Max Scheler. -El puesto del hombre en el cosmos-

EL PUESTO DEL HOMBRE EN EL COSMOS.

Para Max Scheler, el Hombre de la actualidad es el más problemático que se ha presentado a lo largo de la Historia, por esta razón se propone a elaborar una nueva antropología filosófica sobre éste, en su más amplia base, desde concentrarnos en esclarecer la esencia, como tanto su relación con el animal y la planta y el singular puesto metafísico del mismo. Scheler parte con esto al escuchar las típicas ideas tradicionales sobre el Hombre, desde posiciones científicas, filosóficas y teológicas, que para éste no son suficientes por no ser una cohesión, es decir no son un concepto de unidad, sino que cada una interpreta al hombre desde su punto de vista.

Scheler hace una diferencia entre el instinto de la planta, el animal y el del hombre, en la planta más que un instinto es un impulso afectivo sin conciencia, ni sensación, ni representación. Los animales superiores tienen sensaciones orgánicas que responden a un estímulo de hambre, o de peligro alguno y además para su sobrevivencia responden a estímulos de conducta basándose en pruebas y errores. En el Hombre el instinto está relacionado orgánicamente en lo relativo a mantener y preservar la vida humana.

Otra de las diferencias primordiales del Hombre con los animales es la facultad de la inteligencia práctica, ya que el sentido último es una acción, por medio del cual el organismo alcanza o falla su fin impulsivo a diferencia de los animales que actúan a base de memoria e instinto, el hombre emplea la inteligencia que la traduce en símbolos y herramientas. Y tanto por los caracteres distintivos del Hombre, desde el equilibrio del cráneo, de la mano de pulgar oponible, el retroceso de la mandíbula y de los dientes. La palabra Hombre pues, designa en efecto, un conjunto de cosas que se oponen del modo más riguroso al concepto de “animal en general”. Sin embargo, el autor hace mención sobre la inteligencia primitiva de los chimpancés y está convencido de que efectivamente las pruebas sometidas a estos animales arrojan resultados de una inteligencia, aunque primitiva pero al fin de cuentas inteligencia. Ante esto Scheler se plantea ¿Cuál sería el umbral de la separación entre el Hombre y los animales? puesto que no es la inteligencia, tampoco la facultad de elegir, entonces ¿Cuál es el puesto del Hombre en la tierra? Algunos filósofos señalan que es la razón lo que realmente nos diferencia de los animales, y  para Scheler esto va más allá de la razón y trastoca el umbral del espíritu. Para Max el Hombre como “ser espiritual” aspira a la libertad o autonomía existencial, esto significa que el Hombre no está vinculado ya a la inteligencia impulsiva proveniente de la vida, al ser libre ya no está  “frente al mundo”, sino está  “abierto a él”. Semejante ser espiritual eleva el “medio” a “mundo”, los centros de resistencia los eleva a nociones de “objetos”. Una vez que el hombre ha hecho de la naturaleza su objeto, se vuelve sobre sí mismo y se pregunta dónde está y cuál es su lugar en el mundo; descubriendo que existe la posibilidad de la nada absoluta, lo que hace que se siga cuestionando. Esta esfera de un ser absoluto pertenece a la esencia del hombre, como la conciencia de sí mismo y la conciencia del mundo, al margen de que sea posible o no el conocimiento o la vivencia; porque la conciencia del mundo, la conciencia de sí mismo y la conciencia de Dios representan una unidad estructural.

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