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Las muchedumbres llamadas criminales


Enviado por   •  10 de Marzo de 2016  •  Documentos de Investigación  •  667 Palabras (3 Páginas)  •  195 Visitas

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Universidad Nacional Autónoma de México.

Colegio de Ciencias y Humanidades

Plantel 1. Azcapotzalco.

Taller de Comunicación II

Ensayo: Las muchedumbres llamadas criminales.

Serrano Guillen Andrea Mariana.

27 de enero de 2016.

Las muchedumbres llamadas criminales

Introducción

Desde niño se reciben normas, costumbres y valores morales, proyectados por los padres y un cierto estatus de lo que es ser responsable, consciente, educado, etc…,Qué sucede, cuando ese mismo individuo se integra a la multitud, a una masa psicológica llamada criminales?. Pareciera que el inconsciente individual aflora en cada poro del cuerpo, la represión desaparece y el hombre al sentirse parte de algo, realiza actos que jamás hubiera cometido aisladamente.

El propósito de este texto es dar a conocer como una muchedumbre pierde la conciencia de lo que hace, no toma en cuenta los daños perjudiciales de estos actos, pensando que hacen lo correcto, además de mostrar esa obediencia por la misma causa, el cumplimiento del deber a la patria, este se muestra en los ejemplos que mencionaremos.

Desarrollo

En alguno de los puntos tratados en mi introducción concuerdo con Le Bon y quisiera poner un ejemplo muy claro de esto que además encierra dichas características: En nuestra realidad se puede observar lo anterior cuando se comete una gran injusticia, todos nos unimos sin importar las diferencias que como individuos aislados notamos e incluso resaltamos. Una pasión desenfrenada nos invade, no importa el “Yo” sino el “Nosotros”, la multitud es influenciable, crédula y carente de sentido crítico, de ahí que el jefe dirige a la masa. Un ejemplo claro es el mencionado en el texto

Tras la toma de dicha fortaleza, el gobernador, rodeado por una multitud muy excitada, recibió golpes de todas partes. Unos proponían que se le colgase, otros cortarle la cabeza, o atarle a la cola de un caballo. Al debatirse, dio por descuido una patada a uno de los presentes. Alguien propuso, y su sugerencia fue inmediatamente aclamada por la multitud, que el individuo golpeado cortase el cuello al gobernador. Dicho sujeto, un cocinero sin trabajo, medio tonto, que había ido a la Bastilla a ver lo que pasaba; juzgó que, puesto que los demás estaban de acuerdo, su acción era patriótica y creyó incluso que merecía una medalla por destruir a un monstruo. Con un sable que le prestaron, golpeó sobre el cuello desnudo, pero al no producirse el corte porque el sable estaba mal afilado, sacó de su bolsillo un pequeño cuchillo con el mango negro y (como por su calidad de cocinero, sabía trinchar las carnes) concluyó felizmente la operación.”(LE BON, Gustavo, pg. 115, psicología de las multitudes)

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