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Metafísica, Descartes


Enviado por   •  25 de Junio de 2014  •  3.871 Palabras (16 Páginas)  •  316 Visitas

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MEDITACIONES METAFÍSICAS DE DESCARTES

Introducción

René Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna ya que ésta se desenvuelve partiendo de la idea de que la mente se descubre a sí misma, justificando mediante la acción de su propio pensamiento el conocimiento y el ser; lo cual se concentra en la frase de Descartes: “Cogito ergo sum” (pienso, por lo tanto existo). Estas palabras expresan uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: que mi pensamiento, y por lo tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas, convirtiéndose en elemento fundamental del racionalismo occidental; con ella el gran filósofo francés expresa el descubrimiento de una verdad incuestionable, pero también un ámbito nuevo de lo real: la subjetividad individual autoconsciente. De esta forma Descartes inaugura una nueva época: la Modernidad, con sus pretensiones revolucionarias de autonomía de la Razón.

Según Descartes, el ser humano es un compuesto de sustancia pensante y sustancia extensa. A esta dicotomía las denomina como “res cogitans y res extensa”. Para Descartes la “Res cogitans” (pensamiento), la esencia de esta sustancia, dice Descartés, es el pensamiento y sus propiedades no son sino diferentes modos de pensar: la imaginación, el sentimiento y la voluntad como nos dice en las “Meditaciones Metafísicas”: “una cosa que piensa es una cosa que duda, que entiende, que concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también y que siente”. Por el contrario en la “Res extensa” (el cuerpo), la naturaleza y esencia de esta sustancia es la extensión en longitud, anchura y profundidad. El resto de características que podamos atribuir a los cuerpos (como la figura y el movimiento) presuponen la extensión, siendo esta una concepción geométrica o matematizante de la realidad. Para Descartes los animales son pura extensión, no poseen mente alguna.

Descartes propone un método, el cartesiano, que ha de ser matemático y universal, sea cual sea su aplicación o campo del saber a que se refiera a fin de evitar el error, permitiendo aumentar los conocimientos y descubriendo nuevas verdades.

La publicación de las “Meditaciones metafísicas” (1641), con las respuestas de Descartes a las objeciones planteadas por siete de sus críticos, señala el comienzo de la polémica en torno al cartesianismo. A lo largo de las seis meditaciones de las que consta el libro, el principal objetivo de Descartes es la demostración de Dios y la inmortalidad del alma, mediante razonamientos lógicos; así como definir las bases del conocimiento. Descartes busca encontrar “la verdad” de las cosas a través de la razón y para ello nos dice que hemos de dudar de todas las cosas (duda metódica), especialmente de las materiales, librarnos de los perjuicios y acostumbrar a nuestro espíritu a desligarse de los sentidos.

RESUMEN

Meditación Primera (De las cosas que pueden ponerse en duda)

En la primera meditación Descartes nos dice que desde su niñez había admitido como verdaderas una porción de opiniones falsas. Al cuestionarse esos principios, y no por ligereza sino por fuertes razones, ha de liberarse de antiguos prejuicios. Y para esto no será necesario que demuestre que todos ellos son falsos, bastará para rechazarlos que encuentre, en cada uno, razones para ponerlo en duda. También nos habla de las razones por las cuales podemos dudar en general de todas las cosas y, en particular de las materiales, motivo por el cual nos insta a acostumbrar a nuestro espíritu a desligarse de los sentidos, pues todo lo que se tiene por verdadero y seguro lo ha aprendido de ellos y ha podido experimentar que no se puede confiar por completo en ellos pues a veces nos engañan; aunque por otro lado los sentidos nos muestran cosas de las que no se puede razonablemente dudar. Para ello Descartes nos refiere la sensación que se tiene, al soñar, de estar viviendo una realidad; al ser difícil distinguir el sueño de la vigilia y, a pesar de que lo que en ellos se vea son meramente una ilusión, ésta ha de estar basada en realidades al no poder inventar algo totalmente novedoso sin que nunca haya sido visto o sea el resultado de una mezcla y composición de partes diferentes. También añade que, aún en el caso de que alguien pudiese en realidad crear algo completamente nuevo, los colores de los que estaría compuesto serían verdaderos (verdad absoluta). Para Descartes las ciencias que dependen de la consideración de las cosas compuestas, son muy dudosas e inciertas (física, astronomía, medicina) ; por el contrario las que tratan cosas muy simples y generales (aritmética, geometría), sin preocuparse mucho de si están o no en la naturaleza, contienen una verdad que prevalece. Descartes pone como ejemplo que el hecho de que uno esté dormido o despierto no cambia la verdad tan clara de que dos más tres suman cinco, o que el cuadrado nunca tendrá más de cuatro lados. Mas aún así, Descartes crea la incertidumbre de que exista un dios – al que él denomina “genio” o espíritu maligno para diferenciarlo del Dios cristiano que es todo bondad – que le haga equivocarse siempre al hacer dicha suma o contar los lados del cuadrado, añadiendo que quizá algunos preferirán negar la existencia de tan poderoso Dios a creer que todas las demás cosas son inciertas.

En esta primera meditación, Descartes no cuenta que, al cuestionarse todo lo que antes creía verdadero, a partir de entonces, de hallar algo cierto y seguro en las ciencias, se abstendrá de darle crédito, demostrando desconfianza hasta llegar a una firmación de la que no pueda dudar, de la que tenga absoluta certeza, a través de la meditación y el conocimiento.

Meditación Segunda (De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil conocer que el cuerpo.

Llegado a este punto, en la 2ª Meditación Metafísica, y una vez destruidos todos los conocimientos que había adquirido durante su vida, Descartes busca volverlos a reconstruir mediante un patrón fiable y de mucha más solidez y para ello aplica la duda a la propia duda, encontrando un elemento que prevalece a ésta: “si dudo que dudo puedo tener la certeza de que estoy dudando; lo cual implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es indudable que estoy existiendo”. Descartes llega a la conclusión de que si piensa, existe, siendo ésta la primera verdad absoluta a partir de la cual va a construir todo el conocimiento. Este pensamiento queda plasmado en su célebre la frase “cogito

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