La vida de Immanuel Kant

La vida de Immanuel Kant coincide con la mayor parte del movimiento ilustrado. Simultáneamente confluyen en su pensamiento las dos corrientes dominantes del siglo XVIII: Empirismo y Racionalismo.

La Ilustración con la que Kant está más relacionado es la Ilustración alemana: la razón, siguiendo la tradición racionalista leibniziana, es más que un instrumento de análisis. Ésta sirve para fundamentar conceptos, la forma de aplicarlos y el modo de conocer el exterior. La razón tiene que examinarse a sí misma para encontrar su propia validez.

Kant observa que la metafísica se encuentra en época de desventaja frente al desarrollo que han alcanzado las demás ciencias, como la física y la matemática.

Esta inferioridad de la metafísica se debe a la imposibilidad de existir como ciencia porque no pueden darse en ella las condiciones de otras ciencias, o que se haya desviado del camino por el que se constituye una ciencia.

Siguiendo la tradición iniciada por Aristóteles, la ciencia ha de ser un conocimiento universal y necesario,  y llega  a la conclusión de que tanto el racionalismo como el empirismo, desde sus supuestos filosóficos, no hacen posible la metafísica como ciencia. Concede validez indispensable a la experiencia pero no renuncia a la necesidad y causalidad propias del verdadero conocimiento.

Kant plantea que la filosofía debe responder a tres interrogantes: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo esperar? Las que resumen su estudio antropológico: ¿Qué es el hombre?

A la primera de esas cuestiones la responde con su obra Crítica de la razón pura; a la segunda, en la Crítica de la razón práctica, y a la tercera en la Religión dentro de los límites de la mera razón.

Esencialmente, se puede afirmar que dos motivaciones fueron las que llevaron a Kant a construir su teoría: Kant recibió una educación puramente Racionalista, pero el exceso de confianza en la razón había convertido a este racionalismo en un dogmatismo. Fue así hasta que la lectura de Hume, el máximo exponente del empirismo británico, fue quien lo despertó de su sueño dogmático.

Con esta doble perspectiva, Kant pudo ver que estas dos orientaciones tenían sus problemas, porque la conclusión del empirismo extremo de Hume implicaba un escepticismo. Frente a estas corrientes, Kant adoptó posiciones alternativas: frente al Racionalismo y el Empirismo, adopta una postura criticista; y frente al dogmatismo y escepticismo, una postura apriorística.

Kant estaba convencido de la posibilidad del conocimiento y de la ciencia, pero debía demostrarlo. Como la ciencia expresa sus teorías en forma de juicios, plantea una clasificación de los mismos de acuerdo con su dependencia o independencia de la experiencia:

• JUICIOS A PRIORI: Aquellos que no derivan de la experiencia y que poseen carácter de necesidad y universalidad.
• JUICIOS A POSTERIORI: Los que están relacionados con la experiencia y proceden por generalización.

Otra forma de clasificar estos juicios es a partir de la estructura misma del juicio (relación sujeto-predicado):

• JUICIOS ANALÍTICOS: Aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto. Se dice que son explicativos, ya que su enunciado expresa más claramente el significado del sujeto.
• JUICIOS SINTÉTICOS: En los que, por el contrario, el predicado no está contenido en el sujeto. Se los denominan extensivos porque añaden algo que no estaba contenido en él.

Los filósofos anteriores habían relacionado, por un lado, los juicios a priori con los juicios analíticos, ya que los dos tipos de juicios son universalmente válidos. Y los a posteriori con los juicios sintéticos porque amplían nuestro conocimiento pero son de carácter contingente.

Kant introduce un cambio: los juicios científicos tienen que ser capaces de proporcionar conocimiento nuevo, universal y necesario. La ciencia ha de permitirnos ampliar nuestro conocimiento de una forma segura, es por esta razón que lo que le interesa a Kant son los juicios sintéticos a priori.

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