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La apología de Sócrates


Enviado por   •  1 de Abril de 2020  •  Reseñas  •  1.437 Palabras (6 Páginas)  •  198 Visitas

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Reseña: La Apología de Sócrates

Alumno: Matheus Jesús Yori Gallo

Curso: Filosofía / Profesor: Ángel Rubén Pérez Martínez

La apología de Sócrates es una obra de Platón; filósofo griego fundador de la Academia, seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles, que narra el discurso que brindó del penúltimo mencionado ante el tribunal de los atenienses en el juicio que se le acusó de corromper a los jóvenes y no creer en los Dioses de la tribu. Ante todo, esta lectura da una visión positiva al discurso de Sócrates. Según esta, tres son los principales acusadores de él: Meleto, quien representa a los nobles poetas; Anito, el de los damiurgos y; Licón, el de los oradores. ¿De dónde derivó estas acusaciones? A Sócrates se le presenta un oráculo que le dice que era el hombre más sabio del pueblo. Buscando un error en dicha afirmación, Sócrates busca a los sabios de esa época para encontrar a uno más ilustrado que él pero se da con la sorpresa de que creían saberlo todo, pero la realidad era distinta. Al desmentirlos de su sapiencia, se fue ganando la antipatía de múltiplos sabios y de los que los seguían. Estos mismos lo llevaron a juicio en el que se decidía si lo condenaban a pena de muerte o lo absolvían. Meleto lo culpa de no creer en los Dioses que la tribu cree, sin embargo, Sócrates lo desmiente diciéndole que él mismo habla acerca de divinidades y como estas son hijos de Dioses, no tendría lógica hablar de ellas sin creer en ellos. En términos simples, el argumento de Meleto es tan veraz como el de hablar de un becerro sin creer que existen vacas. Al preguntarle si está arrepentido de “filosofar la verdad” y exponer a los falsos sabios, Sócrates responde lo siguiente: “Si crees que un hombre que sea de algún provecho ha de tener en cuenta el riesgo de morir o vivir, sino el de examinar si hace cosas justas o no” (Platón, 1871, pág. 66). En este contexto, Sócrates prefiere, ante todo, cometer justicias así esta tenga como consecuencia su propia muerte. Además, menciona al Hijo de Tetis que subyugó su propia muerte, por ejercer esa justicia que tanto habla a lo largo del discurso. Lo que lo diferencia de los demás es que él admite no saber, mientras que los demás “sabiondos” presumen conocer la verdad, sin saberla realmente. De esto deriva el miedo de Anito. Él piensa que si Sócrates queda libre, se corromperá a todos los jóvenes y dejarán de hacerle caso. En esta primera parte de la lectura, se muestra el raciocinio y la defensa del filósofo ante las acusaciones de Meleto. Asimismo, se conoce el día a día del mismo desde que el oráculo se encuentra con él y le dice de su sabiduría hasta que empieza a darse cuenta que era el más sabio; y por tanto llega a la conclusión que era el enviado de Dios. Además muestra una locuacidad increíble al contrargumentar las acusaciones hacia su persona, y sobre todo expone con facilidad y con analogías simples las debilidades de las imputaciones de Meleto, a tal punto de hacerle parecer como un tonto en los tribunales; pues, demuestra al jurado que el poeta trágico se contradice a sí mismo repetidamente. Finalmente, revela cómo era de radical la sociedad en esos tiempos, en los que si cometías algún tipo de error, eran capaces de llevarte a juicio para juzgar la libertad o condena del acusado.

En la segunda parte del escrito, Sócrates habla acerca de sus planes si es que lo absuelven, el porqué no se encargó de asuntos políticos y de su manera de pensar. Sócrates empieza este segundo “capítulo” aclarando que si lo dejan libre, seguirá persuadiendo a los jóvenes y viejos acerca de sus ideales-el cual es no creerse algo que no eres y dar importancia, en primer lugar, sobre todo, al espíritu en vez que las cosas materiales- debido a que Dios así lo ha decidido al haberlo escogido mediante el oráculo. De este extracto de la lectura, se nota la firmeza de su pensamiento. Él “sojuzga” el querer popular por seguir narrando la verdad de los hechos así este le traiga nefastas consecuencias. En efecto, si continuaba persuadiendo a los jóvenes, hubiese sido, tal vez, llevado a juicio nuevamente; pero esto no le causa ningún malestar. Luego, menciona que le importa un bledo la muerte y quiénes realmente van a lamentar la mala decisión que tomen (condenarlo) es la gente del pueblo. Asimismo, acota que perteneció al Consejo de los Quinientos y que siempre escogía la decisión justa y no la que la mayoría votaba. Por tal razón, su vida peligró en ciertas ocasiones y considera que si hubiere seguido con los asuntos públicos no hubiese vivido tanto tiempo. Ante estos comentarios se puede señalar que, de cierta manera, la lectura quiere atrapar al lector poniendo énfasis la corrupción que había en ese momento y de cómo Sócrates luchaba contra esta. Además, se busca dar un panorama global de cómo se regía la sociedad ateniense. Por último, Sócrates enfatiza que si alguien menciona que aprendió algo de él en privado, es mentira ya que la enseñanza es pública e iría en contra de su mentalidad. Mientras que repudia el acto de la súplica ante el juzgado, debido a que con este apto estaría dando más peso a las acusaciones de los denunciantes y lo que quiere demostrar es la falsedad de estas no darles más fuerza. Considera que no debe defenderse de manera subjetiva, sino objetiva así esta lo lleve al peor destino; puesto que el jurado no está sentado para cometer favores sino para juzgar. Si bien en esos tiempos no existían las corrientes filosóficas, fácilmente se puede señalar a Sócrates como el abuelo del objetivismo.

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