MArxismo Desde Bobbio

Marx

En este apartado, Bobbio, nos indica que hará énfasis en la Teoría general del Estado. Porque Marx no escribió ninguna obra dedicada expresamente al problema del Edo.

El pensamiento de Marx, según Bobbio, es una concepción negativa del Estado en comparación con la positiva de su predecesor y antagonista Hegel.

Así, para Marx, el Estado no es otra cosa más que el reflejo de las contradicciones de la ratio y la metafísica. Por ello, considera al Estado como un instrumento de dominación, el cual tiene una concepción técnica que se opone a la prevaleciente concepción ética de los anteriores teóricos.

Los dos elementos principales de la teoría marxista del Estado son: a) la consideración del Estado como pura y simple superestructura que refleja la situación de las relaciones determinadas por la base social; y b) la identificación del Estado con el aparato o aparatos de los que se vale la clase dominante para mantener su dominio. Por este motivo, la razón del Estado no persigue un fin noble, sino el bien particular de quien gobierna. Bajo este argumento, Bobbio menciona que la posición ideológica de Marx sobre la Teoría del Estado representa el fin de la “superstición política”.

“El conjunto de estas relaciones de producción es la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la que se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales determinadas de conciencia” p.11

“El poder político es el poder de una clase organizada para oprimir con él a otra”. Cap. II

En una concepción negativa del Estado, cualquiera que se la forma de gobierno siempre es malo. Por eso, se hace énfasis en la relación existente entre la clase dominante, cualquiera que sea la forma institucional como esté revestida (relaciones de producción).

Todo Estado es una forma de despotismo; es decir, según Marx, existen dos formas de relaciones entre los individuos, una es la forma ideal que es pura; y otra, es la forma real que refleja las condiciones existentes en la praxis.

Incluso en ciertos momentos de graves tensiones sociales, Marx, expone que la burguesía para alcanzar su poderío económico puede ser capaz de renunciar al poder político, a través de un dictador, hasta que el orden sea restablecido. Lo que cambia, entonces, es el titular del poder político, mas no la naturaleza despótica del Estado.

Por otro lado, en el lenguaje marxista que ha tenido más éxito para idicar el dominio de una clase sobre otra no es el término de “despotismo”, sino la “dictadura”: las expresiones “dictadura de la burguseía y dictadura del proletariado” se han vuelto comunes en la teoría política marxista para designar respectivamente al Estado burgués y al proletario.

“… 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas del desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce necesariamente a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases.”

Entonces, la dictadura significa la relación fundamental de dominación que deriva de la forma de producción, que en cierto sentido es indiferente para la forma de gobierno. En otras palabras: la eventual discontinuidad de las formas de gobierno no coincide con la continuidad de la relación de dominación, desde el momento en que ésta siempre se encuentra, hasta que no cambian las relaciones sociales, o sea, las relaciones subyacentes bajo las formas políticas, la forma de gobierno adecuada para la sustancia.

A su vez, Marx aportó un criterio para dividir las diversas etapas históricas, a partir de la evolución de las relaciones de producción, según la cual la humanidad pasó de la sociedad

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