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La Verdad En San Agustín


Enviado por   •  20 de Octubre de 2013  •  674 Palabras (3 Páginas)  •  882 Visitas

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TRABAJO SOBRE LA VERDAD EN SAN AGUSTÍN

• OBJETIVO:

El objetivo principal de este ensayo es cuestionar la consecuencia nociva de delegar la verdad a un ente divino, en base a la verdad según San Agustín.

DIOS Y LA VERDAD

La historia de la filosofía nos muestra un sinfín de reflexiones en torno a la verdad, desde los griegos hasta la época actual. Sócrates incluso llegó a defenderla con el sacrificio de su propia vida, y es que existe en todo hombre una pregunta vital que tarde o temprano le cae como un rayo: ¿existe la verdad? ¿Qué tengo que ver con ella? ¿Qué es la verdad?

San Agustín, fue el máximo pensador del cristianismo de la edad media. Dedicó gran parte de su vida a escribir sobre filosofía y teología siendo Confesiones y La Ciudad de Dios sus obras más destacadas; Toda su vida fue una búsqueda de la verdad y antes de llegar a redescubrir la biblia con San Ambrosio, se apartó de las creencias de sus padres y creyó encontrarla en la vida fácil.

“De este modo vine a dar con unos hombres que deliraban soberbiamente, carnales y habladores en demasía, en cuya boca hay lazos diabólicos y una liga viscosa hecha con las sílabas de tu nombre, del de nuestro Señor Jesucristo y del de nuestro Paráclito y Consolador, el Espíritu Santo. Estos nombres no se apartaban de sus bocas, pero sólo en el sonido y ruido de la boca, pues en lo demás su corazón estaba vacío de toda verdad.

Decían: "¡Verdad! ¡Verdad!", y me lo decían muchas veces, pero jamás se hallaba en ellos; antes decían muchas cosas falsas, no sólo de ti, que eres verdad por esencia, sino también de los elementos de este mundo, creación tuya, sobre los cuales, aun diciendo verdad los filósofos, debí haberme remontado por amor de ti, ¡oh padre mío sumamente bueno y hermosura de todas las hermosuras!

¡Oh verdad, verdad!, cuán íntimamente suspiraba entonces por ti desde los meollos de mi alma, cuando aquéllos te hacían resonar en torno mío frecuentemente y de muchos modos, bien que sólo de palabras y en sus muchos y voluminosos libros. Estos eran las bandejas en las que, estando yo hambriento de ti, me servían en tu lugar el sol y la luna, obras tuyas hermosas, pero al fin obras tuyas, no tú, y ni aun siquiera de las principales. Porque más excelentes son tus obras espirituales que estas corporales, siquiera lucidas y celestes. Pero yo tenía hambre y sed no de aquellas primeras, sino de ti misma, ¡oh verdad, en quien no hay mudanza alguna ni obscuridad momentánea!”

Una vez redescubierta la biblia, San Agustín se transforma en un fiel defensor de la verdad desde el cristianismo, diciendo que Dios es la verdad y como Dios mismo está en cada uno de nosotros, entonces la verdad está dentro de cada uno.

Esto es a lo que éste trabajo le

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