sis-temático el estudio de algo tan complejo como el lenguaje, ya que una vez que conociéramos lo suficiente del funcionamiento del sistema social de signos -programa de investigación posible y pro-metedor de un aspecto del fenómeno— conoceríamos mucho más acerca del lenguaje: otras disciplinas podrían abordar los fenóme-nos concomitantes que finalmente se integrarían en una discipli¬na mayor. En efecto, para Saussure, la lingüística, como ciencia, formaba parte de la semiología -el estudio del funcionamiento so-cial de los signos en general- y esta a su vez formaba parte

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