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Libro: ¿Quién es el hombre?


Enviado por   •  13 de Octubre de 2015  •  Ensayos  •  3.581 Palabras (15 Páginas)  •  347 Visitas

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¿Quién es el hombre?

Leonardo Polo

Abel Hernández Llanos.

1º Estudios Eclesiásticos.

Profesor: Don Juan Manuel Yanes Marrero

Introducción.

El libro “Quién es el hombre” pretender realizar, con gran hondura y profundidad filosófica un estudio del hombre. Abarcando, para ello, diversas teorías que son explicadas y razonadas por Leonardo Polo, reconocido filósofo español. El autor nos expone su pensamiento antropológico con todo lujo de detalles y de forma escrupulosa atendiendo a responder las exigencias de lectores más preparados y especializados en la materia. Polo muestra, de esta manera, un punto de vista radicalmente contrario a las teorías materialistas o reduccionistas en las que el hombre queda degradado a la categoría física o al nivel de una máquina compleja.

Comentario del libro y valoración personal.

Es en el primer capítulo del libro donde el autor se centra en un tema realmente interesante; el hombre ante los problemas. Así, Leonardo Polo da aquí la primera característica del ser humano; según él, el hombre es un continuo creador y solucionador de problemas. Afirma que el ser humano es capaz de resolver problemas más complejos que cualquier otro ser viviente, pero igualmente, es capaz de crearse más problemas que todos los demás. Más adelante, continua diciendo que el ser humano es también un ser temporal, y es precisamente esta característica la que le lleva a la otra: como el ser humano es temporal ha de resolver los problemas que se le presentan en el tiempo gracias a las soluciones que ya han sido utilizadas tiempo atrás y que ahora conocemos gracias a la memoria, ésta nos permite conservar en la mente todo lo que hemos hecho, teniendo así una cierta seguridad sobre lo que está por venir. Otra característica en relación a ello de especial importancia que encontramos en el segundo capítulo es que el hombre está destinado, gracias a la capacidad de aprender y guardar en la memoria lo aprendido, a conocer la verdad. Los problemas que se le presentan al ser humano son, casi siempre, imprevisibles: por ello el hombre puede estar en equilibrio o, por el contrario, en una situación de desestabilidad.

Se ocupa el autor, en este primer capítulo, de exponer con total claridad el “Trilema del barón” con el cual pone de manifiesto que la ciencia actual prácticamente no tiene ningún fundamento.  Afirma que la ciencia “no es un sistema completo, carece de coherencia” y “no se basta a sí misma[1].

[pic 1]

Y desde mi punto de vista, creo que este tema es directamente relacionable con la realidad que hoy en día estamos viviendo en nuestro panorama intelectual. A raíz de los grandes descubrimientos científicos que empezaron con la revolución científica en el siglo XVI y los agigantados avances actuales -especialmente en medicina, tecnología y neurociencia-, el hombre ha creído que es capaz de dominar el mundo por sí sólo, buscando ocupar el puesto de Dios y liberándose de la carga que supone tener que creer en algo que lo supera y que no lo puede abarcar. La ciencia se ha apoderado, en muchas ocasiones, del territorio de la filosofía y ha planteado posturas que, en ningún caso, pueden ser justificadas desde puntos de vista científicos.

Con Newton comienza la ciencia moderna. Las ciencias positivas son ciencias abstractas que consideran unos juicios abstractos para determinar unas leyes. Sin embargo, este método tiene sus inconvenientes: El reduccionismo. Se puede considerar erróneamente que no puede haber nada más allá de la ciencia. Este fenómeno es especialmente notable en el panorama científico actual. El neopositivismo, el reduccionismo y el cientificismo son fenómenos realmente preocupantes pues afirman que es imposible la existencia del alma y el fenómeno de la trascendencia.

Lo mismo sucede con Marx. Pues él rechaza la interdisciplinariedad, en cierto sentido, para dar paso a la economía, que es capaz de explicar la realidad del hombre en su conjunto. Ello es un ejemplo de que no se puede conocer la realidad desde una única perspectiva pues el resultado sería la visión de una realidad sesgada y parcial.

[pic 2]

El siguiente capítulo abarca más concretamente el tema de las limitaciones del método analítico como medio de conocimiento del “todo” de la realidad. Afirma que le método analítico por sí mismo no basta, que es incompleto. El autor afirma que hay realidades que pueden ser analizadas por partes, como puede ser un robot, pues éste está formado por piezas que están interrelacionadas. Sin embargo, esto no se puede dar en otras realidades en la que la suma de las partes no es el todo. Hay realidades que están estrictamente relacionadas y que, eliminando factores, nunca se podrá conocer la totalidad de lo analizado. “Es imposible que no haya efectos secundarios si los remedios son parciales”[2].

Otro aspecto que se resalta del hombre es que puede enfermar, de diferente manera que los animales. El modo de afrontar las enfermedades es realmente peculiar. Al hombre le afectan más las enfermedades que a los animales; es, por tanto, lógico que el hombre haya inventado la medicina muchísimo antes que la ciencia moderna.

[pic 3]

El capítulo III está casi íntegramente centrado en el proceso de hominización. En especial, como se han desarrollado las manos, el rostro y la cabeza.

Si hay algo realmente impresionante del hombre es su capacidad de descubrir cosas inesperadas. El ser humano tiene una capacidad inventiva, realiza descubrimientos no programados. El hombre inventó el arco, la jabalina y la flecha. Por ello es evidente que cualquier tipo de explicación mecanicista que pretenda dar luz para conocer por qué el hombre es como es completamente insuficiente y no puede dar explicación “para las cosas más elementalmente humanas, que son enormemente complicadas y ricas[3].

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Ya en el capítulo cuarto Leonardo Polo hace un análisis de la sociedad civil y el fenómeno de las familias enfocándolo desde las alternativas de la vida humana.

Así, dentro de una familia humana no hay relaciones de cierto tipo, como pueden ser las relaciones sexuales o, en principio, comerciales. El comercio no es esencialmente una relación familiar, es extrafamiliar. Dentro del núcleo familiar no se da este tipo de dependencia, que está reservada para las correspondencias entre familias. Mientras que un hermano no se casa con una hermana, éste se casa con una integrante de otra familia. En ciertas culturas cuando una hija se ha de casar con el hijo de otra familia, esta ha de pagar una dote: con ello reconocemos que las relaciones extrafamiliares bien pueden ser económicas, mientras que dentro, por el contrario, no.

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