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Que es La Sociedad del Cansancio


Enviado por   •  12 de Enero de 2017  •  Ensayos  •  2.104 Palabras (9 Páginas)  •  467 Visitas

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LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

ENSAYO

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LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

Este breve ensayo girará en torno al ensayo filosófico  ‘’La sociedad del cansancio’’, del filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han. Esta obra es una más entre sus numerosos trabajos que tratan los males del hombre en la sociedad actual. Se tratará de responder sobre el problema que se plantea, las tesis que el autor señala y las conclusiones que finalmente se obtienen.  

 Byung-Chul Han lanza una reflexión sobre el ritmo que marca el compás de  la vida de la sociedad actual.  El problema que vertebra los planteamientos y tesis del autor, es el cambio de paradigma que está adoptando nuestra época.  La violencia se ha vuelto un fantasma invisible inmanente a los individuos que forman parte de un sistema prefijado por el super- y el hiper-,  hasta el punto de alterar la interacción entre el discurso social y el discurso biológico. El ego de los individuos se está inflando y a la vez se agota, se auto-mutila. Hagamos a continuación un recorrido por las tesis en las que se apoya el autor.

La nueva sociedad de la información neoliberal es una sociedad donde el exceso de estímulos nos ha enredado en la hiperactividad, propia de la superproducción, supercomunicación y superrendimiento frenético que el mundo capitalista alimenta.   La atención muta en una atención ‘’multitasking’’, propia de un animal que necesita sobrevivir en una selva cargada de estímulos, peligros e imprevistos que le acechan sin cesar. No queda hueco para la contemplación y el pensamiento profundo. El tiempo parece rellenarse por horarios fijos, trabajo desbordante y el poder hacer más, el bombardeo de publicidad, las redes ‘’sociales’’, el whatsapp, etc…

‘’La pérdida de la capacidad contemplativa, que, y no en último término, está vinculada a la absolutización de la vida activa, es corresponsable de la histeria y el nerviosismo de la moderna sociedad activa’’ (Han, 2010, p.51). Las palabras de Han no son mero papel mojado. Si recurrimos a las estadísticas[1] realizadas en el gigante e hiperactivo yankee americano,  la primera causa del estrés que sufren los ciudadanos estadounidenses, es debida a la presión del trabajo, unida a la falta de sueño, el dinero y la sobrecarga de los medios, entre otras. Los datos abruman: un 77% afirma experimentar regularmente síntomas físicos causados por el estrés.  Un 33% directamente confiesa vivir en un extremo estrés.

Este ritmo parece haber perdido la noción de límites. La sociedad está vertebrada por el verbo ‘’poder’’. Han apunta que la antigua sociedad disciplinaria de Focault era una sociedad de la negatividad, articulada por el ‘’no-poder’’ y ‘’deber’’. La coerción era externa y estaba impuesta.  No hace falta rebuscar demasiado para poder ejemplificar estas afirmaciones. No hay nada más ilustrativo que la máquina creada para eliminar la hora del almuerzo en la película de Tiempos Modernos.  Chaplin se somete a un artilugio –fallido- creado para alimentarle automática y rápidamente. El hombre se somete al ritmo de la máquina en pos de rendimiento.

El autor recurre al cuento de ‘’Bartleby, el escribiente’’ para dibujar aquel ‘’mundo de trabajo inhumano, de habitantes reducidos a animal laborans’’ (Han, 2010, p.61). El relato está protagonizado por personajes afligidos, apáticos, meros sujetos de obediencia. Han sentencia que el mensaje central del relato se resume en que ‘’todos los esfuerzos por la vida conducen a la muerte’’.  

Han quiere marcar este contraste de aquella sociedad imperativa,  encorsetada por las leyes y la obligación, con la actual  sociedad, que ha bautizado como la sociedad del rendimiento. No es que la actual sociedad haya supuesto una ruptura con la anterior, sino que es una prolongación de ésta. El deber se ha fundido con el poder. La negatividad  ha sido sustituida por la positividad, la posibilidad.  Los mandatos y cadenas se han deformado en motivación e iniciativa.  El individuo ya no es prendido, sino que se emprende.  El efecto bloqueante del anterior esquema ha dejado paso al ‘’poder hacer’’.  Pero esta extremada positividad tiene una trampa latente. Ahora el inconsciente social está guiado por el afán de maximizar la producción. El deber disciplinado, ha sido continuado por un poder sin límites.  La sociedad disciplinaria fanática del rendimiento ha evolucionado a una sociedad de rendimiento de individuos auto-disciplinados, explotadores de sí mismos.  

Es aquí donde se manifiesta una de las observaciones sobre las que gira este escrito. Los locos y criminales que generaba la sociedad disciplinaria han tornado en depresivos y fracasados.  Un loco o criminal se había convertido en el pez que nadaba a contracorriente y se chocaba con los demás. En definitiva, no se adaptaba al sistema, molestaba, no dejaba que los demás siguieran cumpliendo su buen funcionamiento; sobraba.  Un depresivo o fracasado  se vuelve un cuerpo inerte que  no soporta más el ritmo de nado y se deja arrastrar río abajo. No sabe nadar como los demás y se convierte en un inútil, culpable él solo de su incompetencia; un ‘’looser’’.

¿Qué ocurre con los peces que nadan frenéticamente? Han avisa de que la hiperactividad de hoy en día es un signo de pasividad. Resalta a Nietzche y su sentencia: el aprender a decir ‘’no’’ a nuestros impulsos. La progresiva positivización de la sociedad totaliza el ‘’estado normal’’, donde no cabe reflexión o la vacilación sobre qué realmente estamos haciendo, en aras de no perder tiempo en interrupciones. La ausencia de negatividad convierte nuestra mente en una ‘’máquina de rendimiento autista’’. Deja diferenciada la potencia negativa y la positiva: la potencia positiva es la potencia de poder hacer algo, mientras que la negativa es la potencia de no hacerlo, de decir ‘’No’’ (que no impotencia). Sin la potencia negativa se caería en una hiperactividad sin límites: el extremo de la pasividad.  Los peces puede que no se hayan parado a pensar qué están haciendo realmente. La corriente del río avanza inevitablemente, pero nadie les está obligando a mover sus aletas; ellos son los que deciden cómo de rápido quieren nadar.

Con esto finalmente puede comprenderse mejor el planteamiento con el que inicia Han y con el problema que comienza este ensayo: un cambio de paradigma que hasta ha alterado el discurso social y biológico. Patológicamente hablando, la época anterior podía definirse como una época bacterial, que seguía el esquema de la Guerra Fría: lo ‘’otro’’ es peligroso y dañino.  Ahora la otredad deja de ser peligrosa.  La clasificación de ‘’self y not self’’  ha pasado a ser ‘’friendly and dangerous’’.  Han destaca esta aportación de Polly Matzinger. Se desbanca la idea de un organismo xenofóbico; solo se repele al intruso dañino. ‘’Lo extraño se sustituye por lo exótico y el turista lo recorre. Ya no es más un sujeto inmunológico’’(Han, 2010, p.14)

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