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LOS DERECHOS SOCIALES: LA DEGENERACION DEL DERECHO: Las Políticas Insostenibles, El Veneno Y El Asesino Progresista Del "milagro Chileno"


Enviado por   •  5 de Junio de 2014  •  2.361 Palabras (10 Páginas)  •  332 Visitas

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Por: Mauricio Zapata

Estudiante de pedagogía en Historia y Geografía

Chile

https://www.facebook.com/DOMINACIONMUNDIAL

Origen de las exigencias

A partir del año 2006 los movimientos sociales en el país se han intensificado, tras las fallas económicas emanadas por políticas insostenibles (impuestos, aranceles, y por los mismos derechos sociales) que han repercutido, aunque en menor medida que en años anteriores, en el bolsillo de las personas. Tras la dificultad de encontrar la raíz del problema, acuden al gobierno en búsqueda de soluciones y que incitados por los líderes políticos que vociferan a través de los medios de comunicación exigencias de intervención del Estado, basándose en que estas reclamaciones tienen un sustento ético y jurídico, pretenden mejorar la situación del país con más del mismo problema que los origino en un principio.

Los derechos sociales que están más en discusión son la educación y la salud, entonces cabe preguntarse más allá de lo que pretende sostener el gobierno a través de la constitución ¿Son (los derechos sociales) un derecho exigibles a la sociedad? ¿O son en realidad bienes y servicios que de la única forma en que se pueden satisfacer es por medio de la creación de recursos?

Al ser actualmente un tema tan polémico es necesario entrar en profundidad al origen de estos derechos, como se desarrollarían y las consecuencias que podrían desencadenar en la sociedad.

Si bien la lucha por alcanzar estos derechos apela a las buenas intenciones que en principio serian: mejorar las condiciones de vida de la gente, permitir que cada individuo pueda satisfacer estas necesidades básicas sin importar las condiciones económicas y sociales de las familias, no está en cuestionamiento que el sentimiento que impulsa a la ciudadanía a demandar mejores condiciones de vida provenga de las mejores intenciones de la gente, pero así como queremos que nuestros cercanos se alimenten de la mejor forma no podemos invadir, atacar y robar una porción de la riqueza de una persona inocente para ejecutar nuestra voluntad.

Por tanto comenzare exponiendo que los derechos sociales como la educación y la salud no son un derecho, y que en su lugar son bienes y servicios económicos que solo se satisfacen con la creación de riqueza previa (Pazos, 2011). Para considerar estos derechos como tal, se tendría necesariamente que trasgredir los derechos de terceros para satisfacerlos.

Comúnmente se argumenta a favor de los derechos sociales mencionando que estos están garantizados en la constitución y la declaración de los derechos humanos. Luis Pazos en su artículo Verdaderos y falsos derechos humanos se refiere a la declaración de los derechos humanos diciendo:

Es importante distinguir cuáles leyes protegen los derechos humanos y cuáles falsamente hablan de derechos humanos, cuando en realidad se refieren a políticas económicas que, aunque se antojan positivas y deseables, no pueden interpretarse o considerarse derechos humanos (Pazos, 2011).

Ya que los recursos para construir una vivienda, comprar y mantener en buen uso maquinas destinadas a al área de la salud o incluso el pago de los sueldos de los profesores no se van a saldar solo con agradecimientos. Y así como menciono Adam Smith en su famoso libro la riqueza de las naciones “No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés” (Smith, 1776).

Origen de los derechos sociales

Con el término de la segunda guerra mundial, Estados unidos y la URSS comenzaron lo que sería una progresiva carrera por dominar ideológicamente la mayor cantidad de países como les fuese posible, en muchos casos a través de dictaduras, que obligaban a los países en cuestión a adoptar las políticas dictaminadas por la nación dominante.

A partir de entonces, se dio paso a la “Guerra fría” desde el año 1947 – 1991 aproximadamente, en el que la expansión ideológica abarco territorios como nunca en la historia. En el transcurso de la Guerra Fría resulto inevitable para ambos bandos adoptar características de su antagonista, ya sea por lo atractivo de sus políticas o por imitación, en búsqueda de volver más eficiente su modelo político-económico. En 1918 a raíz de las políticas intervencionistas de la URSS, la economía sufrió la mayor caída de producción datada en la historia (Nove, 1969). A raíz de la hiperinflación, los Dirigentes Socialistas abordaron intentos por mantener el régimen totalitario pero abriéndose de forma silenciosa y paulatina al libre mercado para reponerse de la crisis, con proyectos políticos como los planes quinquenales y la perestroika.

En EEUU la asimilación de características socialistas no se dejó esperar. El presidente Franklin D. Roosevelt en su célebre discurso The Four Freedoms en 1941, declararía en el tercer punto The third is freedom from want que la satisfacción de necesidades económicas son un derecho fundamental que en teoría deberían ser proveídos por el Estado, liberando a las personas de sus necesidades (Roosevelt's, 1941), justificando el avance incontrolable del Estado que nunca antes había tenido (Kaiser, 2013).

Al término de la segunda guerra mundial y con la caída tanto de la Unión soviética como el muro de Berlín, Estados Unidos se encabezaría como el país más rico del planeta, esto hizo redirigir la vista del mundo anteriormente puesta en Europa para ahora centrarse en seguir a Norte América como guía de la civilización.

En Chile la relación con EEUU se estrecha luego de que los militares comandados por el general Augusto Pinochet pusieran en práctica el modelo social de mercado propuesto por los Chicago Boys en el libro El ladrillo. Favorablemente para la economía Chilena, los futuros Presidentes pertenecientes a la concertación mantuvieron el modelo económico social de mercado, lo impulso la economía del país y por lo que muchos autores han mencionado “el milagro chileno”. El profesor de economía de American University en Washington, DC, Manuel Suárez-Mier, elogiará las medidas adoptadas por los militares y políticos de la época diciendo:

El amplio programa de enmiendas económicas comprendido en El ladrillo, constituye un modelo de una agenda reformista ejemplar que empieza por hacer un acertado diagnóstico de las causas del estancamiento económico chileno, que tuvo sus orígenes desde la Gran Depresión de los años treinta (Suárez-Mier, 2010).

Esto se logró solo gracias a la descentralización de los medios de producción, las bajas arancelarias, y diminución gradual del gasto público en favores sociales.

Debido a que estas medidas fueron impulsadas en pleno periodo dictatorial, a pesar de que en la práctica el resurgimiento de la economía chilena favoreció a todos los estratos sociales, la ciudadanía detestó el modelo. Este desapruebo fue fomentado por el discurso socialista que no se vio representado por los nuevos presidentes del país desde la vuelta a la democracia. Este discurso romántico de derechos sociales sugiere nada más que el paraíso en la tierra, derecho a un empleo, salario, protección social (jubilación, seguridad social, desempleo, bajas laborales por maternidad o paternidad, accidentes laborales), vivienda, educación, salud, medio ambiente limpio, cultura, alimentación, entre otros.

El abogado chileno Axel Kaiser define a los derechos sociales como:

La idea de los “derechos sociales“, donde unos reclaman beneficios que otros son obligados a satisfacer, implica que otras personas deben ser forzadas por el Estado a proveer el bienestar que los primeros reclaman y por tanto que el Estado debe asumir un rol predominante en la organización económica (Kaiser, 2013, pág. 15).

Según la definición de Axel Kaiser, la única forma de satisfacer estos derechos seria a través de la coacción, contraponiéndose con otros derechos como por ejemplo los derechos naturales.

Derechos sociales

Cuando se escucha a la ciudadanía pedir “educación gratuita” está asumiendo con anterioridad que la educación es un bien económico que el Estado debería garantizar, de no ser así, no se pediría gratuidad, y por el contrario la exigencia debería ser suprimir aquel derecho o suprimir la ley que lo protege.

La afirmación de los defensores de los derechos sociales sostiene que estos entregan “dignidad y equidad a la población”, nada más lejos de la realidad, el resultado empírico de los Estados Unidos fue que el año 2013 el déficit fiscal se encontraba en un 8% del PIB, la deuda publica superaba el 100% del PIB, y sostener los derechos sociales les costó el 800% del PIB (United-States-National-Debt-Clock, 2013). Tomando también el resultado de la URSS, su constitución socialista era la más proteccionista en cuanto a derechos sociales, los cuales al solo poderse satisfacer a través del mercado les resulto imposible satisfacerlos en su totalidad.

El resultado esperable por mantener los derechos sociales seria “la caída de la inversión privada (I) en la composición del PIB y aumento del gasto público (G) por sobre el crecimiento % del PIB: PIB = C+I+G+NX. C: Consumo; I: Inversión; G: Gasto de gobierno; NX: Exportaciones menos importaciones (balance comercial)” (Chilealdesarrollo, 2013), esto explicaría el aumento en la inflación y la escases de recursos de los países mayormente intervencionistas e incluso socialistas.

A diferencia de los derechos negativos, estos “obligan a los demás miembros de la comunidad y al gobierno a abstenerse, es decir, a no ejecutar ciertas conductas” (Kaiser, 2013, pág. 9), ejemplos de estos derechos son: libertad de expresión (que no te silencien), derecho a la vida (que no te agredan y en el peor caso asesinen), los derechos negativos impulsa entonces la “no agresión” entre individuos.

Paradójicamente a lo que creen muchos defensores de los derechos sociales, los países con mayor inversión privada son a la vez los países con menos desigualdad, mayor riquezas y donde el 10% más pobre tiene mejores condiciones de vida, en los países con mayor libertad económica el 10% más pobre gana alrededor de $10,556, mientras que en los países con menor libertad económica reciben $932 aprox (Gwarney, Lawson, & Hall, 2013).

Sostener los derechos sociales como tal, incide necesariamente en la degradación de los derechos propios de las personas e institucionalizan la apropiación legal de bienes ajenos, resultados totalmente contrarios a la ética y el progreso económico. Aun así, el atractivo de recibir bienes y servicios “gratuitos” resultan seductores para la mayoría de la población, que esperan beneficiar la sociedad bajo el eslogan creado por los dirigentes sociales. ¿Por qué sucede esto? Frédéric Bastiat señala dos explicaciones, la primera:

Fatal tendencia de la especie humana

La aspiración común de todos los hombres es conservarse y desarrollarse, de manera que si cada uno gozara del libre ejercicio de sus facultades y de la libre disposición de sus productos, el progreso social sería incesante, ininterrumpido, infalible.

Pero hay otra disposición que también les es común a los hombres. Es la que se dirige a vivir y desarrollarse, cuando pueden, a expensas los unos de los otros. No es ésta una imputación aventurada emanada de un espíritu dolorido y carente de caridad. La historia da testimonio al respecto, con las guerras incesantes, las migraciones de los pueblos, las opresiones sacerdotales, la universalidad de la esclavitud, los fraudes industriales y los monopolios, de todos los cuales los anales se encuentran repletos. Esta funesta inclinación nace de la constitución misma del hombre, de ese sentimiento primitivo, universal, invencible, que lo empuja hacia el bienestar y lo hace huir de la incomodidad, el esfuerzo y el dolor (Bastiat, 1850, pág. 3).

Los derechos sociales según Bastiat surgen de la tentativa de vivir del trabajo ajeno, antiguamente llamado esclavitud, pero que los defensores llaman “redistribución de los recursos”. La segunda respuesta que da Bastiat al surgimiento intelectual de los derechos sociales es el siguiente:

Propiedad y expoliación

El hombre no puede vivir y disfrutar sino por medio de una transformación y una apropiación perpetua, es decir por medio de una perpetua aplicación de sus facultades a las cosas, por el trabajo. De ahí emana la Propiedad.

Pero también es cierto que el hombre puede vivir y disfrutar, apropiando y consumiendo del producto de las facultades de sus semejantes. De ahí emana la expoliación. Ahora bien, siendo que el trabajo es en sí sufrimiento y ya que el hombre se inclina a huir del sufrimiento, el resultado es -y ahí está la historia para probarlo- que prevalece la expoliación siempre que sea menos onerosa que el trabajo; prevalece, sin que puedan impedirlo en ese caso ni la religión ni la moral.

¿Cuándo se detiene pues la expoliación? Cuando se hace más onerosa, más peligrosa que el trabajo.

Evidente es que la ley debiera tener por finalidad oponer el obstáculo poderoso de la fuerza colectiva a aquella tendencia funesta; que debiera tomar partido por la propiedad y contra la expoliación.

Pero, lo más frecuente es que la ley sea hecha por un hombre o por una clase de hombres. Y siendo inoperante la ley sin sanción, sin el apoyo de una fuerza preponderante, es inevitable que en definitiva quede aquella fuerza en manos de quienes legislan. Este fenómeno inevitable, combinado con la funesta inclinación que hemos comprobado que existe en el corazón del hombre, explica la perversión casi universal de la ley. Se concibe así como, en lugar de constituir un freno contra la injusticia, se convierte en un instrumento y el más invencible instrumento de la injusticia. Se concibe que, según sea el poder legislador, destruya -en provecho propio y en grados diferentes, en cuanto al resto de los hombres- la personalidad con la esclavitud, la libertad con la opresión y la propiedad con la expoliación.

Esto responde principalmente a la necesidad del hombre a “huir del sufrimiento”, sufrimiento que trae satisfacer necesidades personales por medio del trabajo y lo que conlleva a realizarlo (como el tiempo que lleva terminar un producto) (Bastiat, 1850, pág. 3).

Bibliografía

Bastiat, F. (1850). La loi. francés.

Chilealdesarrollo. (07 de Julio de 2013). Chile al desarrollo. Obtenido de Chile al desarrollo: http://chilealdesarrollo.com/2013/07/07/cronica-de-un-estancamiento-anunciado-gobierno-de-la%C2%A8nueva-mayoria%C2%A8/

Gwarney, J., Lawson, R., & Hall, J. (2013). Economic freedom of the world. Obtenido de Economic freedom of the world: http://www.iea.org.uk/sites/default/files/publications/files/EFW2013-complete.pdf

Kaiser, A. (2013). Caminos de libertad. Obtenido de Caminos de libertad: http://www.caminosdelalibertad.com/resources/uploads/pdf/20131031_120343_la-gran-degeneracion-el-ideal-perdido-de-los-padres-fundadores-de-estados-unidos.pdf

Nove, A. (16 de 08 de 1969). An Economic History of the U.S.S.R. Great Britain: Penguin Books. Obtenido de http://www.youtube.com/watch?v=V-rrZe0X5XI

Pazos, L. (22 de 07 de 2011). Asuntos Capitales. Obtenido de Asuntos Capitales: http://www.asuntoscapitales.com/articulo.asp?ida=5842

Roosevelt's, F. D. (06 de 01 de 1941). W. W. Norton & Company. Obtenido de W. W. Norton & Company: http://www.wwnorton.com/college/history/ralph/workbook/ralprs36b.htm

Smith, A. (1776). An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. London: W. Strahan & T. Cadell.

Suárez-Mier, M. (19 de 10 de 2010). ElCato. Obtenido de ElCato: http://www.elcato.org/chile-y-mexico

United-States-National-Debt-Clock. (2013). us debt clock. Obtenido de us debt clock: http://www.usdebtclock.org/

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