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Las Universidades


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2013  •  2.712 Palabras (11 Páginas)  •  211 Visitas

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Newman: actualidad de una idea de Universidad

José Gálvez Krüger

A pesar del tiempo transcurrido desde que John Henry Newman recibió el encargo de organizar y dirigir una nueva universidad en Dublín (1851), la impronta que dejó su escrito titulado Idea of a University se deja notar todavía, especialmente en los círculos católicos, pero también en todos aquellos ámbitos en que se intenta reflexionar a fondo sobre la naturaleza de la universidad y de la vida universitaria. La lectura de una obra que puede con toda razón ser considerada un clásico ha de aportar a la reflexión actual sobre la misión de la universidad puntos iluminadores que, salvando las diferencias de circunstancias, sirvan como mínimo de ocasión para caer en la cuenta a veces en obviedades que a menudo son pasadas por alto, a veces en sutilezas que si no van acompañadas de la necesaria ponderación no serían más que pedanterías.

En primer lugar, Newman rechaza una concepción falsamente elitista de la universidad en la que simplemente se tratara de reproducir un modelo de 'gentleman' británico característico: líderes arrogantes que con aires de superioridad se dedicaran a ocupar los resortes del poder político, económico e ideológico. Por el contrario, la misión de la universidad, el objetivo 'número uno', es hacer un bien a los estudiantes formándoles de modo completo y capacitándoles para desempeñar sus tareas en la sociedad de la mejor manera posible. ¿Acaso no se olvida a menudo en el mundo universitario actual esta perspectiva?

En segundo lugar, la universidad como tal, no simplemente la universidad católica, tiene como fin la cultura intelectual: educar la inteligencia y acostumbrarla a razonar bien en las distintas materias, a alcanzar la verdad y saberla comprender; no tiene como fin la educación moral ni la producción mecánica ni un oficio determinado. "The first step in intellectual training is to impress upon a boy's mind the idea of science, method, order, principle, and system; of rule and exception, of richness and harmony" [1]. Así que aquel carácter completo de la formación del estudiante, señalado en el primer punto, no consiste en una acción sustitutiva de los ámbitos adecuados para la formación moral ni en una especie de formación profesional aderezada con algo de cultura superior. Es evidente que en el mundo universitario actual la habilitación para el ejercicio profesional desempeña un papel central en la configuración de los planes de estudio, mientras que queda relegada al olvido la educación de la inteligencia, que es mucho más que la adquisición de conocimientos teóricos y habilidades prácticas. Un trasfondo de escepticismo impregna a menudo, como sabemos, el mundo académico contemporáneo.

En tercer lugar, como señala el famoso comienzo de la obra de Newman: la universidad es "a place of teaching universal knowledge" [2]. Ya ha sido señalado que su tarea específica no es la educación moral o religiosa. De eso, diría Newman, se encargan las autoridades eclesiásticas. Aquella enseñanza del conocimiento universal es lo esencial de la universidad. Así que su esencia no depende de las relaciones con la Iglesia. Pero, en la práctica, requiere el apoyo de la Iglesia, si quiere cumplir debidamente su misión; es decir, cumpliendo también ella con los preceptos morales y religiosos. En última instancia la búsqueda y difusión de la Verdad, el Conocimiento y la Razón, en todas las áreas del saber, son aliados y ministros de la Fe. Tampoco es su tarea específica la investigación o el progreso de las ciencias. De eso se encargan otras asociaciones no universitarias tales como academias, sociedades, etc. Investigar (Academias) y enseñar (Universidad) son funciones distintas. Pero eso no quita que, por ejemplo, las Academias hayan nutrido con sus especialistas las filas del profesorado universitario.

En cuarto lugar, Newman destaca algo que choca bastante con el modelo de universidad urbana predominante en Europa, donde el alumno sólo va a la universidad para asistir a unas clases y sigue 'haciendo su vida normal'. Se trata de lo siguiente: un gran bien ineludible para la educación universitaria es la reunión de estudiantes de muchas ramas del saber; el contacto y la vida en común les ayuda a ampliar horizontes y a evitar el uniformismo. En esta línea afirma Newman: "When a multitude of young men, keen, open-hearted, sympathetic, and observant, as young men are, come together and freely mix with each other, they are sure to learn one from another, even if there be no one to teach them; the conversation of all is a series of lectures to each, and they gain for themselves new ideas and views, fresh matter of thought, and distinctprinciples for judging and acting, day by day" [3] Estas palabras nos indican que si una universidad quiere alcanzar su fin propio debe hacer un esfuerzo por integrar en su seno una amplia variedad de estudios, y no anclarse en un par de especializaciones, aunque esto sea quizás lo sugerido por algunos estudios de mercado.

En quinto lugar, Newman hace unas consideraciones de carácter sumamente práctico de cómo se han de organizar los estudios universitarios: una vez formada la inteligencia en lo fundamental para tener una visión global adecuada de la realidad, se le debe dejar a cada individuo que manifieste sus aptitudes particulares. Así habría que contrastar en unos el grado de sobriedad en el pensamiento, el dominio de sí mismo, la firmeza de opiniones; en otros la habilidad en los negocios, la gracia para influir en los demás; en otros el talento para una especialidad filosófica o científica; -Newman recuerda a su coetáneo Balmes en los consejos sobre la elección de carrera-. Estos consejos, extrapolados y matizados, son de una aplicación sumamente práctica a la hora de plantearnos la labor tutorial especialmente en el tránsito de la educación obligatoria al Bachillerato y en los primeros años de carrera. Quizá la falta de diálogo interdisciplinar y la dispersión del saber impiden orientar al alumno hacia aquellas ramas de la investigación que mejor se adaptasen a su natural. En todo caso, es imprescindible que el individuo se forme con arreglo a un modelo fielmente, incluso, llega a decir Newman, es mejor un modelo equivocado que la ausencia de modelo.

En sexto lugar, y con relación a las tareas antes señaladas de docencia e investigación, también hace Newman su aportación. En la actualidad, se discute a menudo la polémica sobre la primacía de la investigación o de la docencia: [3] "...cuando una multitud de hombres jóvenes, agudos, generosos, alegres y cumplidores, como suelen ser los jóvenes, se ven

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