La irrupción de Internet y las redes sociales dentro de la sociedad.

La irrupción de Internet y las redes sociales  dentro de la sociedad contemporánea ha llegado a revolucionar el modo en que los seres humanos se relacionan, debido principalmente a que estas rompen el modo en que se desarrolla la interacción y la comunicación. El mundo virtual, fundamentalmente  las redes sociales, establece una  barrera entre los miembros de la comunicación, presentándose esta como una especie de máscara  bajo la cual se esconde la verdadera identidad del ser. Bajo este punto de vista, es posible deducir que a través de esta máscara, presentada en redes sociales,  se ostenta una identidad basada en la falsedad y en lo que la sociedad considera aceptable y /o moralmente correcto. Bajo este supuesto, es en el cual se desarrolla el comportamiento ético de las personas que utilizan las redes sociales, donde el respeto a la opinión ajena no siempre existe y  se ve truncado por los intereses y creencias personales y todas las acciones y los comentarios que en ellas se desarrollan están siendo emitidos bajo esta especie de máscara virtual que permite al ser humano, pasar a llevar e incluso insultar sin existir una repercusión concreta.

El advenimiento de la época moderna y el desarrollo de nuevas tecnologías,  presupone un cambio en el ser humano, el cual se ve enfrentado a la desaparición de algunas de las instituciones que, hasta épocas pasadas, guiaban y moldeaban el pensamiento y el actuar;  a la desaparición del sentido de comunidad y  al bombardeo de diversos canales de información. Esto  lleva a que el ser se diluya y pierda unidad, debiendo adaptarse a las necesidades del entorno y del contexto en que se desenvuelve, lo cual se materializa en las redes sociales, a través de la creación de identidades –a través de  perfiles- que permiten al ser humano manifestar su opinión, sin consecuencias aparentes.

Las redes sociales permiten al ser humano manifestarse libremente en cualquier tipo de tema,  pero existe una especie de dualidad que gobierna lo que este puede comentar, hacer o decir. Por un lado, existe el ser como individuo y su pensamiento, este perfil que funciona como mascara; y por otro lado existe la presencia de una comunidad que abala lo que se puede y lo que no se puede comentar en redes sociales. Es posible suponer, en base a esto, que existen diversas comunidades dentro de las redes sociales, así, por ejemplo,  en una noticia sobre inmigración una persona X realiza un comentario racista, sabiendo que su actuar va a ser validado y apoyado por aquella comunidad que se opone a la inmigración, en cambio la comunidad que apoya la inmigración y se enfrenta al racismo lo va a repudiar.

La formación de estas comunidades, hacen suponer que en las redes sociales, se llevan a cabo procesos democráticos que permiten que el ser humano sea capaz de expresarse libremente, pero el conflicto radica en el límite de dicha libertad,  en qué punto la libertad de expresión pasa a atacar a otro ser humano, a denigrar y a perderse la delgada línea del respeto a las creencias a la opinión ajena. Si consideramos que las redes sociales permiten la creación de una identidad que no se relaciona con el mundo concreto, podemos asumir que los límites a la hora de relacionarnos no existen. Todo individuo como ente pensante,  intenta imponer su pensamiento en aquellos que opinan diferente, llegando a recurrir a los insultos y a menoscabar al otro para lograr su objetivo.

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