ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La Felicidad Según Boecio


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2013  •  1.500 Palabras (6 Páginas)  •  1.442 Visitas

Página 1 de 6

Metamorfosis espiritual, una vía dialéctica hacia la felicidad

Siguiendo la visión platónica de que la poesía embriaga el alma sin proporcionarle favores verdaderos, Boecio inicia La consolación de la Filosofía con la imagen de una regia dama que expulsa a las musas engañadoras, pero a la vez se vale de su método de consuelo agridulce: la poesía, para proporcionar el más tierno bálsamo al alma, el conocimiento de la vía hacia la felicidad verdadera.

Aunque La consolación de la filosofía fue escrita hace quince siglos, su vigencia temática es irrefutable, pues su principal pregunta: ¿cómo alcanzar la felicidad?, se la ha planteado la humanidad desde siempre y más ahora en la era global en que se le ve como el fin último de la vida. Boecio responde a esta interrogante por medio de una vía dialéctica, en la que el lector, junto al propio autor que es protagonista del libro, se ve seducido por las enseñanzas de la majestuosa Filosofía, quien iniciando con remedios suaves, nos propone luego algunos más fuertes para alcanzar una metamorfosis espiritual: la capacidad de convertirse en dios (Cf. Boecio, 1975, p. 153) pues para Boecio “nadie puede ser feliz, si no se convierte en Dios” (Boecio, 1975, p. 136). El autor no se refiere a una divinización en el sentido de la adquisición de poderes sobrenaturales o creadores, sino a un proceso por el cual el ser humano se convierte en un ser alado.

Para comprender este texto de Boecio es necesario conocer sus influencias platónica, aristotélica y estoica; y entender que más que una obra de carácter literario, La Consolación pretende ser una manual de ética teleológica, que de acuerdo con los principios éticos platónicos, sostiene que la felicidad está en el bien, en la virtud.

En este ensayo pretendo esbozar la vía dialéctica que Boecio propone para alcanzar la felicidad, a la que he denominado una metamorfosis espiritual, similar a la metamorfosis física que experimentan las orugas en su proceso para convertirse en mariposas.

La primera etapa de esta metamorfosis puede considerarse como una periodo de purificación, en el cual la filosofía nos quita el velo de la ignorancia para que reconozcamos que la mala fortuna es más provechosa que la buena, pues la primera es sincera, mientras la otra es engañosa y solo proporciona placeres pasajeros y finitos (Cf. Boecio, 1975, p. 85).

Para comprobar su hipótesis, el autor, en voz de la Filosofía, realiza un análisis de los placeres que proporciona la buena fortuna con el objetivo de comprender en qué medida brindan la verdadera felicidad: las riquezas, no tienen un valor en sí mismas, sino el que los hombres les dan de acuerdo a sus convenciones, y solo causan preocupaciones y penas (Cf. Boecio, 1975, p. 68); el poder, no es verdadero porque con él no se honran las virtudes de su poseedor sino el cargo que ocupa (Cf. Boecio, 1975, p. 75); la gloria, es vana porque es finita, pues al afamado pocas veces se le conoce más allá de su territorio y nunca en la inmensidad del cosmos (Cf. Boecio, 1975, p. 80); y los placeres corporales, no dan la felicidad porque solo llenan de ansiedades y tras ser consumados solo provocan remordimientos (Cf. Boecio, 1975, p. 105).

Luego de demostrar la inestabilidad de los placeres que proporciona la buena fortuna, el autor, respaldado por la ética de Aristóteles, infiere que el error es que los seres humanos solemos confundir el fin, que es la felicidad, con los medios que son los placeres (Cf. Boecio, 1975, p. 90), que por sí mismos no pueden darnos el bien más anhelado.

De ello deduce que la fortuna adversa es mejor que la buena, porque al desengañarnos de los placeres inestables, nos insta a buscar la felicidad por la vía correcta. Al finalizar esta parte, la Filosofía nos invita a la libertad interior respecto de los placeres inestables, y nos prepara para disfrutar de los placeres estables que traen consigo la felicidad.

En una segunda etapa de la metamorfosis, se nos plantea la identificación de los placeres estables. El autor indica como primer punto la satisfacción de los placeres naturales y necesarios (Cf. Boecio, 1975, p. 97), que, de acuerdo con la ética epicúrea, resultan fáciles de satisfacer porque la propia naturaleza brinda los bienes para hacerlo. Luego, nos insta a procurar el preciado bien de la amistad sincera y virtuosa (Cf. Boecio, 1975, p. 102), que lleva a los amigos al crecimiento interior individual y al fortalecimiento de su relación.

Esta etapa del proceso de metamorfosis espiritual es análoga al proceso de la oruga que se encierra en un capullo, porque el tercer placer estable

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.9 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com