Los valores en la ética

Durante los últimos años, el incremento de los índices delictivos, la lucha de poder, la lucha por los territorios, el aumento de violencia, son más comunes hoy en día, y pasan de ser preocupantes o cotidiano, el ser humano se adapta y acostumbra a lo que vive diariamente.

La sociedad cada vez se hace más indiferente a lo que paso a su alrededor, ya no somos capaces de apoyar a nuestros semejantes, ya que carecemos de valores, quizá porque así lo aprendimos en casa, en la escuela o donde nos desarrollamos, o tal vez alguna circunstancia influyo para que las olvidáramos, o simplemente las pasamos por alto.

Por ejemplo, si vamos en el transporte y sube una persona de la tercera edad, una mujer embarazada, o alguna persona con alguna discapacidad, y nosotros estamos sentados, no somos capaces de ceder el asiento, preferimos tomar el celular y fingir que no vemos, o fingir que estamos dormidos y esperar a que otra persona tome la iniciativa de ceder su lugar, también podríamos decir, “porque dar mi lugar si yo estuve trabajando todo el día y vengo cansado” no somos capaces de tener empatía y pensar que esa persona lo necesita más que nosotros.

Para Manuel González Oscoy, académico de la facultad de Psicología de la UNAM, la pérdida de valores, es en realidad es una transformación y depende de cada persona, cultura y sociedad.

Adquirimos los valores durante toda nuestra vida, primeramente en casa, como el respeto “saluda”, “se dice gracias”, la honestidad, “no tomes lo que no es tuyo”, “no mientas”, posteriormente en la escuela, donde los ponemos en práctica, y aprendemos aún más, el desarrollo de estos valores, atraviesan por varias etapas, y una de las primeras es, ña negación que normalmente adquirimos a partir de concreciones, como cuando nos dicen, “no toques”, “no agarres”, “no hagas”.

Todo lo que aprendemos en la infancia es a través del lenguaje y del juego, mediante actividades recreativas que nos permite interactuar y convivir de una mejor manera con otras personas, obedeciendo reglas como: “si corro, no empujo”, “debo esperar mi turno”, “debo compartir las cosas”.

En la adolescencia lo que aprendimos en la infancia, se replantea, se cuestiona, se modifica e incluso se elimina, debido a que hacemos una selección de ellos, mediante las emociones, el juicio y la toma de decisiones.

De acuerdo con Manuel González, la pérdida de valores es una sustitución y pasan de ser antivalores, por ejemplo, cuando somos más tolerantes en algunos aspectos, pero en otros no, o con algunas personas más que con otras.

Con esto una persona puede ir en contra y ver solo por sus propios intereses, guiado por sus valores individuales yendo en contra de lo que la sociedad generalmente aceptaría.

Aun así existen formas de recuperar aquellos valores perdidos u olvidados, por medio de campañas de tv y radio que fomentan la progresión de los valores enviúdales a los comunitarios, tal como lo hemos visto y vivido en esta pandemia, “si te cuidas, me cuidas”, “si usas el cobre bocas, no solo te cuidas tú, también cuidas a los demás”, o en cualquier otra circunstancia, como ceder el paso al peatón, en el cruce, respetar el uno a uno o simplemente cediendo el lugar a la señora de la tercera edad.

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