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La Vivencia Estética - Filosofia

brunelecca6 de Noviembre de 2013

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La vivencia estética

La vivencia estética, que de cierto modo, tiene un lugar en el interior del hombre; se trata de una vivencia ‘‘afectiva’’ que intenta destacar uno de los momentos más constitutivos de la experiencia humana. Ésta no se trata tan solo de vivir o de experimentar, pues tiene un contenido objetivo: la importancia de lo objetos, el sentido y valor que tienen. Esta importancia que le da el hombre a los objetos tiene un carácter espiritual en el interior del hombre. En esta espiritualidad se pone en juego el punto más profundo de la conencia humana, es decir, el ‘‘yo’’.

El ‘‘yo’’ se adapta a los caracteres que halla en los objetos, tratamos de mostrar que el mundo es tan semejante a este yo, que su conocimiento es posible sin necesidad de admitir nada que parezca serle ajeno. Esto resulta egoísta y un obstáculo para el crecimiento del verdadero yo y del cual conoce el yo que es capaz. Este yo te limita y te hace considerar al mundo como un medio para tus propios fines. El verdadero yo halla su satisfacción en toda la ampliación del ‘‘no yo’’, en todo lo que hace grandioso al objeto contemplado y a la vez, el sujeto que lo contempla. Nos hace conocer el mundo tal como es y no tal como somos, apreciando más el conocimiento abstracto y universal y acostumbrando al espíritu a la libertad y a la imparcialidad, la cual es el puro deseo de la verdad, justicia y el amor universal que le damos a todos y no solo a aquellos que juzgamos útiles o admirables, uniéndonos completamente con el Universo.

En la contemplación estética de un objeto, todo interés personal o deseo perturba el objeto construyendo una barrera entre este y el sujeto. Por consiguiente, estas cosas personales llegan a ser una prisión y no te dejan ser un espíritu libre, fuera de prejuicios tradicionales y de creencias habituales.

La rutina es también una de las razones principales que mata el asombro. Nos limita a admirarnos por cosas familiares, cuando debemos involucrar a éstas en un concepto no familiar donde rompemos la tiranía de la costumbre, dejando de lado la arbitrariedad, liberando nuestras mentes para satisfacer también las necesidades de nuestro espíritu.

En conclusión, la vivencia estética es respuesta afectiva que el hombre le da a los objetos de la realidad. Son los objetos mismos quienes ‘‘hablan’’ dentro de uno mismo. Por ello, el hombre no es totalmente pasivo, ya que acompaña y acoge la presencia de los objetos de la realidad de manera personal. Es decir, les da cabida y lugar en su intimidad, lo cual tendría el nombre de ‘‘receptividad’’, la cual nos muestra la capacidad del hombre, de disponerse con relación a los objetos.

Por otro lado, también existe una ‘‘dolencia’’ afectiva dentro del hombre, debido a ciertas cosas que tienen un valor negativo en el mundo. Este valor en el interior del hombre puede ser objetivo. Como también puede ser subjetivo, donde entra en juego las pretensiones, deseos, expectativas y objetivos que inconscientemente proyecta debido a cierto estado de las cosas.

Tiene que haber lo feo para que exista lo bello, por ende, la vivencia estética resulta objetiva. Muchos piensan que es subjetiva, porque para que un objeto sea bello, te tiene que gustar, y como la gente tiene diferentes gustos, nunca se llega a una conclusión. Pero no es necesario llegar a ningún conclusión ya que los objetos no son bellos, estos producen en nosotros lo que se denomina como belleza, pero no son ellos los que son bellos en sí. Por lo tanto, la belleza vive dentro de nosotros, pero para ello, debemos tener la capacidad de asombro, para que todo lo familiar y rutinario, se nos haga nuevo y tenga la misma admiración e impresión que causo cuando lo viste por primera vez. En este momento es donde debemos tener también esa capacidad de que en el momento en el que creemos que ya sabemos

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