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Leyendas Y Cuentos

liliafel2 de Diciembre de 2013

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LEYENDAS

EL SILBÓON

Espíritu vagabundo por matar a sus padres. Después de asesinar a su padre, el hombre fue castigado con un mandador de pescuezo (típico del llano), al tratar de huir fue mordido por un perro tureko, para concluir el castigo su abuelo regó sobre sus heridas gran cantidad de aji picante. El recuerdo y mención de lo sucedido libra a las personas de ser atacadas por este espíritu errante conocido como el silbón.

El Silbón se presenta a los borrachos en forma sombrío. Otros llaneros le dan forma de hombre alto, flaco. usa sombrero y ataca a los hombres parranderos y borrachos, a los cuales chupa el ombligo para tomarles el aguardiente.

La tradición explica que al llegar el silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco y cuenta un a uno los huesos; si no hay quien pueda escucharlo, un miembro de la familia muere al amanecer.

Otra versión dice que fue un hijo que mato a su padre para comerle sus "asaduras". El muchacho fue criado toñeco (mimado), no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre que queria comer visceras de venado. Su padre se fue de caceria para complacerlo pero tardaba en regresar. En vista de esto el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traia nada, no habia podido cazar el venado, lo mato, le saco las visceras y se las llevo a su madre para que las cocinara. Como no se hablandaban, la madre sospechó que eran las "asaduras" de su marido. preguntándole al muchacho, quien confesó la verdad.

De inmediato lo maldijo "pa to la vida". Su hermano Juan lo persiguio con un "mandador", le sonó una tapara de ají y le azuzó el perro "tureco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los talones.

LA FIURA

Pequeño monstruo, en forma de mujer; el mito la muestra habitualmente, danzando sobre la débil alfombra, de un balanceante “hualve”, sin temor a que, en cualquier instante se rompa y la trague el pantano. Detiene su baile, para contemplar su horrible rostro, en el espejo de un charco y peinar su larga cabellera con un reluciente peine de plata. Contonea, coqueta, su exuberante busto y corre ágil, haciendo flamear su breve pollera roja, entre los troncos quemados de los roces, mimetizando sus miembros, con los semicarbonizados ganchos de los árboles. Se escabulle entre los matorrales, en busca del fruto de las espinosas “chauras”, que come con glotonería. El más leve ruido la asusta, adoptándo de súbito, caprichosas y convulsionantes posturas; hace muecas horrendas con feísimo rostro y con sus ojos chispeantes, casi ocultos por una descomunal nariz; alarga sus brazos en todas direcciones y mueve nerviosamente los dedos deformes de una enorme mano, en demanda de una víctima, para “tirarle un mal aire”. La Fiura, hija única de la Condená, es la mujer del viríl Trauco, más esto no le impide ofrecer su amor a todos los hombres, a quienes impone, como severa condición, aceptarla con los ojos cerrados. No admite mirada alguna, ni siquiera la de los animales, sin aplicar al instante su castigo: El osado que se atrevió a mirarla, quedará torcido en algún lugar de su cuerpo. Si quien la mira es un niño o un animal, le deforma generalmente las extremidades, haciéndoles imposible la marcha, los tulle. Luchar contra ella, es tarea imposible; posee una fuerza y destreza tal, que cuantos hombres quieran pueden pelear con ella, pero los deja a todos maltrechos y contusos, cuando no quedan “teldelde” (trémulos). En cambio a ella, no se logra asestarle un solo golpe: “es como pegarle a la sombra” . Las deformaciones causadas por la Fiura, son prácticamente incurables; en casos afortunados, se consigue alivio, utilizando el siguiente tratamiento: al amanecer se corta una rama de la enredadera llamada “pahueldún”, una vez transportada junto al enfermo, se la azota, hasta arrancarle la savia; líquido que debe beber el enfermo y enseguida se la lleva arrastrando hasta la playa, para lanzarla al mar (en Europa, los pueblos primitivos realizaban una ceremonia parecida, con el árbol, que representaba el espíritu de los árboles). Por haber obtenido, con ello, buenos resultados, también se aconseja tomar raspaduras de “Piedra de Ara”.

LEYENDA DE LAS CUATRO RANAS

Cuatro ranas se encontraban sentadas sobre un tronco que flotaba en la orilla de un río. De pronto el tronco fue llevado por la corriente que lentamente lo empezó a arrastrar.

Las ranas, sorprendidas por lo que estaba sucediendo observaban interesadas el movimiento del tronco.

Al cabo de un rato la primera, tomando la palabra dijo:

-“Este tronco se mueve como si estuviese vivo, como si tuviese algo dentro que lo empujara a moverse”.

La segunda, mirando con contrariedad a la primera y dirigiéndose a las otras, dijo:

-“No queridas amigas y compañeras de viaje, este tronco no se mueve, es el río que lo transporta y que lo hace mover”.

La tercera rana añadió:

-“No se mueve ni el tronco ni el río; queridas, son nuestras mentes las que se mueven y nos hacen ver el movimiento”.

Las tres ranas en este punto comenzaron a discutir sobre qué era lo que realmente se estaba moviendo, sin embargo, no lograban ponerse de acuerdo. Se dirigieron por ello a la cuarta rana, que hasta aquél momento había escuchado en silencio y le pidieron su opinión.

La cuarta rana dijo:

-“Se mueve el tronco, el río y vuestro pensamiento. Ninguna se ha equivocado, todas tenéis razón”. Entonces las tres ranas se encolerizaron, porque ninguna quería admitir que la suya no fuera la verdad completa y que las otras no se hubieran equivocado.

Sucedió que las tres ranas, todas a la vez, tiraron al agua a la cuarta.

Las personas soportamos mal que nuestras explicaciones sobre la vida no la aclaren totalmente y muchas veces preferimos insistir en nuestra teoría que atender a la realidad.

LA LEYENDA DE NARCISO

Narciso era un joven extremadamente bello, del cual todos se enamoraban con tan solo verlo, hombres y mujeres por igual, pero Narciso siempre se negaba porque nadie era igual de hermoso como él.

Un día Narciso se encontraba caminando por el bosque, camino y camino durante horas, intentando encontrar algo igual de hermoso que él, pero no logro encontrar nada que se acercara a su belleza.

Después de un tiempo se sintió cansado de tanto caminar y decidió acercarse al rio a tomar un poco de agua, al hacerlo observo su reflejo en el agua, de inmediato quedo enamorado de su propio reflejo, miro y miro hasta que se arrojó al agua para alcanzar su reflejo, pero al hacerlo se ahogó en el rio. Los dioses al ver que Narciso había muerto, hicieron que una bella planta creciera en la orilla de esa rio.

EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS

Refiere una antigua leyenda que un niño que todavía no había nacido, le dijo un día a Dios:

-Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero ¿Cómo viviré allá tan pequeño y tan débil como soy?

-Entre los muchos ángeles escogí uno que te esperará- le contestó Dios.

-Pero dime Dios, acá en el cielo no hago más que cantar y sonreír y eso basta para mi felicidad. ¿Podré hacerlo allá?

-Yo enviaré un ángel para que cante y sonría para ti todos los días. Y te sentirás feliz con sus canciones y sonrisas.

-¿Y cómo entenderé cuando me hablen si no conozco el extraño idioma de los hombres?

-Un ángel te hablará las palabras más dulces y más tiernas que escuchan los humanos. Él te enseñará.

-¿Qué haré cuando quiera hablar contigo?

-Un ángel juntará tus manitas y te enseñará una oración.

-Señor, he oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?

-Un ángel te defenderá aunque le cueste la vida.

-Señor-le dijo el niño- pero estaré siempre triste porque no te veré más, me sentiré muy solo.

-Un ángel te hablará siempre de mí y te mostrará el camino para un día volver a mi Presencia.

En ese instante una inmensa paz reinaba en el cielo, no se escuchaban voces terrestres. El niño repetía suavemente: Señor, dime el nombre del ángel. Señor, dime el nombre del ángel..Quiero saber su nombre.

-El Señor contestó: se llama: Mamá.

CUENTOS

SAN JORGE Y EL DRAGON

Se dice que hace mucho tiempo la ciudad de Montblanc vivía angustiada por la presencia de un feroz dragón. Un dragón que volaba, escupía fuego y de tan terrible aliento que algunos morían al olerlo.

Ese dragón era la pesadilla de los ganaderos, pues se comía todo el ganado que encontraba. Se comió todos los conejos de desayuno. Al mediodía acabó con todos los cerdos. De merienda le vino bien comerse a todas las ovejas. Y la cena fueron todas las vacas.

Cuando ya no quedaba nada que darle de comer al dragón, este les exigió que cada semana se le entregase un chico o una chica de la ciudad para comer, de lo contrario, acabaría con la ciudad.

Los habitantes de la ciudad estaban aterrados. Decidieron que se elegiría por sorteo entre todos jóvenes de la ciudad quién sería el desafortunado que debía servir de alimento a tan despiadado dragón.

La primera afortunada fue, ni más ni menos, que la hija del Rey. La joven princesa se puso a llorar desconsolada. También su padre lo hizo, que aún siendo el Rey y poder cambiar las leyes a su antojo, pensó ... ¿quién iba a ofrecer a sus hijos para calmar el dragón si el propio Rey rehuía de ello?

Así que cuando la princesa salió al encuentro del dragón, el Rey y todos los ciudadanos

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