La filosofía educativa

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El concepto de educación ha mantenido diferentes acepciones a través del tiempo y de las distintas disciplinas que la estudian. Aún y cuando no existe un concepto universal que homogenice lo que la educación es, coincide en puntos fundamentales. Fullat (1992, p. 33) cita a García, explicando que “la educación, aunque es un término factual, posee una enorme riqueza semántica por el cúmulo de relaciones que pueden establecerse con otros muchos conceptos de los ámbitos científicos más diversos”. Así mismo, el autor explica que la educación no se traspasa en el código genético, sino que el hombre engendra habilidades que no se heredan biológicamente. Por su parte Osnaya (2003), expone que la educación es la encargada de perfeccionar al sujeto, siendo esto equivalente al desarrollo del hombre, atañéndole a esta la libertad, la socialización, el bienestar de las personas y el desarrollo integral del individuo.

La filosofía educativa, que se define de acuerdo con Moore (2006), se encarga de analizar y criticar las teorías generales, ha tomado como puntos importantes para análisis las distintas perspectivas filosóficas para la aproximación del concepto de educación. Estas perspectivas han permitido que en cierto momento o etapa histórica de la humanidad, se defina el tipo de persona que se quiere formar, es decir, se idealiza al ser humano de acuerdo con una perspectiva filosófica que prevalece temporalmente. Entre las perspectivas que han fundamentado a la educación se encuentran: el idealismo, que considera que la mente está sometida a procesos que determinan la realidad de lo conocido; el realismo, que antepone el valor de la razón sobre la percepción, la tradición, la percepción y los sentimientos; en el materialismo la totalidad de la realidad es explicada en términos de materia en movimiento; el espiritualismo estudia el espíritu como la dimensión inmaterial del alma que nos capacita para la comprensión de realidades superiores; el dogmatismo se refiere a las doctrinas fijas, inamovibles, conoce la verdad a través de métodos y orden de la investigación, contactando al sujeto y al objeto, se cree en la capacidad cognitiva del hombre y se supone que al realidad existe, por lo cual su preocupación es la naturaleza; el escepticismo plantea la duda acerca de lo que es y lo que hay, niega la posibilidad de conocer la verdad; el empirismo pro su parte considera que el conocimiento se funda en la experiencia y se adquiere a través de ella; por último el humanismo es una nueva tendencia filosófica que afirma la centralidad, el valor y la dignidad del ser humano y muestra una preocupación por la vida y la posición del ser humano en el mundo.

De acuerdo con el concepto de educación de Osnaya expuesto anteriormente, la educación “perfecciona” al hombre, las perspectivas filosóficas ya descritas han dado paso a que, en distinta temporalidad, el ser humano haya sido idealizado de una u otra forma de acuerdo con las finalidades de la educación. Por ejemplo, al llevar a cabo una comparativa entre el tipo de educación que se llevaba en la época posindependiente, donde imperaban las escuelas lancasterianas con el modelo de enseñanza mutua y el modelo pedagógico actual, podemos apreciar una diferencia notable en cada época.

En primera instancia, de acuerdo con el maestro Pérez (2011, p. 19), durante el periodo posindependiente, la didáctica en México había heredado los patrones de

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