La Existencia De La Mujer
yonh9 de Diciembre de 2013
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l hombre y la mujer, aunque pertenecen a la misma especie, son organismos biológicamente diferentes desde el punto de vista de la reproducción. Esto, sin lugar a dudas no representa ninguna desventaja para los dos sexos; por el contrario, muestra claramente que uno y otro, hombre y mujer, se complementan: es necesario que existan ambos sexos para poder engendrar un bebé. Pero, también se requiere la responsabilidad de ambos para educar y cubrir todas las necesidades de ese nuevo ser. Por eso el hombre y la mujer son complementarios.
Cada uno ha sido provisto con características peculiares igualmente importantes; no obstante, no siempre se pensó así.
Hace algunos años se consideraba que la mujer era inferior al hombre y su participación social se relegaba a la crianza de los hijos. Aunque la labor de ama de casa es esencialmente valiosa, a las mujeres se les negaban incluso derechos que ahora están establecidos en la Constitución. Ellas no podían asistir a las escuelas ni estudiar carreras profesionales; tampoco tenían derecho a votar para elegir a los gobernantes y menos a ocupar cargos públicos.
En pocas palabras, la mujer no tenía voz ni voto en las sociedades antiguas; se le consideraba sólo capaz de cuidar los hijos y la casa y esto provocaba, asimismo, que el hombre participara poco en la educación de los niños, quienes generalmente veían en el padre al proveedor de lo material y alguien a quien había que temerle.
En nuestros días la sociedad ha cambiado. Legalmente la mujer ya cuenta con los mismos derechos constitucionales que los hombres. La mujer ha demostrado que es igual de eficiente, capaz y responsable que un hombre para desarrollar trabajos intelectuales, y de hecho actualmente muchas mujeres ocupan cargos importantes en las empresas, los negocios, el gobierno, etcétera.
Los logros de la mujer en la sociedad se han visto reflejados con tal fortuna en las leyes que incluso ya hay reglamentos especiales para madres embarazadas o que estén lactando. En la actualidad, las leyes no sólo dan igualdad de derechos a hombres y mujeres, sino que también protegen a estas últimas, a diferencia de los viejos tiempos.
El hombre ha aprendido que participar en las labores domésticas y la educación de los hijos es tan importante como procurarles el sustento. Ya es común ver papás cambiando pañales o haciendo compras. De igual manera que la mujer ha incursionado en lo que antes se creía exclusivo del hombre, ahora éste ha aprendido a desarrollar aquellas labores que se creían exclusivas de la mujer.
Aquellas escenas de comerciales de televisión en las que se mostraba a un hombre como un individuo incapaz de realizar la limpieza, que se le quemaba el desayuno, que era desordenado y que no sabía cómo cuidar a los niños, ha ido quedando atrás poco a poco; de hecho en algunos lugares, como el aeropuerto de la ciudad de México, los baños para hombres cuentan con unas repisas especiales para cambiar los pañales a los bebés; porque se ha visto que el hombre también sabe realizar esta actividad. Este dato es una muestra física de que la sociedad ha cambiado y de que los hombres y las mujeres han aprendido que pueden participar en cualquier actividad y que, para vivir más felices en pareja, necesitan ayudarse mutuamente, porque no sólo sus familias sino la salud de su planeta requiere la colaboración, el ingenio y el entusiasmo de los dos.
Alcanzar la igualdad ante la ley no sólo las ha dignificado a ellas sino a la sociedad en su conjunto. Las dolorosas experiencias del pasado le han enseñado al ser humano que las diferencias entre el hombre y la mujer no son factores para tratar a nadie como "ciudadano de segunda categoría".
Por eso, en esta época también se está luchando por terminar con otra discriminación: la que existe hacia
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