Meditaciones

MEDITACIONES CONCERNIENTES A LA FILOSOFIA

En las meditaciones Descartes comienza buscando verdades absolutas, pone como ejemplo un trozo de cera para distinguir lo que se aprende por los sentidos y por la mente; así se pudo ver como se desarrolla una nueva definición de las características de un cuerpo, por ejemplo el color, la forma y el olor de la cera cambian cuando se calienta. La cera es cera, ya sea dura o blanda.

Descartes dice que percibimos todo esto que cambia a través de los sentidos, y por eso los sentidos no nos dicen nada de las cosas esenciales de la cera. Sólo el examen atento de nuestras mentes revela que las características de la cera, son por su esencia extensas y flexibles.

Dice Descartes que la mente es una cosa y los sentidos otra, y que lo que la mente sabe con certeza no proviene de los sentidos. Descartes describe la mente completamente separada del cuerpo.

Descartes comparte la preocupación de los filósofos medievales por la existencia de Dios, pero a diferencia de las pruebas anteriores de su existencia, la de Descartes depende de la demostración anterior de su propia existencia. Esto es un cambio importante.

El no se satisface con una verdad que algún sabio haya hecho antes y tampoco con la que el mismo pudo haber creído unos minutos antes.

Descartes, un filósofo renacentista, pasa gran parte de su tiempo tratando de salir de sus propias ideas. No le preocupa tanto el desorden del Universo sino el desorden de sus propios pensamientos. El abismo que preocupa a Descartes es el que existe entre su pensamiento y su objeto. No piensa tanto sobre el Universo y Dios como acerca de su propio pensar sobre el Universo y Dios.

En Meditación I, Descartes comienza a interrogarse por la cuestión fundamental de su pensamiento: ¿hay algo que pueda conocer con completa certeza? En su búsqueda de certeza, se dedica a dudar de todas sus opiniones anteriores. Si hay cualquier posibilidad de dudar de ellas, no pueden ser completamente ciertas.

Las cosas como cambian tanto en el mundo hace que el dude de sus sentidos, hasta le es difícil distinguir el sueño de la realidad ya que cuando se sueña se siente y al despertar te das cuenta que no era real, entonces él piensa que tal vez en este momento podría estar soñando y por lo tanto no se puede confiar de los sentidos. En este punto, no encuentra ningún método cierto de distinguir los sueños de la vigilia. Imagina que hay un ser maligno, un gran mentiroso, que le confunde en todo momento. Si pudiera encontrar una verdad, ni siquiera un ser maligno todo poderoso podría hacerle dudar de ella, habría encontrado una certeza inicial segura.

La Meditación II rescata el proyecto de la duda del escepticismo absoluto por el famoso argumento de que la única idea de la que no se puede dudar es "Yo dudo".

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