Las muchedumbres llamadas criminales
Andrea SerranoDocumentos de Investigación10 de Marzo de 2016
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Universidad Nacional Autónoma de México.
Colegio de Ciencias y Humanidades
Plantel 1. Azcapotzalco.
Taller de Comunicación II
Ensayo: Las muchedumbres llamadas criminales.
Serrano Guillen Andrea Mariana.
27 de enero de 2016.
Las muchedumbres llamadas criminales
Introducción
Desde niño se reciben normas, costumbres y valores morales, proyectados por los padres y un cierto estatus de lo que es ser responsable, consciente, educado, etc…,Qué sucede, cuando ese mismo individuo se integra a la multitud, a una masa psicológica llamada criminales?. Pareciera que el inconsciente individual aflora en cada poro del cuerpo, la represión desaparece y el hombre al sentirse parte de algo, realiza actos que jamás hubiera cometido aisladamente.
El propósito de este texto es dar a conocer como una muchedumbre pierde la conciencia de lo que hace, no toma en cuenta los daños perjudiciales de estos actos, pensando que hacen lo correcto, además de mostrar esa obediencia por la misma causa, el cumplimiento del deber a la patria, este se muestra en los ejemplos que mencionaremos.
Desarrollo
En alguno de los puntos tratados en mi introducción concuerdo con Le Bon y quisiera poner un ejemplo muy claro de esto que además encierra dichas características: En nuestra realidad se puede observar lo anterior cuando se comete una gran injusticia, todos nos unimos sin importar las diferencias que como individuos aislados notamos e incluso resaltamos. Una pasión desenfrenada nos invade, no importa el “Yo” sino el “Nosotros”, la multitud es influenciable, crédula y carente de sentido crítico, de ahí que el jefe dirige a la masa. Un ejemplo claro es el mencionado en el texto
“Tras la toma de dicha fortaleza, el gobernador, rodeado por una multitud muy excitada, recibió golpes de todas partes. Unos proponían que se le colgase, otros cortarle la cabeza, o atarle a la cola de un caballo. Al debatirse, dio por descuido una patada a uno de los presentes. Alguien propuso, y su sugerencia fue inmediatamente aclamada por la multitud, que el individuo golpeado cortase el cuello al gobernador. Dicho sujeto, un cocinero sin trabajo, medio tonto, que había ido a la Bastilla a ver lo que pasaba; juzgó que, puesto que los demás estaban de acuerdo, su acción era patriótica y creyó incluso que merecía una medalla por destruir a un monstruo. Con un sable que le prestaron, golpeó sobre el cuello desnudo, pero al no producirse el corte porque el sable estaba mal afilado, sacó de su bolsillo un pequeño cuchillo con el mango negro y (como por su calidad de cocinero, sabía trinchar las carnes) concluyó felizmente la operación.”(LE BON, Gustavo, pg. 115, psicología de las multitudes)
Aquí podemos notar la obediencia por un propósito en común, que entre más muchedumbre hay, más poderosa se vuelve, este tipo de actos ante la ley son un crimen, ya que la ley marca al asesinato como algo grave que se paga con la cárcel, aunque hablando psicológicamente no lo son, ya que ellos presentan credulidad, sugestionabilidad y exageran lo que consideran como bueno o malo. Otro ejemplo seria:
“Convencidos así de la importancia de su misión, comenzaron por constituir una especie de tribunal e inmediatamente aparecieron el espíritu simplista y la equidad no menos simplista de las masas. En vista del considerable número de los acusados se decidió en primer término que los nobles, los sacerdotes, los oficiales, los servidores del rey -es decir, todos los individuos cuya mera profesión constituía una prueba de culpabilidad a los ojos de un buen patriota-, serían ejecutados en montón, sin necesidad de decisiones especiales. A los demás se les juzgaría por su aspecto y su reputación. Quedando así satisfecha la conciencia rudimentaria de la masa, se procedió legalmente a la matanza y a dar libre curso a unos feroces instintos cuya génesis he mostrado en otro lugar, instintos que las colectividades pueden desarrollar en alto grado. Por otra parte, y como es regla general en las masas, dichos instintos no impiden la manifestación concomitante de otros sentimientos contrarios, tales como una sensibilidad, que con frecuencia es tan extrema como la ferocidad.” .”(LE BON, Gustavo, pg. 116-117, psicología de las multitudes)
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