La Excepción Cultural

Respecto de la práctica de la excepción cultural, se han creado diversas polémicas y puntos de vista. Plantearé en este texto, la opinión de varios autores, que han hablado acerca de que tan conveniente es su aplicación como medio de preservación artística. Uno de los autores que con más fuerza ha salido a defender esta práctica, es el influyente sociólogo francés, Pierre Bourdieu, quien afirma que la producción cultural debe independizarse especialmente del poder comercial, y para hacerlo necesita de la intervención Estatal. Como contraposición directa a esta postura, Vincent Tournier- profesor de ciencias políticas del instituto de ciencias políticas de Grenoble- argumenta que asegurar una producción cultural no comercial y de elite, lleva a exclusiones y afirma el poder político. Por el mismo camino, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, critica esta práctica declarando que aplicar la excepción cultural para preservar el arte, va en contra de los valores democráticos del siglo XXI.

Esta discusión gira principalmente sobre tres ejes temáticos: la manera en que se vincula la producción cultural con el poder, el rol que debe adoptar el Estado, y las elecciones y preferencias de la sociedad respecto de los productos artísticos.

Mercado: imposición o reflejo

Para Vincent Tournier, la ley de la oferta y la demanda registra los gustos de la sociedad, por lo que, según él, Suprimir los sistemas de protección y dejar de defender un medio social concebido para y por las elites tiende a la democratización de la cultura. Sugiere entonces que se deje actuar estas leyes de mercado, cuyo objetivo es transformar la cultura en una mercancía como las demás, aplicándole las mismas reglas. Para Tournier, el rechazo de la lógica del mercado lleva a situar la producción artística en manos de comisiones de expertos. Por la misma línea va la postura de Vargas Llosa, quien critica profundamente que estas decisiones las guíen “sutilmente” los dirigentes políticos, pues, ya que la idea de una identidad cultural justifica el dirigismo y subordinación cultural y, en palabras del autor: “se sometería la cultura, a una doctrina política: el nacionalismo”. Además, al igual que Tournier considera que el mercado no acaba con la cultura, sino que la expresa. Para Bourdieu, en cambio, su sometimiento implica un retroceso en cuanto a los derechos de autor, y por tanto también, en cuanto a la libertad con la el artista puede crear, además agrega el sociólogo, al buscar la máxima ganancia, la obra pierde su valor y su verdadero significado, que dice Bourdieu, se encuentra en la libre expresión y para esto debe estar desligada de cualquier ley o poder que la limite.

Preferencias culturales de la sociedad

Vargas Llosa, aunque no apoya la excepción cultural, piensa que los consumidores de los productos artísticos

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