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La Inteligencia


Enviado por   •  11 de Octubre de 2014  •  1.958 Palabras (8 Páginas)  •  245 Visitas

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La inteligencia en la persona humana

Extracto y Adaptación del libro “Ética” de Leonardo Polo

La humanización consiste en la aparición de la inteligencia (…). Aludiré a un experimento muy curioso que se ha hecho con chimpancés. Una isla en medio de un lago se rodea con fuego (mecheros de gas). Dentro de la isla está el alimento del chimpancé. Al chimpancé se le enseña que el alimento está ahí. Por tanto, en situación famélica, el chimpancé intentará ir a la isla. Pero (como a todo animal) el fuego le da miedo; entonces, se construye una balsa en la que se encuentra un recipiente y una cuchara: el recipiente se llena de agua y se le enseña que si torna agua con el cazo y la arroja al fuego, el fuego se apaga (esto se prepara para que el chimpancé pueda imaginar la relación condicional). Entonces desembarca y come el alimento colocado ahí. Pues bien, si se le da al chimpancé el cubo sin agua, repite automáticamente la operación: intenta tirar agua con el cazo, aunque evidentemente no tira nada. Así pues, el chimpancé no ha hecho una cosa que cualquier ser humano hubiera hecho: ¿cuál? Tornar agua del lago. No sabe lo que es el agua. Si A, B. Pero para el mono, A no es general; si ejerciera la inteligencia, pensaría que el fuego se apaga con agua y que el agua esté en el cubo o no esté en el cubo es igual: en cualquier caso, es agua. Y además hay otra cosa; si me falta agua, me la procuraré, lo que al chimpancé no se le ocurre.

El agua es la misma: esté aquí o allí, el agua apaga el fuego. Pero para conocer esto hace falta tener la idea de agua. La inteligencia se comprende ante todo así. Es la aparición del universal. Los objetos universales se pueden combinar, si se quiere, con argumentos condicionales, pero la argumentación condicional se puede hacer sin ideas generales, y por lo tanto, en definitiva, no es (Aristóteles tenía razón) un tema de lógica abstracta o de lógica de la inteligencia.

Precisamente así, con la utilización de condicionales, se pueden construir circuitos de cómputo, pero la computadora no es inteligente, porque le falta una dimensión fundamental: la conciencia. La clave de la humanización es la siguiente: el hombre actual se caracteriza por ser inteligente. Es un dato obvio (incluso un evolucionista lo tiene que aceptar). La imaginación es diferente de la capacidad de universalizar, a la cual es inherente otra característica muy importante: según la capacidad de universalizar, el hombre puede interrumpir su acción práctica, es decir, puede desencadenar una actividad que es puramente mental. Eso no se puede hacer con sólo la imaginación (también está suficientemente demostrado).

Suspensión de la conducta práctica: el universal

Lo característico de la actividad intelectual es justamente que se independiza de la conducta. De entrada es independiente de ella, hasta tal punto que es otra manera de vivir, otra actividad vital. Cuando se piensa, se queda uno detenido respecto de cualquier otra ocupación. Cuando se piensa, no se hace nada. Pero ese no hacer nada no es el puro quedarse en blanco: es sustituir la acción práctica por otro acto, la acción por el conocimiento. Por eso se dice a veces que primum vivere, deinde philosophare, (primero vivir y después filosofar). Vivir es la vida práctica. Si no tenemos resueltos los problemas prácticos, no podemos dedicarnos a pensar, porque justamente pensar es detenerse a pensar, limitarse a pensar. Desde el punto de vista biológico, la inteligencia se describe así: es la interrupción de la conducta práctica por otro tipo de actividad vital que nos pone enfrente de lo universal.

Cabe decir que objetivar universalmente (en este momento no vamos a hacer ulteriores precisiones, propias de la teoría del conocimiento) es abstraer; y abstraer es justamente suspender la relación directa con el entorno o con la conducta práctica. Prueba de que esto es así, es que no hay nada general que sea real, o no hay nada real que sea general. En todo caso, los universales tienen fundamento in re (éste es el planteamiento clásico).

En principio, pensar es detenerse a pensar; porque pensar es tomar contacto con un ámbito que no es el mundo real físico, sino inmutable: el mundo de las ideas. Desde ese Mundo se interviene en el plano práctico de una manera nueva y mucho más eficaz. Desde luego, si no me he parado a pensar en el agua en general, si no conozco sus propiedades, no puedo realizar una actividad más perfecta, de mayor alcance, en orden a lo real concreto, que la desarrollada por un mono, es decir, por un animal dotado, a lo más, de imaginación.

Pues bien, se puede decir con seguridad que el habilis y el erectus no pasaban de tener imágenes, asociaciones. La cosa es más complicada cuando se trata del sapiens. Hemos de buscar otros indicios para averiguar si esa última o penúltima especie tiene inteligencia. Algunas investigaciones puestas en relación con la etnología parecen indicar que esta gente tenía una dotación cognoscitiva superior a la imaginación. En primer lugar, en los yacimientos del sapiens aparece una cosa que no se ve en los otros: los motivos estéticos. Hay arte. Y en qué sentido el arte tiene que ver con la inteligencia enseguida se verá.

Hemos dicho que la inteligencia es la detención de la conducta práctica, su sustitución por otro tipo de actividad, que desde luego el homo sapiens sapiens ejerce. Es indudable que nosotros tenemos inteligencia, que nosotros universalizamos; pero habérselas con universales es detener la conducta práctica, porque cuando se piensa en el fuego, en tanto que se está pensando, el fuego no quema. El fuego en que estoy pensando es intencional, pero no es real, decimos los filósofos. Cuando estoy pensando en el fuego no estoy haciendo nada con él, no estoy asando comida

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