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Mito De Sisifo


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2013  •  1.338 Palabras (6 Páginas)  •  363 Visitas

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EL MITO DE SÍSIFO

Los dioses habían condenado a Sísifo a subir sin cesar una roca hasta la cima de

una montaña desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado

con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin

esperanza.

Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales.

No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello

contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le llevaron a convertirse

en el trabajador inútil de los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con

los dioses. Reveló los secretos de éstos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por

Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Este, que conocía

el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a

la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestiales. Por ello

le castigaron enviándole al infierno. Hornero nos cuenta también que Sísifo había

encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su; imperio

desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de las

manos de su vencedor.

Se dice también que Sísifo, cuando estaba a punto de morir, quiso

imprudentemente poner a prueba el amor de su esposa. Le ordenó que arrojara su

cuerpo insepulto en medio de la plaza pública. Sísifo se encontró en los infiernos y

allí, irritado por una obediencia tan contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el

permiso para volver a la tierra con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió

a ver el rostro de este mundo, a gustar del agua y del sol, de las piedras cálidas y del

mar, ya no quiso volver a la oscuridad infernal. Los llamamientos, las iras y las

advertencias no sirvieron de nada. Vivió muchos años más ante la curva del golfo, la

mar brillante y las sonrisas de la tierra. Fue necesario un decreto de los dioses.

Mercurio bajó a la tierra a coger al audaz

por el cuello, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los infiernos,

donde estaba ya preparada su roca.

Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus

pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su

apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser se

dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta

tierra. No se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. Los mitos están hechos para

que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el

esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarlaa subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada

a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie

que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos

llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el

tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces cómo la piedra

desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volver

a subirla hasta las cimas, y baja de nuevo a la llanura.

Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca

de las piedras es ya él mismo piedra. Veo a ese hombre volver a bajar con paso lento

pero igual hacia el tormento cuyo fin no conocerá jamás. Esta hora que es como una

respiración y que vuelve tan seguramente como su desdicha, es la hora de la

conciencia. En cada uno de los instantes en que abandona las cimas y se hunde poco

a poco en las guaridas de los dioses, es superior a su destino. Es más fuerte que su

roca.

Si este mito es trágico lo es porque su protagonista tiene conciencia. ¿En qué

consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de

conseguir

...

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