La Alteridad
desireebonafina21 de Junio de 2013
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SOBRE LA ALTERIDAD EN LEVINAS
Una aproximación a Totalidad e Infinito
Ensayo por Marlon Orozco Baños
En lo que respecta a la manera de entender al otro y a lo otro, en lo que se refiere a la
fundamentación de la experiencia que es el mundo, en lo que hace a la experiencia más
original, cuando se trata de hallar las respuestas a todas estas preguntas, Levinas nos
ofrece, en Totalidad e infinito una manera que se opone a toda la tradición occidental o, para
usar una expresión del propio autor, «desde Parménides hasta Hegel».
Todas estas concepciones se han basado, desde la naciente filosofía en la antigua Grecia, en la idea de la subsunción de todos los entes y de todas las experiencias en una totalidad. La filosofía fisisista empezó, justamente, tratando de explicar, a partir de un solo
elemento, o de una sola raíz (de una sola υύσις) a todo el mundo. Lo que Levinas nos
plantea no pasa por olvidarse de las verdades que se han encontrado en la tradición filosó-
fica basada en este paradigma1; lo que nos plantea es re-formar las bases de la comprensión de la existencia del hombre en el mundo, de su existencia como ente finito:
Afirmar la prioridad del ser con respecto al ente, es ya pronunciarse sobre la esencia de la filosofía, subordinar la relación con alguno que es un ente (relación ética) a la relación con el
ser del ente, que impersonal, permite la aprehensión, la dominación del ente (en una relación
de saber) subordina la justicia a la libertad.2
Que la relación ética (relación que sólo se da en el cara-a-cara) sea la relación originaria no
es un pensamiento fácil de incorporar en una concepción totalizante, tematizante de la
experiencia humana, que no alcanza a comprender a todo lo que queda fuera de su lógica
aplastante, absorbente (asesina, diría el autor). Encontrar la trascendencia es por donde
empieza esta tarea del pensamiento levinasiano.
1 No se trata, como en el caso de Heidegger, de una descalificación de la tradición por el hecho de
fundarse en el error de ignorar a la experiencia de lo Otro como una experiencia originaria, sino
que Levinas intenta encontrar a lo largo de la tradición filosófica lo que haga ver mejor o que se
encuentre cercano con la revisión que nos propone.
2 Levinas, Emmanuel. Totalidad e infinito: Ensayo sobre la exterioridad. Salamanca: Sígueme, 1977; pág.
69. Nota: A lo largo del trabajo se hará referencia a Totalidad e infinito en esta misma edición; por lo
mismo, y con el único objeto de facilitar la lectura, cuando se cite este libro sólo se incluirá (entre
paréntesis) el número de página de la edición antedicha. Cuando se trate de cualquier otro texto,
se hará la referencia con su debida nota al pie.Sobre la Alteridad en Levinas | Marlon Orozco Baños |
• II
Separación y Trascendencia
En lo de sí, el yo es identidad, y en esta identidad consiste su existencia. No se trata de
encontrar algo que sea fuera de sí (del mismo), sino que lo que lo compone es el hecho
mismo de ser sí mismo y de buscarse a sí, a su gozo, a lo que lo llena. Es saberse en lo que
se tiene, es buscar extenderse en el ser, es encontrarse autosuficiente y encontrarse libre.
Hasta aquí, va lo que ha contado en la tradición que lleva hasta el idealismo de la modernidad. Eso es lo que tenemos como la tradicional respuesta, lo que nos ocurre cuando no
nos vemos cuestionados.
Levinas intenta fundar una manera de escapar de esto, de lo que es en lo de sí, de lo
que es solipsista, de aquél que está como Giges que puede verlo todo sin ser visto (el sujeto
de conocimiento de la modernidad). Esto es el ser separado.
La separación es la condición de posibilidad para las relaciones éticas y epistémicas, es
la relación por la que se funda una manera de estar en el mundo en la que no se necesita
nada más, es la autosuficiencia. Autosuficiencia que no se rompe con el trabajo, sino con la
posibilidad de llegar a encontrar una salida de esta vida separada, de esta vida en la que
no se ofrece nada que dé sentido a la existencia, porque lo que no se puede es encontrar
una manera en la que el existente vaya más allá de sí. No se puede encontrar un fundamento de lo que se vive, porque el ser separado (el ego cogito, la consciencia, el Dasein) no puede fundar su sentido en sí mismo, no puede encontrar un momento en el que se ponga de
manifiesto el sentido (el origen del sentido) en lo conocido (en lo tematizado, en lo que se
pone como integrante de una totalidad). Lo ya comprendido quiere decir lo que se ha
incorporado al Mismo, lo que no puede dejar de encontrarse.
El origen del sentido se da por la trascendencia.
La trascendencia es una «relación con una realidad infinitamente distinta de la mía»
(pp. 65-66). Es un encuentro con lo que me hace frente, pero que, a pesar de hacerlo, no
puede caber en lo que Yo soy. Y el no caber en lo que Yo soy no quiere decir que no lo
pueda tener dentro de mi cuerpo, sino que no puede quedar reducido a mí como sujeto; que
bien lo puedo tematizar, que lo puedo comprender (en el sentido etimológico), que lo
puedo poseer, porque puedo dominar lo que es (y eso se puede hacer con lo que es en el
fenómeno)… pero que nunca puedo alcanzar esa su estancia en la que él se da y por la que
se da como tema, comprensión o posesión.| Marlon Orozco Baños | Sobre la Alteridad en Levinas
III •
El ateísmo es una «separación tan completa que el ser separado se mantiene sólo en la
existencia sin participar en el ser del que está separado, capaz eventualmente de adherirse
a él por la creencia» (p. 82). Es decir que la separación no es un estado que se pueda superar en el sentido de ya no encontrarse más en él, o en el de un estadio por el que se tiene
que pasar para encontrar el camino hacia lo que está más cercano con la verdad. Levinas
no nos propone una ascesis, sino que nos quiere mostrar la manera en la que nos encontramos con la realidad de un mundo del que estamos origninariamente escindidnos, y del
que no tenemos participación.
En nuestro trato cotidiano con las cosas, de lo que ocurre no puede —según el autor—
decirse que somos partícipes de su hacer, que somos partícipes de su existencia: «El trabajo, al cual se resiste la materia, se beneficia de la resistencia de los materiales. La resistencia
es aún interior al mismo». Esto quiere decir que lo que se hace, por más que se trate de
algo que no puedo hacer, de algo que se resiste a la espontaneidad de mi libertad, aun así
sigue perteneciendo al mismo, sigue entrando en una relación en la que la distancia puede,
en principio, ser superada. Pero no se trata de una posibilidad absoluta, sino de una posibilidad que, aunque sea imaginable, siempre tiene un “si tan solo…”, para realizarse. La
posibilidad de mover una montaña es una posibilidad que entra en el campo del mismo,
es algo que se pudiera hacer si existieran unas condiciones imaginables; se puede concebir
una manera —inexistente en acto, tal vez, pero no contradictoria— de llevar a cabo un acto
que físicamente es imposible. No se trata, entonces de una posibilidad fáctica, de una posibilidad que se dé de hecho. Levinas no quiere decir que lo que está dentro del mismo es lo
que está dentro de lo que yo soy; o es decir, que lo que está con lo que yo soy como ente
concreto no es lo mismo que lo que está en lo que es el Mismo como totalidad. En la totalidad, en el mundo físico, en el mundo de los fenómenos se puede poder. Esto no quiere decir
que, de hecho, se pueda mover una montaña, pero sí, al menos, se puede poder mover una
montaña. «Lo otro se ofrece o se niega a la posesión, pero lo Otro pone en duda su posibilidad» (p. 62). Lo otro (con minúsculas) es lo otro fenoménico, mientras que lo Otro es lo
nouménico; en este tenor, lo que se dice de algo es que es o que no es, se trabaja con una
lógica bivalente, que no tiene equívoco si se conoce de lo que se trata: «lo que es, es; lo que
no es, no es»: es la verdad bien redonda parmenídea. Es la lógica de la totalidad, es la materia
de la que vivimos, es el lugar en donde el Mismo habita, es el en lo de sí. Pero ser en lo de sí
es infundable.Sobre la Alteridad en Levinas | Marlon Orozco Baños |
• IV
Cuando se trata de llegar, en cambio, a un nivel más allá, a un nivel en el que la distancia es infranqueable, lo que ocurre es que no hay manera en la que me encuentre con
eso que está más allá de la distancia, sino sólo con su manifestación (con su rostro); pero, a
la vez, esta manifestación es todo su contenido. Lo que no sucede aquí es un acercamiento,
sino que la relación se da en la absoluta inmutación de las partes de la relación (es una
«relación sin relación»). Es una relación con lo metafísico, con lo que trasciende al Mismo,
con lo que trasciende al fenómeno, es romper aquel límite que Kant había establecido con
su Crítica3. Pero no para llegar a otro lado, sino para encontrar una no-respuesta en la
misma afirmación.
¿Cómo es posible, pues, una relación con algo que es absolutamente
...