La sociedad del cansancio

La sociedad del cansancio.

Actualmente el exceso de positivismo infarta al alma, el “todo lo puedo” al ser positivo no es detectado como un problema y nos esclaviza  y agota hasta enfermarnos. Podemos decir que los males neurológicos de nuestros tiempos tienen origen aquí, la depresión, la frustración son resultado de la violencia de lo positivo y su sutilidad. Nuestro propio ego se sobrecalienta por tantas actividades de lo mismo, estamos siendo atacados por un exceso de positividad que nos deja exhaustos y nos impide poder más y por ende nos infarta el alma. No podemos escapar de la positividad porque al escapar nos sentimos culpables por que nos hace sentir insuficientes y con la continua sensación de “debería hacer esto y el otro”, comúnmente entre el agobio del exceso de trabajo, la presión constante, la exposición a supuestas vidas perfectas nos hace pensar en que deberíamos hacer más: “debería hacer yoga”, “debería ir al gimnasio”, “debería leer más”, “debería aprender a tocar un instrumento”, “debería ser más espiritual”, “debería hacer otro posgrado”, “debería pasar más tiempo con mi familia”, “debería pararme más temprano”, “debería TRABAJAR más”, sin importar las circunstancias, trabajar e ir al gimnasio aunque estés deprimido, enfermo o desvelado, sonreír aunque estés triste o enojado, una omisión de la expresión de los sentimientos, un infarto del alma que nos hace “hacer por hacer” y auto explotarnos continuamente buscando siempre la perfección.

El infarto del alma es una saturación absoluta y completa de la actividad del ser humano, es un estado de “muerto en vida”, es el momento donde no se sabe lidiar con problemas tan grandes como la contaminación ambiental, la extinción de especies, la pobreza extrema, que en lugar de hacer un plan para resolverlo nos escondemos en las actividades laborales y nos exigimos tanto y desconectamos de lo que está a nuestro alrededor, sin darnos cuenta que el estado en el que nos encontramos no nos ayudará a trascender.

Podemos decir que aburrirse es una virtud y quien puede dominar el aburrimiento encuentra nuevo tiempo y espacios para pensar. Sin embargo, paro la sociedad actual el rendir es lo único que importa. Es el rendimiento, lo que convierte el tiempo en un presente prolongado y sin pausas que nos permitan descansar y regenerarnos para continuar. El rendimiento prolongado es catalogado como rendimiento sin rendimiento, que produce agotamiento excesivo y que requiere de sobre-estímulos para seguir o bien no seguir y caer en la angustia. Somos una sociedad del dopaje que permite a los individuos seguir rindiendo, construyendo una sociedad de cansancio, un cansancio agotador que aísla y fragmenta, no es el cansancio virtuoso que da demora sino el cansancio que agobia, un cansancio violento que destruye toda comunidad y cercanía, UN CANSANCIO QUE INFARTA EL AMA.

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