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La Esencia De Dios


Enviado por   •  20 de Mayo de 2013  •  8.350 Palabras (34 Páginas)  •  893 Visitas

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LA ESENCIA DE DIOS.

I LA COGNOSCIBILIDAD DE LA ESENCIA DE DIOS

Una vez que se conoce que algo existe, queda todavía por saber qué es. Demostrada la existencia de Dios, procede preguntarse por su esencia. ¿Podemos acceder al conocimiento de la esencia divina? Y si esto es posible, ¿cuál es la vía de acceso a lo que podemos saber de la esencia divina?

El punto de partida de la cognoscibilidad de la esencia divina es el Término que demuestra su existencia. Dios se manifiesta como Acto Puro de Ser, Ser Subsistente, Primera Causa Incausada, etc... De ahí nace precisamente la incomprensibilidad de Dios, pues se dice que algo es comprehendido cuando es completamente abarcado por la inteligencia. Pero incomprensibilidad no quiere decir incognoscibilidad; algo es incognoscible cuando es radicalmente inalcanzable por el conocimiento. Pero de Dios podemos conocer que es primera causa de las cosas, ello es suficiente para señalar una cognoscibilidad de la esencia divina, si bien sea relativa y limitada.

INCOMPRENSIBILIDAD Y COGNOSCIBILIDAD DE DIOS

La incomprensibilidad de Dios

La suprema excedencia de Dios, su trascendencia, lleva aparejada la imposibilidad de que nuestro conocimiento pueda alcanzar lo que Dios es. La suprema excedencia de Dios, su trascendencia, lleva aparejada la imposibilidad de que nuestro conocimiento pueda alcanzar lo que Dios es. por el camino que lleva del efecto a la causa, y la Causa Primera que es Dios.

Las razones por las cuales no podemos conocer qué sea Dios se fundamentan, en que el entendimiento creado tiene su origen en los sentidos y por ello sólo puede alcanzar hasta donde pueda llevarle lo sensible.

El objeto adecuado del entendimiento, se refiere a cosas que tienen forma en materia, y no al Ser Subsistente. De ahí que sea necesario concluir que el mismo Ser Subsistente sólo es connatural al entendimiento divino y que está fuera del alcance de todo entendimiento creado.

La cognoscibilidad o inteligibilidad de una cosa radica en su actualidad; algo es cognoscible en cuanto está en acto: Precisamente por ello, Dios, que es Acto Infinito, es infinitamente cognoscible. Pero algo absolutamente cognoscible en sí puede no ser cognoscible para un determinado entendimiento, por defecto de éste; Dios es infinitamente cognoscible, y por tanto sólo es comprehensible para una inteligencia infinita. Dios es, pues, incomprehensible para toda inteligencia creada. Para poder ver la esencia de Dios es necesario que el entendimiento creado sea provisto de una luz.

La cognoscibilidad de lo que Dios es

Aunque no es posible un conocimiento comprehensivo de lo que es Dios, Aunque no es posible un conocimiento comprehensivo de lo que es Dios, este conocimiento no se resuelve en un jeroglífico, sino que está dotado de significado propio.

La incomprehensibilidad de Dios para el hombre no supone que Dios sea incognoscible, sino que, por el contrario, es incomprehensible, como ha sido señalado, por ser infinitamente inteligible o cognoscible. La inteligencia humana puede conocer la existencia de Dios como Causa, a partir de las criaturas.

Son también las cosas creadas la fuente de nuestro conocimiento de lo que Dios es. «Una cosa se conoce de dos maneras –señala Sto. Tomás–; una por su propia forma, de modo que el ojo ve la piedra por la especie de la piedra; la otra por la forma de otra cosa semejante a ella, del modo como la causa se conoce por la semejanza del efecto, como el hombre por la forma de su imagen»

Para Plotino, Dios es tan trascendente que absolutamente nada puede predicarse de El; no se puede decir de El que es la esencia, el ser o la vida, pues Dios está más allá que todas esas cosas. Y sin embargo, la naturaleza intelectual está atraída por esa sabiduría, que en sí misma es inalcanzada e inalcanzable, por lo que nunca se sacia con lo que es mayor que toda comprensión: siempre procurará, con irrequieto afán, comprender mejor al

Incomprehensible.

CARÁCTER ANALÓGICO DE NUESTRO CONOCIMIENTO DE DIOS

La analogía es intermedio entre la univocidad y la equivocidad.

a) La atribución o predicación de algo a varias cosas según una razón completamente la misma,

b) Cuando se atribuye una misma razón universal, un mismo nombre, a diversos sujetos con significados enteramente diversos, se llama equivocidad.

c) Finalmente, cuando se atribuye un nombre común a varios sujetos en sentidos que son en parte diversos y en parte idénticos, se da analogía.

Nuestro conocimiento de Dios tiene un carácter analógico. La analogía en el conocimiento es posterior y consiguiente a la analogía en el ser; es decir, el conocimiento que tenemos de Dios es analógico, porque hay una analogía entre las criaturas y Dios.

Y respecto a la semejanza entre Dios y las criaturas no conviene olvidar –como señala Sto. Tomás– que «es más conveniente decir que la criatura es semejante a Dios que lo contrario. lo que se halla en Dios de modo perfecto lo encontramos en las criaturas por cierta participación imperfecta,

A la analogía en el ser corresponde derivadamente la analogía en el conocimiento. Nuestro conocimiento de Dios es análogo.

a) Nada puede predicarse de Dios y de las criaturas de modo unívoco, pues las perfecciones, que en los efectos no adecuados a su causa están en forma múltiple y dividida, en la Causa están de modo simple y en unidad.

b) Pero tampoco se cae en la equivocidad, por la semejanza que hay entre todo efecto y su causa. «Cuando una cosa se afirma de muchos con pura denominación equívoca, no podemos llegar por el uno al conocimiento del otro, pues el conocimiento de las cosas no depende de los nombres, sino del contenido de éstos.

c) Lo que se afirma de Dios y de las criaturas se dice analógicamente, se predica de modo análogo, es decir, según una semejanza o proporción, que se fundamenta, según veíamos, en la participación del Ser por el ser del ente.

EL TRIPLE MODO ANALÓGICO DEL CONOCIMIENTO DE DIOS

El carácter analógico de nuestro conocimiento de Dios hace que en todos los enunciados humanos sobre Dios haya afirmación, negación y eminencia. se aplican a la misma perfección que predicamos de Dios;

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