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La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales - Weber, Max


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2016  •  Apuntes  •  2.628 Palabras (11 Páginas)  •  339 Visitas

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La objetividad del conocimiento en las ciencias y la política sociales - Weber, Max.

(ACLARACIÓN! El texto habla sobre la base de una revista científica llamada “Archiv für Sozialwissenscharf und Sozialpolitik”, trate de sacar los conceptos más importantes a los que ellos aluden, pero puede quedar alguno medio en el aire que me pareció importante pero no sabía cómo unirlo! Disculpen! pero es un texto de mierda! Besito chau)

I

Sabemos que la ciencia de hoy en día, nació de consideraciones prácticas. Su primer y único fin al principio fue el de elaborar unos juicios de valor sobre la adopción de determinadas medidas de política económica por parte del Estado. Se trataba de una “técnica” que en principio no distinguía entre el conocimiento del “ente” y el del “deber ser”.

A tal distinción se opuso en primer lugar Ia opinión de que los fenómenos económicos se hallaban regidos siempre por unas leyes naturales invariables, y en segundo lugar la opinión de que estaban regidos por un principio de desarrollo unívoco.

Con el nacimiento de este sentido histórico, la ciencia quedó determinada por una combinación de evolucionismo ético y de relativismo histórico.

Esta combinación, intentó despojar las normas éticas de su carácter formal, determinar el campo ético mediante un conjunto de valores, y alzar de esta forma la economía política a la dignidad de una “ciencia ética”, establecida sobre bases empíricas.

Pero aún hoy se sigue pensando que la economía debe producir juicios de valor a partir de una ideología económica. En este texto se rechaza este punto de vista, creen que una ciencia experimental nunca podrá tener por tarea el establecimiento de normas e ideales, con el fin de derivar ellos unas recetas para la praxis.

La crítica no se detiene ante juicios de valor, y se debe preguntar: ¿Qué significa y qué se propone Ia crítica científica de ideales y juicios de valor?

Lo más accesible a un estudio científico es la pregunta de la idoneidad de los medios ante unos fines dados. Podemos determinar cuales son los medios más adecuados para llegar a los fines que nos propusimos. (Todo siempre dentro de nuestro respectivos límites y saber)

Además, dada la posibilidad de alcanzar el fin, podemos determinar las consecuencias que entrañaría la aplicación de los medios elegidos, ofreciendo al sujeto la posibilidad de enfrentar las consecuencias deseadas y no deseadas. Pero puesto que en la mayoría de los casos el fin propuesto cuesta algo, nadie deja sus consecuencias brindadas al azar. Pero llevar estas confrontaciones hasta una decisión ya no es tarea de la ciencia, sino de una persona voluntariosa. La ciencia puede conferir en esta persona el conocimiento, pero la elección solo depende de la persona.

La tarea esencial de la ciencia en la vida cultural humana es dotarlo de ideas que pueden constituir la base del fin concreto y enseñar a comprender las mismas.

El estudio científico de los juicios de valor se propone enseñar a “enjuiciar” de forma crítica. La crítica sólo puede tener carácter dialéctico, sólo puede ser un juicio lógico formal, entre los juicios de valor y las ideas históricamente dadas.

De este modo, la crítica puede ayudar a la persona voluntariosa a reflexionar. Lo último que la crítica puede hacer sin adentrarse al mundo de la especulación es reflexionar sobre las escalas de valor últimas. La ciencia empírica no es capaz de enseñar a nadie lo que debe, sino lo que puede.

Sentimos a los juicios de valor como algo objetivamente valioso, ya que determinan nuestra actuación y confieren sentido e importancia a nuestra vida.

La ideología por la que uno toma partido queda determinada en gran medida por el grado de afinidad que la une con el “interés de clase” del individuo.

Cuanto más general es el problema en cuestión (más significativo en la cultura) menos abordable es una respuesta única a partir de saber empírico, la fe y las ideas de valor.

Solo las religiones positivas son capaces de conferir al contenido de los valores culturales la dignidad de imperativos éticos de una validez incondicional.

Los ideales nunca pueden ser producto de un saber empírico progresivo y se manifiestan en todo tiempo gracias a la lucha con otros ideales.

Los intereses de la ciencia se niegan donde no se quieren ver los hechos desagradables y las realidades de la vida.

Siempre hay diferencias entre la argumentación que se dirige a nuestros sentimientos, entusiasmo y contenidos culturales, a aquella que se dirige a la validez de las normas éticas, por ejemplo.

Al hacer esta distinción entre “juicio de valor” y ·saber empírico”, hemos presupuesto que existe un tipo absolutamente válido de conocimiento en el campo de las Cs. Sociales. Dicha suposición se convierte en problema cuando no está claro el significado que tiene nuestra validez objetiva de la verdad.

II

¿Qué significa objetividad?

Nuestra existencia física al igual, al igual que la satisfacción de nuestras necesidades choca con la limitación cuantitativa y la insuficiencia cualitativa para que ellos no suceda (previsión planificada, trabajo, etc). La Cs. Económica es quién estudia esta clase de acontecimientos.

La calidad de un acontecimiento no es algo que le sea esencial de forma objetiva y las causas que la determinan son infinitas, y no podemos seleccionar solo aquellas que nos interesan.

En primer lugar se hallan los acontecimientos y complejos de normas o instituciones, cuyo significado cultural reside básicamente es su aspecto económico (bancos). Son llamados acontecimientos económicos. (Actúan donde la satisfacción de una necesidad, por más inmaterial que sea)

También se unen los procesos de la vida religiosa, que en determinadas circunstancias pueden adquirir importancia desde el punto de vista económico, los que son llamados fenómenos “económicamente importantes”.

Y por último, entre los fenómenos que no son económicos, se hallan algunos importantes como la orientación por el gusto artístico, que presentan alguna influencia por motivos económicos. Se trata de fenómenos “económicamente condicionados”.

La influencia indirecta de las relaciones sociales, sometidas a la presión de intereses materiales se extiende a todos los campos de la civilización.

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