La interioridad moral
wilcoxrayTrabajo30 de Marzo de 2013
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2.1 LA INTERIORIDAD MORAL
La conducta moral involucra factores internos como externos. Los primeros como ya se ha estudiado son: la conciencia, la responsabilidad, la voluntad, la intención, la selección de un fin posible sobre otro, etcétera; los segundos se refieren a la normatividad moral, a las consecuencias del acto moral y sanciones del mismo, etcétera.
La interioridad moral es el ámbito de decisión personal, por oposición al ámbito exterior o social de la conducta moral. Es decir que el estudio de la interioridad moral nos conduce directamente a la persona o sujeto moral, que no es otro que el ser humano entendido como un ser racional, real y concreto determinado por circunstancias histórico-socio-culturales. De manera que la interioridad moral se ubica en el ámbito de la persona, o sea en el campo de lo que es estrictamente personal y conforme al cual cada ser humano se identifica a sí mismo, en todos los aspectos que la afirman y distinguen de los otros.
Retomando lo anterior, consideremos que: la persona es esencialmente un ser humano considerado como un fin en sí mismo, como un ser cuyo propósito primordial es la realización de su ser en todos sus aspectos, diferente a los otros seres que bien puede ser considerados como medios o instrumentos, unidad indisoluble de espíritu y cuerpo, real y concretamente determinada por su contexto histórico, social y cultural.
Es de gran importancia considerar que en los estudios ético morales, el concepto de persona es opuesto al de individuo, en tanto que éste es considerado como un ser que es un medio para la consecución de otros fines, que no el de su propia realización como lo es la persona.
En su Diccionario de Filosofía, Nicola Abbagnano nos dice que la persona es: “En el sentido más común del término, el hombre en sus relaciones con el mundo y consigo mismo.” 6 Por su parte Manuel Mounier, uno de los filósofos más destacados del personalismo nos dice: “Una persona es un ser espiritual constituido como tal por una forma de subsistencia y de independencia de su ser; mantiene una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos en un compromiso responsable y en una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla por añadidura, a impulso de actos creadores, la singularidad de su vocación.”7
Desde el enfoque de la Ética personalista el hombre y la mujer son personas humanas, cuyo ser se deriva de su misma naturaleza y que presenta los siguientes rasgos que la distinguen:
a) Es una unidad de espíritu y cuerpo;
b) Es racional y consciente en la medida en que se conoce y valora a sí mismo;
6 Nicola Abbagnano. Diccionario de Filosofía. FCE. México, 2000, Art.: Persona, pág. 887.
7 Conf. Fernando Torre L. y otros. Introducción a la Filosofía del hombre y de la sociedad, Edit. Esfinge. México, 1990, pág. 265
Desde la filosofía tomista y desde la personalista existe también la persona divina.
APRENDIZAJES
• Explicar concepto de interioridad.
• Explicar el concepto de persona.
• Explicar dignidad autoconciencia y autonomía.
• Relacionar deseos, sensaciones y emociones.
• Distinguir las diferencias de género (derechos y equidad).
ÉTICA Y VALORES II
Unidad 2
c) Toma decisiones fundamentadas racionalmente;
d) Es libre en su comportamiento y en la elección de sus fines;
e) Unifica todas sus decisiones en un centro de atribuciones que es su propia identidad personal;
f) Es el ser humano en tanto sujeto responsable de sus actos, y que se reconoce con derechos y obligaciones;
g) Es un ser con autonomía que se determina a sí mismo por su propia voluntad y en relación con los actos que lleva a cabo;
h) Es un ser con valor absoluto cuya finalidad es la realización de su propia naturaleza, y no pude ser considerado como un medio o instrumento para la realización de otros fines, pues en tal caso deja de ser considerado como persona y convertido en un simple individuo instrumental;
i) Es único e irrepetible.
La persona implica necesariamente la unidad del espíritu y del cuerpo humanos, y uno de sus rasgos fundamentales es que tiene que ser considerada y considerarse a sí mismo como un fin en sí mismo y no como un medio o instrumento de realización de otros fines. Es decir que toda persona o sujeto moral debe ser consciente de su propio ser y comportamiento en función de la comunidad y el mundo del cual forma parte. La dignidad, auto ciencia y autonomía son las formas concretas en que se manifiesta la calidad de la persona. Dicho de otra manera que no se puede ser persona si no tenemos conciencia de nuestro propio ser, de nuestros actos; si no hacemos uso propio de nuestra voluntad personal para la realización de nuestros fines como seres humanos.
La dignidad de la persona radica en el hecho de respetarse a sí misma y respetar a los demás seres humanos en su calidad, precisamente, de humanos que se constituyen como finalidades en sí mismas. Es decir que la dignidad de la persona se encuentra vinculada con el respeto de sí y de las demás personas. La dignidad es el valor de las personas por sí mismas, en tanto que el valor de los otros seres no considerados como personas, sino como objetos o simples individuos, es el precio. Y la dignidad de los demás y de nuestra propia persona se ve afectada cuando no les tenemos respeto "...respeto es tener conciencia de que los demás seres humanos son personas y que, por esta razón, no debemos manipularlos –usarlos, emplearlos como medios--, sino ver siempre en ellos a seres que son fines en sí mismos.” También hay que tener en cuenta que no sólo debemos respetar a los demás, sino también a nosotros mismos.”8
La autoconciencia es un aspecto fundamental e indispensable para la dignidad de la persona, pues una persona no puede ser digna si no se reconoce a sí misma en cuanto a su propia naturaleza y finalidades en su calidad de ser humano. Es decir que la persona tiene que tener autoconciencia, o sea conocerse y reconocerse a sí misa, “darse cuenta” de su propio ser, de cómo es, y de todo lo que ello implica en sus aspectos biológico, psicológico y sobre todo ético-moral. Pero sobre todo que a partir de su conocimiento o autoconciencia de sí misma la persona lleve a cabo sus actos, de una manera consciente y responsable.
La autonomía, al igual que el respeto, y la autoconciencia, es el otro elemento indispensable de la dignidad, y ésta consiste en el evidente atributo de la persona de hacer uso de voluntad propia. Es decir que la persona debe tener en su centro personal de atribuciones la capacidad o facultad de decidir por sí misma. La persona es un centro de voliciones o acciones voluntarias, que le permiten elegir consciente y libremente sus propios actos, llevar a cabo sus propias actuaciones conforme a lo que ella personalmente determine o elija. Es claro que si no existe esa voluntad personal, si la persona no tiene voluntad propia, su dignidad como persona es afectada, al convertirse en un ser sin voluntad, cuya naturaleza se deteriora.
La dignidad, el respeto, la conciencia, autoconciencia, la autonomía y la voluntad son elementos constitutivos necesarios e indispensables de la persona humana.
8 Pedro Chavez Calderón. Ética. Publicaciones Cultural. México, 2002. pág.
Como vemos la persona es el centro de atribuciones en el cual se ubica el ámbito de decisiones que repercuten en el comportamiento moral, que es el objeto de estudio de la Ética. La persona presenta aspectos biológicos, psicológicos y sobre todo aspectos morales. El aspecto biológico desde luego está determinado y establecido por una serie de aspectos anatómicos, fisiológicos y genéticos propios de la especie humana. En el aspecto psicológico encontramos elementos distintivos de nuestra psique, tales como: voliciones, pasiones, capacidades intelectuales y afectivas, etcétera. En el aspecto moral encontramos lo más propio y distintivo de la persona humana, que es el de la conciencia moral, que libre y voluntariamente se constituye por sobre lo que determinan los aspectos biológico y psicológico. Es decir, que el aspecto moral de la persona implica, considera y se establece libre y voluntariamente a partir de nuestra biología y nuestra psicología, lo cual puede incluso llegar a ser heroico en la media en que habrá ocasiones en que la conciencia moral vaya incluso en contra de lo biológico y psicológico.
Por ello en el estudio ético de la conducta moral en general y de la persona en especial, no podemos dejar de referirnos a los deseos, las sensaciones y las emociones, pues son parte inevitable de nuestra interioridad y exterioridad y competen al ámbito de las decisiones personales.
Las sensaciones son el efecto directo de nuestra actividad sensorial en el aspecto corporal, biológico y sensible de la persona, ya que la sensación no es más que el efecto de la actividad de nuestros sentidos y se enlazan con nuestros sentimientos, en el momento mismo de su realización. Y es claro que nuestros sentimientos y sensaciones provienen de nuestros aspectos biológico y psicológico y necesariamente repercuten en los mismos de los cuales son su manifestación de causa y efecto. Digamos que visto desde el enfoque ético-moral (que hemos estado manejando) no podemos dejar de tomar en cuenta los sentimientos o sensaciones que inundan la interioridad de la persona o sujeto moral en todo lo relacionado con su comportamiento
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